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Consumatum · Néstor Herrera




La obra fotográfica de Néstor Herrera dialoga

con la pintura renacentista, barroca y romántica

desde una aproximación conceptual desafiante.

BOOM

Quiero comentar que empecé en la fotografía como tal hace 6/7 años cuando obtuve mi primera cámara. Le tomaba fotos absolutamente a todo, a la lluvia, a las hojas, me llevé tiempo encontrar mi camino. Descubrí que podía plasmar mis sentimientos + pensamientos a través de la fotografía, y eso fue un BOOM emocional, porque en aquellos días estaba pasando por malos ratos. Me gustaba que podía desnudarme emocionalmente a través de la fotografía. Toda esa carga, positiva o negativa, la podía plasmar en una foto.

SUBJETIVO

Seguí puliendo el estilo, y la gente no se daba cuenta de que objetivamente había una foto pero al mismo tiempo, subjetivamente, me estaban viendo a mí. Había algo muy íntimo en el material plasmado. La gente no se daba cuenta, y lo consideraba bonito, y entonces comprendí que no iba a ser juzgado. Pero luego, cuando criticaban una foto, sentía que me estaban criticando a mí, porque la foto era yo. Me costó mucho tiempo entender que el arte es subjetivo.

VOCACIÓN

Cuando cursaba la preparatoria, en los exámenes de optativas, nunca supe responder a qué me dedicaría. Nunca. No sabía hacia dónde dirigirme. Más tarde, con orientación especializada, me dijeron que debía enfocarme en las artes. Es curioso, porque en el ámbito artístico me dicen que hago publicidad. Sin embargo, no es mi objetivo desarrollar proyectos comerciales. Creo que me gustaría ejercer la pintura, pero—hasta nuevo aviso—estoy enfocado en la fotografía.

TEMAS

No considero tener temas para abordar, mis ideas surgen de la nada. Muchas veces son improvisadas, pero podría hablar de las últimas fotos que he creado, inspiradas en el suicidio, el lado poético de la muerte. Me gusta buscar el lado bello, el lado artístico de los eventos desafortunados.

INFLUENCIAS

En Instagram, sigo a Krishna Valdez, una fotógrafa joven que ha recibido múltiples premios en Italia, Dubái, Tokio, y es una gran inspiración para mí. Al ver su caso podemos darnos cuenta de que sí es reconocido el trabajo de un fotógrafo conceptual y eso me da muchas alas [risas].

En cuanto a influencias pictóricas, tengo muchas, y podría platicarte horas sobre esto. Me inspira el barroco—Vermeer, Caravaggio, Velázquez—, el romanticismo con John William Waterhouse, las pinturas renacentistas de Leonardo Da Vinci y Tiziano. Últimamente, tanto la influencia del maestro William-Adolphe Bouguereau como la de Roberto Ferri han sido muy notables en mi trabajo. De este último, incluso me he tatuado una obra suya.

También me interesan la literatura del siglo 19, y el cine. Siempre estoy viendo películas, puedo admitir que soy cinéfilo aunque sería ridículo autonombrarme así. La danza, el teatro. A menudo llevo conmigo una libreta para tomar apuntes. Las ideas valen oro y hay que anotarlas. Luego vas puliendo, plasmas en un borrador, en una foto, editas, y puede sonar como un trabajo largo pero es lo que te apasiona. Y al ver el fruto, dices: todo el cansancio valió la pena. Porque déjame decirte que eso de tomar las fotos puede sonar fácil pero es muy cansado.

DIFERENCIALES

Últimamente veo que la fotografía conceptual ocupa un lugar cada vez más importante en la escena artística, y me da mucho gusto. Busco que mis fotografías parezcan pinturas al óleo. Y muchas veces las confunden. La gente me pregunta cuál es mi técnica pictórica, y les respondo que hago fotografía. Me gusta que a las personas les cueste creer que es una foto, y no una pintura. Creo que eso es lo que distingue mi trabajo conceptual.

