DDDLatam

Colabora, comparte y difunde.

Somos una plataforma de contenidos donde conviven la escritura creativa, el periodismo de inmersión y el pensamiento lateral.

Latitudes · Tere Góngora Basterra





Un podcast que resuene en todo el mundo:

Platicamos con Tere Góngora sobre Latitudes,

una propuesta de encuentros que humanizan.

ORIGEN

Cuando llegué a vivir a España en 2016 pasé por un período de ilegalidad mientras se resolvía mi documentación. Latitudes surgió como un texto literario una tarde, en un café, con aire de melancolía. Para el texto había elegido diferentes coordenadas del mundo para narrar una historia que tuviera como hilo conductor un principio que nos constituye: el amor nos mueve. Siempre me han gustado los mapas y la idea de que una coordenada es como la huella digital de un lugar, y me gusta pensar que en cualquier lugar del mundo puede iniciar una gran historia, por eso lo titulé Latitudes. Dejé de escribir en cuanto mi documentación se resolvió y empecé a trabajar.

Años más tarde, en octubre de 2020 hice Wanderbeing, un curso de liderazgo creativo, ético y humano que en su cuarto módulo permitía a los participantes presentar un reto. Lo hice. Mi reto era: ¿Cómo puedo generar contenido de valor? Los primeros tres módulos habían sido una revolución de ideas, de emociones y de conexiones que despertaron mi memoria y mi sentido de responsabilidad para valorar de dónde vengo, en dónde estoy y en dónde quiero estar dentro de diez años.

Me inspiré de mis compañeros y de algunos profesionales que conocí en aquel curso. Empecé a indagar en el pasado, y recordé que en 2010 lideré un programa de radio online (podcast no era tan famoso entonces), del que no tenía ninguna evidencia. Me puse en marcha porque me encantaba y conseguí recuperarlos todos: las cinco temporadas que hicimos.

Primero, escuché los episodios que había grabado. ¡Me encantaba estar frente al micrófono en aquella cabina! Además de que por la redacción de los guiones, tenía que leer habitualmente. Cuando terminé, empecé a escuchar podcast actuales. Hay mucho buen material ahí afuera, y el podcast está en auge por todo el mundo. Hemos vuelto a la narrativa y a la comunicación oral, algo en lo que creo desde que soy una niña, y me encanta que la voz pueda potenciar la imaginación.

¡Empecé! Mi punto de partida se llama KM 0 y es el que considero el piloto del proyecto. A partir de él, me he marcado un objetivo específico de 42 kilómetros (episodios) por alcanzar… ¿Por qué 42? Porque me gusta correr, y especialmente me gustan los maratones. Así que desde el inicio, Latitudes es un proyecto de generación de contenido de valor que decidí materializar utilizando el podcast como medio.


COLABORACIONES

En mi forma de vivir está inculcado el principio de equipo. Desde el KM 0 supe que quería tener un grupo de colaboradores, personas talentosas de mi confianza, con quienes me identificara, pero que también pudieran añadir diversidad. El desarrollo del proyecto me encontró en pleno COVID19 y en el inicio de un trabajo, porque esa fue una de las cosas que hice para desarrollar la propuesta: encontrar un trabajo que se adaptara al estilo de vida que quiero llevar, y que me permitiera tiempo para concretar Latitudes. Tuve suerte.

Primero, compartí Latitudes con mis hermanas Addy y Liz (ubicadas en Mérida, Yucatán, México). Empezamos a tener sesiones cada semana. Dediqué tiempo a definir el propósito del proyecto. ¿Para qué hacerlo? Era clave para mí defenderlo, entenderlo, explicarlo con naturalidad y sencillez. Ellas aportaron con ideas y con críticas constructivas. Uno de los valores principales de Latitudes es la humildad, porque escribir es un ejercicio de humildad, y la escritura es la base sobre la cual está desarrollado el proyecto. En esto último Addy, mi hermana mayor, es quien me ayuda con la edición literaria de cada guión. Colaboramos en hacer mejor lo que escribo, intercambiamos puntos de vista y referencias bibliográficas para mejorar o tener nuevas ideas.

