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Fe de erratas · Édgar Velasco




Fe de erratas, de Édgar Velasco, reúne

trece cuentos que pasan por el humor,

la violencia, el absurdo o todo junto.

REALIDAD

Bueno, debo comenzar recordando que Jalisco es conocido como uno de los estados más conservadores del país. Históricamente ha sido un bastión para la ultraderecha —vamos, aquí surgieron los Tecos y el Yunque, nomás por citar dos ejemplos "notables". Supongo que algo de eso permea la forma en la que escribo, pero no se da de manera premeditada. Quiero pensar que lo que escribo va más allá del lugar en el que nací y que puede resultar interesante para cualquier lector, donde crea que se tope con mis textos, cuente o no con esa idiosincrasia.

Por otra parte, creo que algunos de los temas que abordo en los textos trascienden las fronteras jaliscienses. Por ejemplo, el paso de las caravanas de migrantes hondureños sirvió para que la sociedad mexicana en su conjunto enseñara el cobre y mostrara su xenofobia, clasismo y racismo en todo su esplendor. El cuento Jardines del Bosque, en el que el punto de partida es precisamente el paso de migrantes por la ciudad, lo escribí hace ya varios años y resulta que de pronto, y lamentablemente, cobró una renovada vigencia. Otro ejemplo: la pederastia, en este caso la que tiene como protagonistas a sacerdotes de la iglesia católica, es algo que ha venido denunciándose escalonadamente en muchos lugares del país y del mundo. En ese sentido, repito, más que una idiosincrasia tapatía creo que en realidad lo que influye en los textos es la realidad que topo cada día en la calle, en la red, en las noticias.

EVOLUCIÓN

Me parece que Ciudad es un libro más "callejero", por llamarlo de alguna manera. Es un libro que escribí cuando trabajaba como reportero en un diario de Guadalajara, muchos de los textos los empecé a escribir en la redacción, entre nota y nota, y entonces eso te da otra perspectiva, otro ritmo. Fe de erratas tiene, creo, otro manejo del tiempo, otro catálogo de historias. Los disparadores creativos que tuvo uno y otro libro son muy diferentes.

Ahora bien, en ambos hay la misma búsqueda de cuidado del ritmo, del fraseo, de ofrecer diferentes registros, voces y abordajes entre cada una de las historias. Aunque creo que el más indicado para decir si se ha logrado o no es el lector. Ocurre, por ejemplo, que he recibido comentarios sobre la presencia del humor negro en los relatos de ambos volúmenes, pero me da curiosidad saber dónde el lector ha detectado esas presencias. Yo coloco ciertas "provocaciones" en los relatos, pero creo que cómo son recibidas es algo que corre por cuenta del lector, que puede reírse o indignarse o simplemente pasar de largo.

PERIODISMO

Creo que mi narrativa está permeada por el periodismo en general, no por la nota roja. O bueno, no solo por la nota roja. Comencé trabajando en un periódico como corrector de estilo, luego me volví reportero. He sido editor de diario y columnista. Últimamente he venido fungiendo como coeditor en una revista, entonces definitivamente todo eso influye al momento de narrar. Digamos que, de alguna manera, con la careta de reportero propongo una historia que luego leo con la careta de editor para encontrarle posibles lados flacos y errores. En ese sentido, creo que puedo jugar en ambos bandos y eso enriquece el proceso creativo.

Sobre si son trasuntos de hechos verídicos o no, debo decir que todas y cada una de las historias tienen su punto de partida en un hecho real, que yo mismo viví, presencié o me enteré. ¿Cuál es? Lo dejo a la imaginación del lector. A partir de ese detonante hay dos preguntas: ¿Qué tuvo que pasar para que esto ocurriera? y ¿Qué pasaría si luego de esto, pasara esto otro? La búsqueda de esas respuestas da como resultado cada uno de los relatos compilados en mis dos libros de cuentos y en la plaquette Eutanasia.