PROCESOS

La primera serie, la única con una historia, se llama Al otro lado. La integran nueve piezas, inspiradas en Ofelia de Hamlet y Alicia a través del espejo. Esta serie la hice con una chava que conocí a través de los tatuajes, que se llama Leto Martín, una chica súper talentosa con un estilo muy peculiar. Hicimos una colaboración que se cocinó lentamente. Fuimos a dos cenotes: en el primero no nos permitieron tomar fotos, querían cobrarnos $1,500 pesos por hora. Así que fuimos a otro donde no cobraban, pero era muy profundo. Leto no sabía nadar; en ese momento sintió pánico y yo estaba bloqueado. Habíamos viajado expresamente para hacer la sesión, estuvimos batallando durante horas, y al final aplazamos para el día siguiente. Realizamos la sesión en la piscina de un amigo. Después de un buen rato, tomamos la foto de Ofelia.

La segunda serie se llama Consumatum. Trata sobre el suicidio, y es una de las primeras ideas que concreté cuando comenzaba a realizar fotos conceptuales. Durante un taller, entre las críticas, los curadores señalaban que no me arriesgaba lo suficiente; a pesar de mi potencial, veían miedo en mí. Fue en ese momento que hice a un lado los temores y prejuicios de la familia y la sociedad. Fui puliendo las ideas, que eran muchas, y finalmente conseguí tres fotos. En la primera, mi novio posó como un ahorcado; en la segunda, aparezco disparando una escopeta, y en la tercera vemos a una chica en la tina.

La última imagen se inspira en una pintura de Bouguereau, a su vez basada en el Infierno de Dante.

DESAFÍOS

Me frenaban mucho los prejuicios de la sociedad yucateca, la mente cerrada y los dogmas religiosos. Mis padres son pastores de la iglesia pentecostés, y me costó mucho romper barreras. Sigue siendo un reto que vean mis imágenes y las vayan asimilando/aceptando, más allá de la primera impresión de ser considerado impuro.

Otro de los desafíos es encontrar modelos. Es muy difícil que alguien acepte participar en este tipo de fotos, porque hay desnudos y les causa conflicto.

También es difícil llegar a galerías. No he presentado mis obras en espacios de exhibición y muero por hacerlo. He indagado mucho, he buscado contactos, y todavía no lo consigo. Pero la clave de triunfar es la perseverancia. Quiero que la gente de fuera de Yucatán reconozca lo que estoy haciendo. Estoy aplicando a varios concursos nacionales e internacionales, y me he propuesto lograr el reconocimiento global.

TURISMO

En Yucatán, los artistas contemporáneos estamos recibiendo apoyo suficiente en cuanto a espacios de exhibición. El programa de La Noche Blanca es de gran ayuda, dado que está permitiéndole al artista presentar su obra, con la ventaja de que un segmento importante de los asistentes corresponde al turismo, y el trabajo es apreciado por cientos de personas. Vivimos un momento muy oportuno.












Edición de textos: Christian Núñez. Imágenes: Cortesía del autor.



Más sobre Néstor Herrera en ConejoBelga.