¡Tenía el contenido! Y con él la idea de querer hacer que fuera un proyecto integral, que existiera una ventana digital que completara el viaje, un punto de encuentro. Vi que otros podcasters lo tenían también, y me pareció una idea genial. Así que, busqué a Mabel Sánchez (ubicada en España) y a Laura Valero (ubicada en UK), las creadoras de la identidad gráfica y del diseño web. Con Mabel había colaborado antes, en mi trabajo previo, y Laura es de esas personas que parecía ya conocerme la primera vez que hablamos. Ellas aportan con su talento a que mi identidad se vea reflejada en el branding y en la web. Suelo tener revisiones con ellas ocasionalmente, y ellas saben que pueden construir con sus opiniones lo que escribo y narro en el podcast.

Empezaron las dudas y alguna que otra dificultad en el camino, que principalmente tuvieron que ver con mi ánimo. Empecé a tomar decisiones, a poner las cosas en la balanza, a confiar de nuevo. La música siempre me acompaña y quería poder tener música comercial como banda sonora, pero al final, por motivos varios decidí ambientar la narración con sonido libre de derechos, y llevar la música a modo de listas de reproducción inspiradas en cada kilómetro (episodio). Y así, me encontré con Kenneth Trian (ubicado en CDMX). Fue curioso cómo nos reencontramos después de muchos años, a través de esa ventana que se llama Instagram. Hablé con él, le pregunté si podía post-producirme, le envíe el documento que había preparado con mis hermanas, y le dije de las cosas importantes que quería que considerara para sumarse al proyecto. Se sumó y empezó a diseñar el sonido de cada uno de los kilómetros. En el guión, suelo mandarle indicaciones, pero siempre le doy carta libre para que el explore y le dé su toque. Kenneth es una pieza importantísima para hacer que quienes escuchen sientan aún más lo que yo narro. Es emocionante.

Vino el momento de registrar el dominio. Todos los "latitudes punto y algo" estaban tomados. Había hablado con varias personas y estaba decidida a ponerle latitudesylatidos.com pero había algo que no me convencía, quizá que era demasiado largo. Por esa ventana que se llama Facebook me reencontré con Chris Núñez, que para tiempos de COVID-19 había ofrecido en sus redes consultoría estratégica de negocio. Aunque estudié marketing y sabía cómo hacer un análisis FODA, la experiencia de Chris me ayudó a terminar de darle estructura a lo que ya había creado. Además, gracias a Chris encontré el dominio de la web que hemos construido: somoslatitudes.com. Chris aporta para que la planificación y la estrategia tengan un papel central en el desarrollo del proyecto, para que las cosas se hagan con inteligencia y creatividad. Él, como los demás, construye con sus comentarios para hacer que el proyecto sea mejor.

Además de ellos empecé a tener conversaciones con algunos amigos que sabían del proyecto y que regularmente me escribían para darme apoyo. Varios de mis compañeros de Wanderbeing desde Madrid, Isa desde Uruguay, además de mi hermana Liz desde Mérida.

Sin darme cuenta, me había hecho de una red multicultural y diversa en la que el diálogo está abierto, y siempre he dejado la puerta abierta para ser coherentemente un proyecto de comunidad. Pensando en ello, se me ocurrió pedirle a personas cercanas que me prestaran sus voces para darle más realismo a las historias que comparto. ¡Ha sido muy divertido y muy bonito darme cuenta que Latitudes es un espacio en el que conviven acentos y conectan seres queridos de distintos tiempos y lugares!

El equipo es todo. Y espero que sigan siendo parte de la parte creativa especialmente cuando vengan nuevas temporadas.


DIFERENCIALES

Latitudes es creativo, optimista, respetuoso, humilde y resiliente. Generamos valor porque queremos que sume a las personas, que genere buena vibra.