AUTORES

Tengo suficientes deudas con el banco y con diferentes acreedores como para además deberle a los autores. No pienso las lecturas en términos de deudas o la otra palabra que suele usarse en estos casos: influencias. Me parece, igual y es una neurosis personal, que cuando uno reconoce ciertas influencias la primera interpretación que se da es que uno busca escribir emulando o imitando a esos autores. Y lo cierto es que creo que lo que buscamos todos, o casi todos, es hacer nuestra propia búsqueda creativa y estilística y aportar un poco, o aunque sea simbólicamente, a esa gran cosa que es la literatura.

Me gusta pensar que al momento de sentarse frente al documento en blanco y empezar a teclear pasa por nosotros todo lo que hemos consumido, llámense lecturas, películas, artes plásticas, música, series, cómics, graffitis, amistades, viajes, etcétera. Todo nos afecta. Entonces, partiendo de esto, puedo señalar como mis indispensables a Jorge Ibargüengoitia, Francisco Hinojosa, Daniel Sada, Juan José Arreola, Boris Vian, J. R. R. Tolkien, Rubem Fonseca, Salman Rushdie, Anthony Burguess, Umberto Eco. Soy muy malo para guiñar los ojos, y también para hacer guiños en mis relatos, así que creo que es evidente que Fe de erratas tiene un par de guiñhomenajes a Rulfo, Vian, Fonseca, Roberto Fontanarrosa, Mary Shelley, que espero hayan quedado bien logrados. De todos ellos me interesa su manera de enfrentarse a los acontecimientos, filtrarlos y convertirlos en diferentes registros que pasan por el humor, la violencia, el realismo, el absurdo o todo junto.

FAMILIA

Siempre he dicho y lo reitero: formar parte de Paraíso Perdido es como formar parte de una familia. Estoy muy contento con el trabajo que realiza el equipo encabezado por Antonio Marts. Siempre están buscando la manera de llegar a más espacios para distribuir el libro, generar dinámicas para conectar con las nuevas generaciones de lectores, llevando los libros a lugares que hasta hace poco eran poco convencionales pero que es donde están aquellos que pueden toparse con nuestras historias.

Por otro lado, como autor agradezco formar parte de una editorial que siempre está pendiente de las cosas en las que se encuentran sus autores, que busca provocarlos a través de diferentes ejercicios y actividades que, si bien están relacionados con los libros y las historias, no se limita a eso, como videos, mesas, foros, etcétera.

FAVORITOS

Creo que esta es la cuestión más difícil, porque me cuesta trabajo tomar partido por un solo cuento. Por supuesto me gusta mucho —muchísimo— el relato que abre el libro, La vida después de la muerte, y que a partir del tema de la donación de órganos es una reflexión sobre el amor y la manera en que éste se abre maneras para perdurar. Además, es el texto que inspiró la maravillosa ilustración de JIS que funciona como portada del libro.

Me gusta también Tercera edad por la manera en que resolví la historia de dos ancianos, compañeros de cuarto en un asilo, buscando el por qué un viejo decide de pronto matar a su compañero de cuarto.

También disfruté mucho haciendo Tiempo extra, que fue uno de los últimos relatos que escribí, ya sobre la entrega del manuscrito original a la editorial, y que pretende recrear lo que algunos llaman la intensidad del fútbol.

Hay también tres historias, que sirven como pequeños respiros, que decidí abordar en forma de fábula a partir de animales de tierra, aire y agua, que fueron divertimentos que al final creo que se acoplaron muy bien al conjunto.

LIT LAT

Bueno, creo que tanto México como América Latina siempre han sido tierra fértil para la creación en todas las áreas, y por supuesto la literaria, que es la que nos atañe. Como autor uno siempre está buscando darle salida a sus creaciones. Por supuesto que da curiosidad formar parte de un gran sello, por todas las ventajas que ofrece en cuanto alcance y difusión. Pero también es cierto que la labor de las editoriales independientes es fundamental para la exploración de nuevas voces, autores que difícilmente pueden encontrar cabida en un sello transnacional que, de alguna manera, está sujeto a buscar el éxito comercial. Aunque el trabajo de las independientes es agotador porque casi siempre se hace desde la escasez de recursos, buscando apoyos de todos lados, a contracorriente y compitiendo contra los grandes consorcios, lo cierto es que son fundamentales para abrir espacios a otras voces que incluso pueden después encontrar un espacio en eso llamado mainstream, que tampoco está mal.