Derrota de mar · Marco Antonio Murillo



Con el pretexto de su libro más reciente,
Derrota de mar, el escritor Marco Antonio Murillo
reflexiona sobre su itinerario poético.
RETRO
Hago una retrospectiva y puedo decir que he sido afortunado en mi formación literaria: estudié tres años en el programa de Creative Writing de la Universidad de El Paso, luego estuve dos años como becario en la Fundación para las Letras Mexicanas. Cinco años en los que viví fuera de Yucatán y entré en contacto con distintas formas de pensar la poesía. Antes cuando leía algún libro que no era de mi gusto, solía hacerlo a un lado, ahora no: lo cuestiono, algo podré aprenderle. Ello naturalmente se ha reflejado en mi poesía: antes pensaba el poema como una maquinaria que solo podría representar al mundo de una forma "bella" por así decirlo; ahora me interesa el poema como soporte de distintos géneros, lo narrativo, lo ensayístico, lo visual, y no por ello pierde su calidad estética. En 2009 trabajé un libro llamado Muerte de Catulo, el cual recuperaba algunos temas de la tradición grecorromana; ahora, 10 años después, un nuevo libro me devuelve allí, pero desde otra perspectiva: el collage, las citas, el poema visual; lo grecorromano está presente en el herbario de Emily Dickinson y en los asfódelos de William Carlos Williams, las plantas son parte de la vida y la muerte de las personas. Este proyecto del que te hablo me entusiasma, es una mezcla de poemas narrativos y ensayo. A la par, también me encuentro trabajando un libro de ensayos sobre Batman, donde busco recrear las atmósferas vistas en el cómic, mientras se reflexiona sobre el universo de este súper héroe.
MAR
Derrota de mar no es un poemario tan nuevo como todos piensan. Es, de hecho, la segunda vez que se publica, antes se llamaba Mascarón de proa y venía incluido en el libro La luz que no se cumple acompañando a Muerte de Catulo. De todos modos yo lo veo como un libro muy diferente a ese momento, en el que se podía leer como la historia de un mascarón de proa desde que se concibe hasta que yace hundido al fondo del mar. Ahora, gracias a que incluye nuevos poemas y he corregido otros, es muchas cosas, de acuerdo a las partes que lo conforman: primero, una reflexión sobre la poesía; segundo, la historia de un mascarón de proa; luego, una recreación de la vida marina; después, varios homenajes a ciertos autores que escribieron sobre el mar: Zaid, Perse, Mutis; y, por último, mi experiencia muy personal con el mar. Me gusta pensar Derrota de mar como un mosaico de muchas cosas finamente entrelazadas por un mismo paisaje, tal como ocurre en el Caribe yucateco: los niños en la arena, los papalotes y pájaros en el cielo, la música que viene de los restaurantes, los vendedores de dulces, los bañistas, los flotadores con forma de monstruos marinos, las ruinas de casas, las motolanchas, todo ello enmarcado por un mismo cuadro, el mar.
MAGO
Hay varias formas de montar un libro de poesía, pero todas ellas llevan a lo mismo: que la lógica planteada de principio a fin tenga una razón y esta no se traicione (a no ser que el pretexto de hacerlo sea muy bueno). De todos modos, cada libro de poesía bien hecho tiende a desplegar su propio mundo y a pedir ser valorado de acuerdo a lo que propone. Pienso en algunos ejemplos: Alquimia de tendajón de Charles Simic: es un libro que tiene la forma de su propio tema: las cajas de Joseph Cornell. Lo leo e inmediatamente me recuerda una caja llena de cosas muy distintas, vinculadas por una sola dialéctica. A su vez cada poema, o cita los diarios de Joseph Cornell (un diario es una caja escritural, personalísima) o habla de cosas contenedoras (un tragamonedas, una foto) o es una caja en sí misma (de ideas, de reflexiones). También está Contranatura de Rodolfo Hinostroza. El poemario se llama así, a mi juicio, por la forma que tienen los poemas (muchos de ellos en fragmentos) y por lo difícil que resulta leerlos: si a menudo el tema que desentrañan es filosófico, hay que agregar la cripticidad desde la cual son evocados. Otro ejemplo, ahora más cercano a nosotros, es Moneda de tres caras de Francisco Hernández. Este es un libro cuya unidad la da ingeniosamente el título: Moneda de tres caras: un libro que recoge las biografías de tres artistas clásicos: el músico Robert Schulman y los poetas Hölderlin y George Trakl. Y así hay muchos otros ejemplos. Valorar el libro de poesía en su conjunto, entonces, se parece a descubrir por nosotros mismos el truco del mago, es decir, cómo lo hace y para qué lo hace y más: qué habría pasado si…
AUTORES
Al paso de los años me he descubierto espiando los poemas de dos personas: Wislawa Szymborska y Antonio Cisneros. Siempre he pensado que un escritor no se define como tal por el grado de sensibilidad que pueda tener frente a la realidad, sino a una inteligencia asociativa, esto es, la capacidad de mirar el delgado vínculo que tienen dos o más cosas entre sí, o bien, la ingeniosidad de inventarles dicho vínculo. Para mí tanto Szymborska como Cisneros son epítomes de esto que vengo diciendo. Cómo olvidar La mujer de Lot, de la polaca, o En defensa de César Vallejo y los poetas jóvenes, del peruano.