El branding muestra un círculo que simula al mundo, pero que también es una ventana; y líneas horizontales, que pueden luego convertirse en ondas de sonido que se expanden y que llegan a tantas longitudes, como los viajeros quieran. Es un branding sencillo, limpio, con ciertos toques femeninos, que da mucho juego.

El tagline explica de forma clara lo que es el proyecto, mucho más allá de ser un podcast, Latitudes es encuentros que humanizan, una oportunidad para descubrir aspectos que nos hacen ser más conscientes de lo humanos que somos. Las humanidades son centrales y por eso lo quise reflejar en esa frase.

La estrategia va en busca de alcanzar esos 42 kilómetros (episodios) que estarán distribuidos en siete temporadas. En 2020, tendremos las primeras dos, en 2021 tendremos cuatro temporadas, y la última temporada será entre finales y principios de 2022. Entre cada temporada habrá un tiempo de producción y de post-producción, por lo que iremos dejando los contenidos para que quien quiera repetir, siempre pueda volver al KM 0. La elaboración del contenido requiere de un tiempo y quiero que lo que prime sea la calidad. Cada una de los episodios tiene una duración de entre 20 y 40 minutos como máximo. Veremos cómo se va dando, pero lo que tenemos claro es que Latitudes va de saber disfrutar del camino. Aunque a día de hoy, la mayoría de los temas ya están escritos en un plan de ruta, todo puede suceder y quiero dejar abierta la oportunidad de cambiar o adaptar los contenidos según evolucione todo. En tiempos de crisis, como los que vivimos, el compromiso por generar sonido positivo, es una parte central de la estrategia.

El tono es cercano. Es como una conversación entre amigos en donde doy mucho juego a las preguntas, a la imaginación, y a sembrar una semilla para que el diálogo interior continúe.


DESAFÍOS

El primer reto es tener la capacidad para poder financiar todas las temporadas y mantenerlo como un proyecto independiente, pero en el plan de ruta hay algunas cartas que quiero guardar bajo la mesa. Lo más importante para mí es generar ese contenido de valor del que hablo. Si lo consigo, entonces seguramente en el camino podré encontrar medios para sostenerlo. Soy optimista porque es un proyecto honesto. En cuanto a los desafíos, está la necesidad de ser muy organizada porque tengo un compromiso de trabajo que no puedo descuidar porque confían en mí, así que tendré que organizarme muy bien para cuidar ambos proyectos.


¿CÓMO HACER UN PODCAST DESDE CERO?

1 ~ ¡Hoja en blanco! Como creo que nacen todos los proyectos. Como digo en el KM 0, con la idea concebida, con un deseo. Primero tienes que saber qué quieres contar y para qué. Llevo muchos años queriendo compartir mi interpretación del mundo, dándole un papel importantísimo al arte.

2 ~ ¡Cómprate un micrófono! No necesitas un estudio de grabación para grabar. Asegúrate de tener el equipo, y levanta la mano si necesitas ayuda. Soy una agradecida de la tecnología y de lo útil que es porque todo está a un clic o varios de respuesta. Mucha gente está compartiendo y no cuesta más que tiempo.

3 ~ ¡Juega! Juega con la voz hasta encontrar la tuya. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", ¿no dice así? Encontrarse con uno mismo requiere de tiempo y de alguna que otra decepción, pero es necesario.

4 ~ ¡Respira! Ten paciencia. Graba, y borra, y vuelve a grabar.

5 ~ ¡Investiga! Sobre qué plataformas alojan los podcast, y muy importante, cuánto te va a costar. Crea tu presupuesto, y hazte de un equipo de tu confianza.

6 ~ ¡Hazlo! Hay muchas cosas que aún no sé, y sé que me queda mucho que aprender, lo iré descubriendo. Empieza por un MVP0, en mi caso, el MVP0 es la primera temporada. La experiencia es la mejor vía de aprendizaje.

7 ~ ¡Cuéntalo! Cuenta que tienes un proyecto, que es de comunidad, que nos enriquecemos del feedback respetuoso, y que lo que compartes es solo una visión de la película: la tuya. Y no hay nada más honesto que eso.