MARKETING

Es parte del juego. Creo que está superada la idea del autor huraño, encerrado en una cabaña en despoblado escribiendo. Si bien no uno no escribe a modo para complacer a un hipotético lector, sí creo que cuando uno se pone a escribir es precisamente para ser leído. Y de alguna manera encontrarse con los lectores es fundamental en estos tiempos, conocer sus impresiones, ir en su búsqueda. Y para realizar esta búsqueda hay que usar las herramientas que tenemos a la mano, como son las redes sociales, el diálogo con los lectores, las postales, etcétera. No hay que tenerle miedo ni al diablo, mucho menos a la publicidad, creo yo.

LEER

A un autor incipiente le daría el consejo típico, porque a pesar de estar trillado, es el más eficaz: que lea. Que lea mucho. Que lea de todo. Por supuesto, que escriba, que pruebe, que se arriesgue y que se equivoque. A algunos les funciona acudir a un taller, porque les permite recibir retroalimentaciones. En ese caso, que aguante los madrazos pero también que defienda sus textos, que se aferre pero que también esté dispuesto a cambiar. Finalmente cierro con una cosa que dijo Salman Rushdie en su visita más reciente a Guadalajara, hace un par de años: «Escribe solo de lo que conoces, pero solo si lo que conoces es realmente interesante. Si no es así, escribe de lo que no conoces. La ficción es eso, ficción, y entonces podemos inventar cosas. Si todos soñamos, entonces soñemos en papel».

Edición de textos: Christian Núñez. Imágenes: Cortesía Paraíso Perdido.


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Orillas · Nora de la Cruz


NORA DE LA CRUZ es autora de Orillas [Paraíso Perdido, 2018],

un libro de siete relatos sobre los márgenes

entre la Ciudad y el Estado de México.



CRECIMIENTO

Originalmente yo tenía la idea de una novela que tenía que ver el proceso de crecimiento, pero que pretendía ser mucho más divertida, pero conforme intentaba escribirla el tono resultaba melancólico. Así me di cuenta de que en realidad había otra cosa que yo quería contar antes, y me tardé un tiempo más en descubrir qué era. Primer día es un fragmento de esa novela, pero Progreso fue el primer cuento con el que encontré la dirección. Me enfoqué en contar algunas experiencias de crecimiento situadas en los márgenes entre la Ciudad y el Estado de México, que fue donde yo crecí.

Mi infancia no fue tranquila ni feliz, y no había sitio a donde correr más que los libros. Desde entonces son mi casa.

ATMÓSFERA

Cuando escribí los primeros relatos fue muy fácil porque había una especie de impulso, y con todo y sus fallos salieron sin mayor dificultad, pero conforme avanzaba hacia la creación de un conjunto era más complicado darle cierta variedad a los relatos sin romper con el tono, y manteniendo también esta especie de escritura enfocada en la atmósfera. Al final, es complicado equilibrar cuando intentas retratar espacios concretos y a la vez la vida interior de los personajes. Otra cosa complicada fue el balance emotivo; quería que los cuentos fueran conmovedores y tuvieran cierto grado de crudeza, pero también que se notara en ellos un razonamiento y también densidad. Las cosas que se cuentan son muy duras e incluso violentas si te detienes a mirarlas, pero la intención era observarlas con naturalidad, compasión y esperanza.

RUSOS

Podría decir que muchos son los autores que me interesan, afortunadamente cada vez más, pero rara vez me separo de los rusos, fundamentalmente de Gógol, Dostoievski y Tolstói, de Elena Garro, de Khalil Gibrán que fue por quien empecé a escribir. Más recientemente, Chris Abani y Clarice Lispector han representado mucho para mí, y desde un punto de vista menos técnico, más de afinidades temáticas, José Agustín. Marguerite Duras, claro. Siempre que uno responde a esta pregunta termina traicionando algo, pero en fin.