CASI UNA ISLA
Los criterios de la antología fueron muy simples: que los autores demostraran su relevancia en el acontecer literario local (ya con publicaciones, premios, becas) y que hayan nacido en Yucatán, o su periodo de formación haya sido en el Estado. Hay otro criterio que no está nombrado, pero el paso del tiempo nos lo ha hecho ver: que los autores elegidos salieran en algún momento de la entidad. Hago retrospectiva: Agustín Abreu lleva más de siete años en los Estados Unidos, Manuel Iris más de diez, Jorge Manzanilla regresa a ese país para estudiar su doctorado. Nadia Escalante, Ileana y tú mismo vivieron en la Ciudad de México una larga temporada. Wildernaín Villegas nació en Yucatán, pero se fue a vivir a Quintana Roo y muy frecuentemente es invitado a participar en actividades artísticas fuera de allí. Karla Marrufo vivió mucho tiempo en Veracruz. Salir es muy importante para el artista, le da mundo de qué hablar y humildad para saber que no solo existe su trabajo y sus lecturas, o la de los amigos cercanos. Luego, puedo decirte que la antología quedó tal y como la planeamos Jorge y yo, un compilado de los autores yucatecos que más nos interesaban en esos días, no un estudio crítico de la poesía yucateca de los ochenta, tampoco un directorio democrático de todos los autores yucatecos que tuvieran desde un poema hasta un libro. Hay que mirar a las antologías como lo que son: un documento compilatorio donde el gusto y los criterios estéticos de uno o varios autores pesa. Sabiendo esto, no nos asustemos si tal persona no seleccionó nuestro trabajo o en tal antología no aparece la obra de cierto autor que nos fascina. No por ello va a estar mal, simplemente es un documento diferente al que uno haría.
CRÍTICA
En la reseñade Daniel Medina a Casi una isla hay un cierto descuido al acercarse y entender la escritura de dos autores que lo repelen como lector. Se critican los poemas October Fields y Preacher, se dice que carecen de contundencia. Ahora pienso: ¿por qué un poema breve debería tener contundencia? Hay muchas formas del poema breve y maneras de llevarlos a cabo. Allí están Antonio Gamoneda y Alejandra Pizarnik, que aspiran a una poética de la brevedad que podría relacionarse con lo que busca Daniel; pero también está Hugo Mujica, su poética no es de la contundencia, sino de la reflexión a través de la atmósfera mística que despliega. Él tomó votos de silencio por muchos años, su poesía sigue haciendo esos votos, entonces lo contundente sería romper con ellos. Y hay más casos: El libro de los fracta, de Horacio Costa, es un título rarísimo y difícil de leer. Su brevedad es dura como piedra, pareciera que quiso reproducir Canto a un dios mineral en el menor espacio posible. También se habla de Karla Marrufo y sus poemas Leyes de gravedad y Lección I, se dice que son lineales, monótonos y armados a partir del lugar común. Más que lineales o monótonos, estos poemas son unitemáticos, pertenecen a una colección mayor, que en su conjunto va a seguir dando vueltas alrededor del mismo asunto, el vuelo, el aire, los pájaros. Yo no lo veo como algo peyorativo, es otra forma de hacer poesía. Antes te mencionaba Alquimia de tendajón, Contranatura y Moneda de tres caras, comentaba cómo es que creo que funcionan estos libros. Ahora bien, hay otros que tienen que ver con lo serial, su motivo es claro, su fuerza radica en cómo agotan el tema y cómo logran crear una maquinaria asociativa alrededor del mismo. Pienso en El campo, de Martín Glaz Serup, fácilmente podría tener cada uno de los epítetos que comenta Daniel: lineal (todos los poemas son en prosa y tienen el mismo tono), monótono (no hay un solo poema que no hable del concepto campo) y lugarcomunero (el campo, junto con las flores, el amor, el padre, los pájaros y la muerte deben ser los temas artísticos más recurrentes). Con respecto a que si en los poemas de Karla Marrufo hay lugar común, sí lo hay, pero un lugar común no es malo, siempre y cuando sufra un giro de tuerca o se le asocie con algo nuevo, por nimio que esto sea; este asunto, a mi juicio, logra salvarlo la autora.
DESAPARECER
Una vez que una persona decide publicar, difícilmente va a poder desaparecer del panorama. Aunque ya no esté en escena, sus textos, sus libros van a seguir por allí aguardando al lector. Tú has publicado varios libros de poesía y saliste en Casi una isla, era de esperarse que en algún momento alguien se topara con tu escritura y hablara, en este caso, en contra. Pero también existen aquellas críticas en donde se llega a ofender al autor. Sobra decir que no debemos tolerarlas, pues no son producto de una lectura seria, sino de alguien poco profesional. ¿Para qué perder el tiempo haciéndoles caso?
Respecto a las críticas emitidas por Daniel, deben ser bienvenidas. Más vale que te critique negativamente a que no lo haga, quiere decir que te ha prestado atención y se ha tomado la molestia de leerte a su manera. Eso, para mí, es bueno. Una crítica negativa vale más que una positiva. Aunque no le hagamos mucho caso, hace que crezcamos como autores o como personas.
BREVEDAD
Pocos saben, pero, junto con Jorge Manzanilla, también planeamos extender el proyecto de Casi una isla hacia otros estados del sur de México, en un segundo volumen que se publicaría después. Yo me fui a El Paso y, por azares del destino, en 2015 perdí contacto con Jorge durante varios años. Mientras estaba en la FLM decidí continuar el proyecto y fue así que salió Fragilidad de las aguas. Antología poética del sureste mexicano 1980-1989, la cual publicó José Ángel Leyva en La otra. Se puede revisar en este link. En ella selecciono a dos poetas que han hecho de la brevedad su paraíso: hablo de Alfonso Graniel, de Tabasco, y Matza Maranto, de Chiapas. Cada uno resuelve el poema breve a su manera de entender el mundo.