PROCESOS

Habilité un espacio de mi casa para trabajar en el podcast. Compre post-its porque en Wanderbeing aprendí que el proceso creativo es muy visual. Poco después hice otro curso en donde reforcé esa idea así que me lo creé. Escribo: suelo estructurar el guión con una intro, y tres historias que se relacionan para llegar a un cierre. Leo. Compro libros que tienen que ver con ideas o chispazos que he tenido guardadas desde hace mucho. Busco vídeos en YouTube que luego me sirven para alimentar el blog, veo documentales, vuelvo a películas, escucho muchos otros podcasts, que me gustan y que no. Luego, vuelvo a escribir en los post-its las frases que más me interesa rescatar y las pego en la pared. Me grabo. No ha habido un solo kilómetro que no haya grabado o repetido por lo menos dos o tres veces. Y cuando me siento saturada, o que algo no fluye, salgo a la naturaleza con mi novio. Bajamos al mar, o vamos a la montaña, o le hablo a alguien para reírme. Los días que me da bajón, descanso, y me doy permiso. Cuando el kilómetro (episodio) está hecho, lo envío a alguien para que colaboremos en la lista de reproducción de Spotify, y luego la escucho y me vuelvo a inspirar. Y cuando siento que algo se está perdiendo… ¡vuelvo al KM 0! Siempre vuelvo al KM0.


TARGET

Hombres y mujeres de cualquier latitud del mundo que hablen castellano, de unos 20-60 años, que tengan un gusto particular por la lectura y por el arte. Me hace especial ilusión pensar que un joven de 25 años pueda identificarse con algo de lo que narro. A veces pienso que Latitudes está dirigido para todos aquellos adultos que no dejaron morir a su niño interior, porque está ahí vivo.


PLANNING

Creo que tener un plan de trabajo es una forma de anticiparse y de no perder el norte. Por ejemplo, por un lado, en todos los kilómetros busco la perspectiva de género, procuro que hayan tres coordenadas distintas; por otro, tengo claro en qué punto de las seis temporadas empezaré a hacer entrevistas, y me da orden y organización.


ALCANCE

¿A mediano plazo? Sé que va a sonar poco ambicioso, pero espero que resuene en por lo menos una persona del mundo, esa es mi visión de Latitudes. El propósito es generar la reflexión a través de historias y proponer al arte como medio para una sociedad más humana. Es muy halagador pensar que a mediano plazo la web tendrá un gran número de seguidores pero ese no es el KPI que yo busco, sé que es importante para poder evolucionar y alcanzar los 42 kilómetros, pero no quiero distraerme de ese propósito de generar reflexión. Así que a mediano plazo, espero crear vínculos con personas que se identifiquen con las conversaciones que propondré.

¿A largo plazo? Si resuena, entonces algunas personas me compartirán su historia y esa comunidad se hará fuerte. Me encantaría que de Latitudes salieran nuevos proyectos que sigan el objetivo de poner en valor los valores a través de las humanidades. Me emociona compartir historias de referentes actuales, y seguir sumando a la calidad de vida de quienes quieran escucharme. Así que, a largo plazo, espero que Latitudes sea el inicio de un camino en el que deseo seguir escribiendo.


PROFESIONALIZACIÓN

Creo que este tipo de proyectos hace que la vida de otras personas tenga belleza, porque hacen que promovamos el pensamiento crítico, que con nuestro trabajo despertemos algún tipo de curiosidad. Porque profesionalizar este tipo de proyectos le da seriedad y formalidad a la vocación artística. Mira lo que pasa con el covid19, el arte y los valores son los que nos salvan. Necesitamos tanto de la comida, como de espíritu positivo, porque nos viene una crisis mundial brutal, y cada uno tiene que poner su granito de arena. Latitudes es mi granito de arena, que sin el tiempo y la colaboración de muchos no habría podido ver la luz.

Latitudes tendrá su propio sitio web, cuenta en Instagram y Facebook, y se difundirá por Ivoox, Spotify y Apple Podcast. Por lo menos por ahora.