EMPATÍA

Al pensar en este libro mi intención era que las cosas que sirven para exotizar y monstrificar a los habitantes de los márgenes fueran observadas con la naturalidad con que las ven quienes las viven, de manera que lo que se produjera en el lector fuera más la empatía que la sorpresa. En ese sentido, un cuento convencional con planteamiento, clímax y desenlace iba en contra de mis intenciones. Me interesaba más el acercamiento, la morosidad para construir espacios y emociones, que la tensión narrativa o las emociones fuertes. Somos adictos a la estimulación constante y eso nos va restando sensibilidad. Personalmente, como lectora estoy más del lado de Munro, Gogol, Lispector. Entonces, más que una estética, diría que me interesaba construir una atmósfera y también una forma de ver distinta de los estereotipos de delincuencia y precariedad con los que se suele representar los márgenes de las ciudades.

MAPA

Algunos de los guiños a la cultura pop, desde las Notitas musicales hasta Scott Pilgrim, son para situar en una época, sobre todo en lo que se refiere a los objetos. En otros casos, son claves personales. Me parece que en ese tipo de detalles se va dejando otro mapa sutil, el de las influencias auténticas. Me gusta vivir en un tiempo en el que la visión del mundo comienza a completarse, deja de faltarle un ojo.




GENERACIÓN

Me parece que, dentro de la generación a la que pertenezco, tenemos en común la preocupación por la violencia y su observación desde muchas aristas: el cuerpo, la memoria, el núcleo familiar. La identidad, la migración y lo femenino comienzan a ganar profundidad y protagonismo, así como el interés de cruzar los límites de las nociones típicas de los géneros literarios.

MERCADOTECNIA

No pienso en lo que escribo como un producto. Tiene un valor social y también comercial, pero no está dirigido al consumo masivo. Entiendo desde ahora que será muy difícil, es prácticamente imposible que me firme una de esas transnacionales que pondrían mis libros en una mesa de novedades muy vistosa con un precio de 300 o 400 pesos. Eso es muy liberador: no tengo que pensar en términos mercadológicos. Sin embargo, lo que escribo a veces interesa a alguien, y a veces puedo venderlo. Mi libro anterior, una noveleta, salió en una editorial más pequeña que Paraíso Perdido (yo soy el título número siete de su catálogo). Pero venderla de mano en mano o en mis redes me permitió pagar las cuentas al menos un par de veces. Escribir es un trabajo y debería valorarse como tal, pero agregarle a la escritura preocupaciones mercadológicas le agrega dificultades que suelen ir en detrimento de la calidad.

LECTURA

No estoy segura de que se lea menos, pero los intereses de los jóvenes, así, en abstracto, tal vez no van en el mismo sentido de mi escritura. Eso, de cualquier modo, no incide en la consolidación de un trabajo que voy a seguir haciendo aunque fuera un ministerio solitario.

INDEPENDIENTE

Las editoriales independientes me interesaban como lectora porque son las únicas cuyo catálogo está compuesto por una propuesta sólida y novedosa. Entonces, tenía muchas ganas de ser parte de una porque creo que el lector que a mí me interesa está aquí: alguien que no se conforma con lo simple o lo clásico, que se atreve, digamos, y que dialoga con el libro de una manera más auténtica, en el sentido de que le da una oportunidad no por su autor, sino por él mismo. Orillas es un buen ejemplo porque ninguno de sus cuentos es convencional ni simple, pero a la vez es un conjunto de historias muy accesible, descriptivas y con cierto candor. Me gusta pensar que son como esas canciones que uno puede escuchar muchas veces porque son sencillas pero a la vez dicen algo que siempre nos vuelve a emocionar.

EPÍLOGO

A un estudiante de letras que quiera dedicarse a esto, le diría que lo haga con pasión e integridad porque el mundo siempre va a necesitar del lenguaje, la memoria y la empatía.




Edición de textos: Christian Núñez. Imágenes: Ave Barrera + Diana C. González.




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