SABOTAJE
El ambiente literario yucateco es tan pequeño que cuando publican a alguien se arma un alboroto, y comienza la cacería de brujas. A eso se le llama sabotear el libro sin haberlo leído, y está mal. Si vemos que alguien ha publicado, acerquémonos a su texto y hablemos desde lo que nos propone. De lo contrario estaremos despreciando un libro que fue a) escrito por una persona con cierta formación literaria; b) un consejo editorial que lo aprobó; c) diseñadores, correctores, y d) a nosotros mismos, porque nos perdemos la oportunidad de leer algo diferente. Por allí corría el rumor de que Casi una isla había sido publicado gracias a que Jorge Cortés era cercano a la Red Literaria del Sureste. En esa antología hay pocos miembros de la misma, y los que están pertenecían solo de nombre, hace años habían dejado de participar. Yo estoy con la RLS (más ahora que antes), pero en 2013 cuando se estaban iniciando las gestiones para publicar Casi una isla, ya me había ido a El Paso y desentendido de Yucatán, por lo que Jorge Manzanilla, que nunca ha estado en ningún grupo, tuvo que hacer todas las gestiones necesarias, vaya, él era quien daba la cara ante la Dirección de Literatura. El libro fue rebotado en dos ocasiones por el consejo editorial de la SEDECULTA y vuelto a entregar con correcciones. Por eso tardó dos años en salir.