Edición de textos: Christian Núñez Imágenes: Unsplash + Tere Góngora Basterra





Tiempos pandémicos · Roger Torres Agüero






Roger Torres Agüero analiza el impacto

del COVID-19 en su novela más reciente,

un fresco de personajes conmovedores.



MUNDO Y LENGUAJE

Durante las últimas semanas, a través de las redes sociales, la pandemia del Covid19 se ha mediatizado a escala masiva. Se acumulan postales que actualizan las historias de Camus en La peste o cualquier episodio televisivo de ciencia ficción. Lo que antes era resultado de un equipo de guionistas ahora forma parte de nuestro paisaje tras la persiana. Ese golpe de realidad activa otro tipo de ficciones. Los libros que antes pronosticaban el peor escenario posible hoy son un referente verosímil. Pienso, por ejemplo, en autores como J. G. Ballard y sus historias de millonarios sepultados por el peso de la codicia; en el Baudrillard de El crimen perfecto cuando sostiene que el exceso está en el mundo y, por supuesto, en los dos filósofos con mayor audiencia de nuestros tiempos: Slavoj Žižek + Byung-Chul Han.

La pandemia no solo invadió el reino de los organismos vivos, sino también pantallas y modos de consumo cultural. Uno de los sectores más afectados, el de la industria naranja, se ha visto en la necesidad urgente de abrazar la tecnología, adaptarse o morir darwinianamente. Así como se multiplican los contagios, proliferan las reuniones virtuales en numerosas plataformas de chat, y talleres de distinta índole se ofrecen a precios accesibles. La comunicación humana atraviesa un crecimiento exponencial, aunque no exista garantía de entendimiento mutuo. La humanidad post Covid19 intenta seguir adelante, como un ejército de hormigas en medio del caos. A ese caos, a esa histeria colectiva, a esos impulsos desesperados de conexión le corresponden formas nuevas de narrar.

Esto recuerda la pregunta que se formulaba Theodor Adorno al cierre de la Segunda Guerra Mundial: ¿Cómo escribir después de Auschwitz? Incansables, las letras reflexionaron sobre el horror de la vida, pero la experiencia literaria había cambiado radicalmente. Hoy, los objetos y las conductas también están adquiriendo nuevos sentidos. Nunca más veremos de la misma forma un cubrebocas. Nunca más menospreciaremos la poesía de un abrazo, la indisciplina de un beso. El término cuarentena cobra una dimensión distinta. Generaciones futuras lo sabrán mediante nuestros testimonios. Pero ya nada será igual. Bajo tales consideraciones, podemos decir que el virus nos ha tomado por el cuello, ha intentado asfixiarnos, y ya nuestras palabras no serán las mismas.

TEXTO Y CONTEXTO

Roger Torres Agüero ha publicado una novela que en otro tiempo se habría catalogado de ficción especulativa. Pero ahora bien podría ser una crónica. Eso demuestra que los géneros literarios son relativos, a menudo engañosos, y que importa más el modo de leer que las etiquetas. El autor peruano, radicado actualmente en Lima, toma como punto de partida el brote de coronavirus para desarrollar diversas tramas/subtramas con personajes temerosos, aturdidos, en recelo constante de perder sus privilegios. Tiempos pandémicos es una obra de largo aliento que, paradójicamente, corta el aliento debido a la inmediatez de la tragedia. Su estilo prolijo cultiva la observación directa con una vocación de miniaturista: el mapa y el territorio.

Previamente, tuve la oportunidad de platicar con el autor a propósito de Hoy he vuelto a escribir, una novela filosófica de carácter autobiográfico sobre temas como el amor, la verdad y la realidad. Entre referencias literarias y afinidades electivas, notaba su habilidad para entretejer argumentos, estructuras lingüísticas y pasiones humanas. Ese conjunto de saberes ahonda en la región de los valores, donde Roger demuestra eficacia para perfilar individuos con vicios y virtudes. «Como sabrás, soy Ingeniero del Agua, pero debido a la cuarentena se paralizó todo, así que este año decidí escribir. A la fecha, llevo ya siete libros. Los últimos dos fueron Tiempos pandémicos y una pieza teatral, Una familia con clase, que confeccioné a la par de la novela.»

Torres Agüero escribe ensayo, cuento y poesía, admira la obra de Unamuno y, en las conversaciones sostenidas por WhatsApp, suele referirse a Vargas Llosa, Bioy Casares y Borges cuando responde preguntas puntuales. Admira el pensamiento de Platón, Jaspers y Heidegger; sus textos traslucen interés por el ser en el mundo, conformado no solo de ideas sino de circunstancias. «Como lector, puedo decir que ciertas obras dejan una impronta notable, imperecedera. Como escritor, siempre hay un mensaje subliminal, medio sibilino, medio escondido, que tal vez se pueda atisbar, o tal vez no. Pero de cierta forma cuando uno escribe, atraviesa un proceso de catarsis. Aunque eso ya se ha dicho miles de veces. Algo que no se libera, con el tiempo puede explotar.»

EL VIRUS

«Acá en Perú, las cifras están descontroladas—dice para luego precisar con datos duros—. Hemos sobrepasado los 350,000 contagiados y +10,000 fallecidos. Perú fue uno de los primeros países de Sudamérica y de la región que adoptó las medidas sanitarias anticovid: la cuarentena, el estado de emergencia, la implementación de disposiciones y preceptos para poder convivir y tratar de erradicarlo. Fueron quince días que al final se extendieron a más de cien. En este momento no hay cuarentena porque la curva no está creciendo como antes; hubo un tiempo en el que el crecimiento estaba desbordado. Ahora se aproxima una meseta, donde se supone que no habrá repunte o rebrote. Todos ansiamos la línea horizontal que indique la ausencia de contagiados diarios.»

El impacto de la pandemia motivó la escritura de un relato breve y luego una ficción de largo aliento. «Fue un golpe fuerte—explica—. Al momento no te das cuenta, pero interiormente va surgiendo algo, una llamita incandescente. Recuerdo que todavía estábamos en verano, fue el 15 de marzo cuando el presidente ordenó la cuarentena, la paralización de todo. En ese entonces me gustaba ir al segundo nivel, donde tengo una terraza, y ahí contemplaba la calle. Vivo en una intersección concurrida, era verano y disfrutaba escribir con el torso descubierto. Allí surgió El virus, relato incluido en El escritor y otros cuentos, mi libro anterior. Era casi una reseña en tiempo real de lo que estaba ocurriendo. Entonces vislumbré la idea de Tiempos pandémicos.»

Roger narra cómo el coronavirus colapsó el sistema de salud peruano, que durante los últimos veinte años arrastraba problemas estructurales: malas coberturas, deficiencia en los servicios, falta de hospitales. «El sistema de salud estaba casi obsoleto cuando surgió el virus, y después de tantos meses las autoridades aún están dando batalla con la adquisición de unidades médicas, respiradores y oxígeno.» No obstante, muestra optimismo pues la economía se ha restablecido, algunos negocios empezaron a operar y las personas se están cuidando por iniciativa propia. «Cuando se trabaja de forma concatenada hay una sinergia muy elocuente. Esto va a solucionarse paulatinamente, a un ritmo lento pero seguro.» Tal vez, al final del día, la pandemia nos haya enseñado un par de lecciones.

EPÍLOGO

Por supuesto, dice Torres Agüero, su escritura despliega una mirada singular: «En la novela hay cosas inventadas, imaginadas y ciertas. No tienes compromisos con nadie, no tienes que dar explicaciones de nada. Esa es la libertad que te concede la ficción.» Tiempos pandémicos está disponible en Amazon. Lee la reseña en ConejoBelga.


Texto para Dudumdush: Christian Núñez ~ Mérida, Yucatán, México, 27.07.2020

Imágenes: Unsplash ~ Engin Akyurt



Formol · Carla Faesler



A medio camino entre el dispositivo literario

y la pieza conceptual, Formol, de Carla Faesler,

entrega como símbolo un corazón sacrificado.