PLEITOS
El otro día me encontraba platicando con Jorge Mendoza, quien fuera director de la Enciclopedia de la Literatura en México. Me preguntó por Yucatán, que si consideraba que había crecido y cómo veía a los colegas. Le dije que las letras yucatecas habían crecido gracias al aparato crítico y lector aportado por las licenciaturas en literatura (UADY, Modelo y República de México), y la formación otorgada por las escuelas de escritores; pero me preocupaban los pleitos entre distintas personas y grupos. Me quedo con lo que me dijo entonces, que esos conflictos son, en realidad, muestra de salud literaria. Tiene razón: el hecho es indicador de que ya hay varias formas de entender la literatura en el Estado, y naturalmente van a chocar entre sí. Ahora bien, si los grupos son lo suficientemente maduros para escuchar y aprender, irán mejorando con el paso del tiempo. Al final no se trata de ver cuál grupo es el mejor y por qué, sino de estar en constante debate, aunque nunca se llegue a un acuerdo en común.
DISTRIBUCIÓN
El gran problema que sufren las letras yucatecas siempre ha sido y será la promoción de los libros fuera del Estado. La antología Casi una isla generó conflicto solo en su propia casa, no con sus vecinos. SEDECULTA nunca la sacó fuera del Estado. La única vez que este pez salió de su pecera fue cuando la presenté en La casa del poeta Ramón López Velarde. Es triste, porque la antología se parece a su título: si no fuera por esa salida y el hecho de que sus integrantes han presumido uno que otro ejemplar fuera de Yucatán, sería una isla, toda incomunicada de sus lectores. Este es el destino del noventa por ciento de los libros publicados en Yucatán, no existir para el país. Ahora bien, lo que rescato de Yucatán es que el campo literario está comenzando a cultivarse, aún hay cosas que no se han explorado del todo. Si aprovechamos este momento, podríamos crecer a la par.
PELIGRO
Siempre lo he dicho, Yucatán es peligroso para la gente que está iniciando en la literatura, y tiene algo de talento. Como estamos en un sitio cuyo gremio literario es pequeño, a esta gente se le suele aplaudir de más y celebrar situaciones que en otra parte de México son comunes. Lo triste del caso es que se les celebra por celebrar, ni siquiera se lee su obra. Entonces, lo que ocurre es que se les impide el crecimiento profesional, pierden el piso y la capacidad de autocrítica, y luego ya no corrigen sus trabajos. Esto es algo que veo que ocurre con frecuencia en la generación de los noventa, sobre todo en los hombres. Es necesario dejar de hacerlo ya, si queremos que el barco literario yucateco siga a flote y llegue a alguna parte.
FRUTOS
Aportaciones de Yucatán tal cual un día lo hicieron estados como Chiapas y Tabasco, no hay. Lo que sí hay son escritores cuyos nombres suenan en el contexto mexicano actual: han obtenido premios, tienen libros buenos, disfrutaron de becas importantes, ya tienen su camino trazado y saben cómo seguirlo. Leer, escribir y cosechar frutos es lo que les toca.
RECOMENDACIONES
Poesía: Cielo nocturno con heridas de fuego, de Ocean Vuong. Este libro recibió el premio Bellas Artes de traducción, a cargo de Elisa Díaz Castelo.
Narrativa: No se trata del hambre, de Josué Sánchez. Con este libro Josué ganó el premio Tiflos de narrativa. El primer cuento es bellísimo, uno de mis favoritos, se trata de un hombre que predice su futuro comiendo hamburguesas.
Ensayo: El punto ciego, de Javier Cercas. Este novelista español propone una nueva forma de acercarse a las novelas, y es a través del punto ciego, es decir, ese espacio que el autor deja hueco, con el fin de que el lector lo llene con sus reflexiones.
Novela gráfica: From Hell, de Alan Moore. Sería poco decir que se basa en los asesinatos perpetrados por Jack el destripador, porque el autor mete el asunto de la cuarta dimensión y todo se vuelve una locura.
Videojuego: Red Dead Redemption 2. Olvídense de todo lo anterior y ocupen su tiempo en montar caballos en el Viejo Oeste.
***

Maestro en Escritura Creativa por la Universidad de Texas en El Paso, y licenciado en Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán, Marco Antonio Murillo ha publicado también los poemarios Muerte de Catulo (Rojo Siena, 2013) y La luz que no se cumple (Artepoética Press, 2014). Es coautor, junto con Jorge Manzanilla, de la antología Casi una isla: 9 poetas yucatecos nacidos en la década de 1980 (SEDECULTA-CONACULTA, 2015).

Edición de textos: Christian Núñez. Imágenes: Marco AM

Derrota de mar / lee un adelanto en ConejoBelga.


A mis sesenta y más · Libia Lizama Crespo


A propósito de su primer libro publicado,

Libia Lizama concibe la poesía

como invitación y atrevimiento.

Bellas Artes

Sabía que necesitaba herramientas expresivas, y en la escuela de creación literaria de Bellas Artes me las dieron a manos llenas. Ahí encontré lo que estaba buscando. Precisamente, porque tuve maestros maravillosos, bien preparados. Yo era una alumna muy exigente, con ellos y conmigo. Les decía: «Ustedes saben que tienen una alumna de lento aprendizaje.» [Risas.] Desde que era niña, tenía problemas para memorizar. Sufría mucho en la escuela, porque a la hora de los exámenes mi mente se quedaba en blanco. Pero los conocimientos los tengo. Los puedo utilizar escribiendo, no diciéndolos de memoria.

Siento que el libro fue escrito a conciencia. Dado que es biográfico, fue posible decir: esto fue lo que viví primero, esto fue lo que me hizo reaccionar, y esto es lo que estoy viviendo hoy: mi libertad. Me gusta mucho lo que estoy expresando, ese atrevimiento que antes era imposible manifestar—por la edad, por la falta de conocimientos. Creo que ahora ya nadie me para.

+60

Alguien de Bellas Artes me dijo: «¿Te das cuenta de lo que estás haciendo? Eres una alumna, estás saliendo de la escuela, tienes más de sesenta años y—la palabra mágica—eres mujerAl principio, creí que era un atrevimiento de mi parte, por la edad que ya tengo, y muchas personas me lo advirtieron, sobre todo la familia. Pero si otros escritores lo pudieron hacer, yo porqué no. Tenía ciertos temores, pero ahora que ya convivo con otro tipo de poetas, de diferentes lugares, me doy cuenta que era risible esa manera de pensar. Finalmente, voy por el camino correcto.