GERMEN

La idea germinó en tiempos de Calderón. En un país destrozado por la violencia y la impunidad, hay una sensación de pérdida y desolación muy profunda. En ese entonces, no sé por qué, me vino de nuevo a la cabeza Rito azteca, un texto de Salvador Elizondo que está en Camera lucida. Yo lo había leído hacía muchos años, pero la idea del corazón de un guerrero mexica conservado en un frasco, me había impresionado profundamente, al grado de pensar en eso constantemente, cíclicamente. Me parecía una idea literaria extraordinaria. Cuando volví sobre esa imagen, pensé: «México es un corazón en un frasco de formol.» De ahí, pensé en armar una historia alrededor de ese objeto que, con una carga simbólica tan poderosa, podría ser un núcleo irradiador de reflexión.

HISTORIOGRAFÍA

Son puros recuerdos, cosas que aprendiste en la escuela, en la vida. En Formol, los hechos históricos están ahí para servir a la trama, no al revés. La construcción del recorrido del corazón a través del tiempo me sugirió convertirlo en algo creíble, por eso tomé a ciertos hechos y personajes como Bernardino de Sahagún y Lorenzo Boturini, por ejemplo, para apuntalar la imaginería. Rodear al corazón de ensoñaciones y acontecimientos reales me permitió tener una perspectiva en tierra, humana, posible, pero sobre todo me permitió anclar en el corazón la condición humana. Las emociones y reflexiones que detona la víscera en los seres humanos como seres políticos, culturales, son el tema de la novela.

SACRIFICIO

Todas las culturas tienen, han practicado el sacrificio como centro de atracción del favor espiritual o material por parte de entidades que rebasan lo humano. Sacrificios de sangre, de privación o simbólicos. El corazón simbólico, la sinécdoque primordial, por decirlo de alguna manera, por un lado, y lo arrancado, como bien dices: la extirpación, lo cercenado, que deviene siempre en un dolor fantasma. Es ahí cuando, al escribir, pensé en la identidad, esa idea que es en realidad un vacío, ¿qué es la identidad sino el movimiento, lo cambiante? Te arrancas siempre de ti mismo, te arrancan siempre de ti mismo. Siempre he sentido una atracción profunda por la noción de sacrificio, el dar y recibir, no sé si declaro mi amor al rito de sangre o a la ceremonia del cambio, de la transformación. El sacrificio implica una parte dadora y una receptora o invasora, depredadora, si se quiere, una relación que resulta en algo nuevo. En la ceremonia de sacrificio las voluntades no están presentes, podemos pensar en religión, pero también en asuntos políticos, económicos, culturales. En cuanto al rito de sangre, sí, tal vez le declaro mi amor a ese específico rito que hacía que el sol siguiera su curso.

MESTIZAJE

Siempre he sentido un gran pesar por la desaparición de las muchas culturas del mundo que fueron arrasadas, borradas por los grupos conquistadores. Además de las civilizaciones americanas, pienso también en cómo los romanos exterminaron las culturas europeas antiguas, la celta, por ejemplo. La pobreza cultural del mundo en términos de diferencia, diversidad y pluralidad de ideas, conocimiento y formas de vida es el signo de los tiempos. El mestizaje ha sido una herramienta de control político, económico y social utilizada por los poderosos para normalizar el despojo, el racismo, el clasismo, es un mecanismo de inclusión/exclusión que se probó muy efectivo y que continúa funcionando hasta ahora, ya bien entrado el siglo XXI.

TÉCNICA

Fue interesante, durante mucho tiempo, Formol era un libro de poemas. Llevaba mucho tiempo trabajándolo pero no estaba satisfecha con el resultado. Cada vez que lo abría me daba cuenta de que algo no funcionaba. En esas andaba cuando un buen día, recibí un correo de Mariana Castillo Deball, artista mexicana que vive en Berlín, invitándome a participar en su proyecto Never odd or even. La idea es que lxs participantes envíen una portada de un libro imposible, un libro que nunca podrá ver la luz, un libro de tema descabellado, inimaginable. Entonces me dije: claro, nunca voy a poder resolver Formol, es imposible. Entonces mandé la portada imaginaria, las pestañas, la cuarta de forros imaginaria e incluso, fragmentos de crítica imaginaria. A ella le gustó muchísimo, me dijo que era una idea extraordinaria. Ahí fue que pensé: tengo que escribir este libro, no es posible que no pueda, y curiosamente, el haber imaginado el libro impreso, el libro como un objeto terminado, me sacó de la parálisis que me producía el asunto. Me dije: tengo que escribir esto tal y como me lo imagino. Y entonces comenzó un torrente de palabras, como un dictado. Lo resolví en menos de un año, más o menos. Usé todo lo que había escrito como referencia, todas las ideas, fragmentos, datos que había recopilado para un libro de poesía y sólo me senté a escucharme.

ESTRUCTURA

Las dificultades del montaje narrativo no fueron tales en este libro porque lo escribí como me lo imaginaba, y la mente es así: un engranaje de imágenes, fragmentos, largas meditaciones, información desperdigada por todas las esquinas del intelecto y la psique. Es como un zapping. Es un zapping. La manera en cómo pensamos, que también tiene que ver con la alta cultura y la popular, eso somos, nos hemos construido con lecturas, referencias "cultas" y la vida cotidiana.

REGISTROS

Sobre poesía/narrativa, debo decir, ya se sabe, que hay cosas que solo la poesía puede transmitir, la economía del lenguaje, la densidad de la palabra que la poesía explora, es muchas veces la única manera de transmitir pensamientos complejos. La poesía evade la temporalidad, la descripción innecesaria, la poesía es el misterio de un mensaje que se recibe claro, nítido en medio de la niebla de lo incomprensible. La realidad, las emociones, a veces no pueden ser entendidas si no es a través del lenguaje de la poesía. La narrativa muestra, la poesía revela.

UNHEIMLICH

Sí, me fascina ese concepto freudiano, lo extrañamente familiar. En Formol, la leyenda del corazón dice que debe ser trasplantado a un cuerpo para que lata de nuevo. La familia de Larca está en ese universo del cuerpo como depositario de lo simbólico, el cuerpo como posibilidad más allá de su ser biológico. De ahí que sus cabezas estén habitadas por cuerpos muertos que viven, cuerpos embalsamados que representan algo más que sus fronteras de carne. La muerte y la vida están confundidas, traslapadas, mediadas por cuerpos que activan imaginarios descabellados pero profundamente reales para ellos.

HUMANIDADES

Llevamos años con la amenaza de directivos de la educación que proponen eliminar las Humanidades cuando son otras áreas de estudio como las ingenierías o las ciencias sociales (como la economía), las que han destruido al mundo. Yo creo que el arte imagina y construye el mundo que nos merecemos como humanos.


~ Corazón vintage ~

En Formol, Carla Faesler examina el pasado para darle sentido al presente, plantea un diálogo lúdico entre cierta historia familiar insólita y un sacrificio prehispánico en el Templo Mayor de Tenochtitlan. Algunos fragmentos son racimos de información dura, otros le dan amplitud semántica al término corazón. Uno pensaría primero en el corazón simbólico, pero también, y sobre todo, en el corazón arrancado, la víscera. Se perciben vínculos entre el cuerpo y lo mórbido, un juego donde lo extraño es familiar y viceversa, el unheimlich freudiano. Larca, su protagonista, adquiere «un gusto peculiar que la marcará en la mirada de los otros y que la hará distinguir a los que, como ella, no encuentran del todo dicha en las cosas alegres.» Faesler juega con la intertextualidad mediante ráfagas de erudición y frescura: diálogos, notas, recuerdos, crónicas, postales de la Ciudad de México donde coexisten la papelería o la ferretería sobrepuestas o en simbiosis inesperada con una galería de diseño. El fin del mundo como fin de un mundo.

Lee la reseña en ConejoBelga.



Edición de textos: Christian Núñez Imágenes: Cortesía de la Autora