Proceso creativo

Trabajé los poemas aproximadamente año y medio, y compuse el libro a mi salida de la carrera. Recuerdo que el día de la graduación, solo presenté 10 textos de 25. Me ayudó mucho la lectura de Ramón López Velarde, y sobre todo de Juan Rulfo, por la fuerza que tuvo para enfrentar lo que había vivido, y el modo como lo plasma en sus trabajos. Durante su infancia, Rulfo se enfrentó a la guerra, mataron a sus padres, y se acostumbró a estar con los muertos, a relacionar las historias de los muertos entre sí.

Estilo

Con frecuencia escucho—y me da mucha tristeza—a muchos jóvenes que utilizan palabras altisonantes y grotescas en sus trabajos, de forma gratuita. Mi estilo consiste en hablar del amor, el desamor y los problemas actuales con sensualidad, sin rebasar ese límite, sin llevarlo a lo grotesco y vulgar. El día de la graduación, una persona me comentó: «Qué manera más literaria de decir Hazme el amor sin utilizar palabras vulgares.»

Invitación

A mis sesenta y más lo presenté en Mayo, en el Instituto Tecnológico de Mérida. Incluso asistieron mis maestros de Bellas Artes. Lo comentó el coordinador de la carrera, José Díaz Cervera. Estaban asombrados, porque el teatro lucía llenísimo. En general, ha tenido mucha aceptación. Muy buenos augurios.

Siento que mis poemas son un ejemplo de que podemos salir adelante. A pesar de los problemas que vivimos las mujeres. Suelo incluir en la dedicatoria una frase: Si lo crees, lo creas. Solo tienes que atreverte, sin importar tu edad. Estoy consciente de que muchas mujeres pasamos por situaciones que nos reprimen de formas distintas, en todos los aspectos, y el libro es un ejemplo de que sí podemos salir adelante. Nada más tenemos que intentarlo. Porque no podemos permitir que acaben con nosotras, sin luchar. Yo luché ya grande, pero lo conseguí. Y cuando digo situación difícil, estoy hablando de la nulificación de la mujer, aquí en Yucatán. En el libro, hay un poema que habla de ello: Esto no es un reproche. Esto es una invitación a que sigas adelante.

Puedo decir que ahora estoy viviendo para mí.

Epílogo

En una ocasión, escuché el testimonio de cierta mujer que había matado a su marido. Lo descuartizó y se lo llevó a tirar en una bolsa. Y cuando la detuvieron y le preguntaron cómo se sentía, nunca voy a olvidar las palabras que respondió: «Siento que me quité un peso de encima.» Con esa respuesta, ya sabes lo que había vivido.




A mis sesenta y más [Selección]

Desabrida

Inservible me llamaba,

desabrida.

Me cubría con sábanas de astillas,

me ahogaba de relámpagos,

sus besos eran navajas.

Me desvestía como se desnuda

una alfombra envejecida,

yo salía de esa alfombra

cual ácaro avergonzado.

Más de sesenta

Con qué lenguaje puedo dibujar

que el mundo en que viví

fue de polvo delicado.

No es fácil desnudar el corazón

cuando se tiene más de sesenta años.

Deambular sobre un desierto

sin luces de esperanza ni calor.

Vivir de ilusiones y sueños

frustrados.


Aún creo en el amor,

y tú, colibrí,

jamás degustaste el néctar

de mi esencia.

Quiero

Yo quiero de ti un beso,

un beso pequeño

cual pizca de comino,

un beso que sazone

mis rendijas y mis sueños.

Me pregunto

Aquí frente al espejo,

miro mi piel que sobra,

mis senos dormidos,

mi cintura sin sueño,

mi vientre de tres partos,

mis caderas espesas.

Me pregunto si en tu

imaginación

soy aquella muchacha

que dibujabas en el viento,

hace cincuenta años.

Descalza

Quiero correr descalza por los aires,

desparramar heridas sobrantes,

oler un follaje púrpura,

reposar sobre hojarascas.

Aprender a saborear

la melodía de mi vida.

Edición de textos: Christian Núñez Imágenes: DUDUMDUSH


Lee aquí la reseña.