Dos poemarios recientes de Javier Acosta,
Mi vida como pájaro + Versiones del vacío,
condensan sus ideas en torno a la escritura.
WONDERFUL TWINS
Aunque los terminé casi al mismo tiempo y aparecieron publicados el mismo año, Versiones del vacío y Mi vida como pájaro (Bonobos, 2019) corresponden a momentos distintos. En Versiones del vacío hay una voz más impersonal, pero creo que se puede condensar en el personaje del aprendiz. A lo largo de mi vida he buscado un maestro, he encontrado algunos casi siempre secretos, desapercibidos para el ojo despistado. También me he sentido como el alumno que no puede pasar de la primera lección; pero que algo aprende a pesar de (o gracias a) su corta inteligencia. Es un libro que encuentra su centro en el diálogo, en este caso entre la incapacidad de aprender y la inviabilidad de la enseñanza, de ahí el epígrafe sacado de los Sutras "no hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia". Mi vida como pájaro es un libro en buena parte biográfico, lo escribí en medio de un padecimiento nervioso; además del tratamiento médico, la escritura era un síntoma de que algo en mí seguía funcionando; los medicamentos me ayudaban a salir, pero la escritura hurgaba más en la oscuridad, metía el dedo en la llaga, me ayudaba a vivir con la luz apagada.
AMIGOS IMAGINARIOS
Borges aconseja acercarse a la metafísica como si fuera ficción, para él siempre será más provechoso así. "La metafísica es una rama de la literatura fantástica", dice. Las comprendemos mejor si partimos de ese principio. Decía que Mi vida como pájaro es un libro autobiográfico. Hablo frecuentemente en clase de Nietzsche o de Berkeley y con mi psiquiatra encontraba situaciones en el límite del sentido, ahí donde se encuentran la locura, el eros y los sueños. Mi estado anímico me hacía ver todo como ficción, como si fueran cosas que le estuvieran pasando a otro, mi idea de realidad estaba averiada. Por otro lado, veía con claridad la dimensión humana de ciertos enunciados filosóficos, por ejemplo el "todo dulce fue amargo alguna vez", de Nietzsche. Para mí era al revés, muchas cosas que consideraba dulces se iban amargando. La música, por ejemplo, que era incapaz de escuchar. No me interesaba impugnar a Nietzsche, desde luego, el asunto carecía de interés académico, había pasado del régimen de la argumentación al de la vivencia: todo se hacía más amargo. Me había retraído desde Nietzsche hacia Schopenhauer, quizá a uno de sus discípulos más oscuros, hacia Beckett, uno de mis maestros. Lo conocí primero a través del teatro. Regreso con frecuencia a su Esperando a Godot y a Final de partida, a sus poemas. Nos dice que ya dejemos de buscar a tientas el switch que encendería la luz. Que no lo hay, que ya es tiempo de que nos vayamos acostumbrando a la oscuridad. Ojo, no quiere decir que no intentemos ver; pero sí que el día es a veces más engañoso que la noche.
ETERNO RETORNO
No ha sido parte de un plan, pero lo pienso y creo que tienes razón. El pensamiento del eterno retorno nos libera del principio de razón, nos permite ver las cosas fuera del tiempo, en su repetición constante y en su ambivalencia; como dice el Eclesiastés, como Bachelard, como Gorostiza en su Muerte sin fin, como Paz y su idea de la Paramita. La poesía se compone de dos constantes: el pensamiento no dualista y la ruptura con la diacronía, con el tiempo lineal (lo que Bachelard llama el "instante metafísico"), así como de la repetición constante de ciertos mitologemas, situaciones que constituyen el repertorio de lo humano. De ahí la lucidez extrema de Anne Carson, que compagina con maestría lo arcaico y lo contemporáneo; de ahí la importancia de las ficciones de Borges. Viendo hacia atrás, creo que aparece en mis libros la idea de repetición de lo mismo, de las viejas historias y pasiones que encarnamos para bien y para mal, sin saberlo, sin planearlo.
OTAKU
Creo que la estética japonesa participa de muchos elementos de la llamada "vía negativa" de la mística occidental, así como del wu-wei (el "no hacer") taoísta; es refrescante para quienes hemos estado acostumbrados a la abundancia de condimentos, al barroco y el neobarroco, el terror al vacío. Al minimalismo y al arte en general lo rige el mismo principio, "hacer lo más con lo menos"; incluso poder hacer nada. Auden decía: "la poesía hace posible que nada suceda." Mi hijo dice que soy un otaku; pero lo niego terminantemente: no soy fan del anime ni el manga.
MIL VIDAS
"Hay que vivir mil vidas", dice Nietzsche. Se trata de un imperativo vital. El teatro lo permite, la poesía deja verlo. La vida misma lo impone. Así podemos entender que la idea de la identidad yoica es reactiva. La religión cristiana nos previene de ser otros; se identifica lo demoniaco con la multitud interior: "mi nombre es Legión", dice el endemoniado. La literatura nos ha dejado ver que somos Edipo, que yo es otro y que el otro también es yo. Como Pessoa, Whitman lo proclama. No somos (solo) la hormiga, sino el hormigueo. Por mi parte, la máscara me permite ensanchar la experiencia humana, también pensar, sentir y escribir de otra manera, de la misma manera que en la escena puede entender el actor en qué sentido él mismo es Hamlet. Somos legión. Dice Borges: "Nos aniquilaría ver la ingente forma de nuestro ser". Quizás lo intacto es ese devenir-otro, devenir-loco, del que habla Deleuze. Lo intacto es el instante, que no deja de pasar, "el medio día eterno", del que habla Nietzsche, recuerdo también el "…quieto punto del mundo que gira/ ahí está la danza", de T.S. Eliot.
LEER Y ESCRIBIR POESÍA
Me hace sentir más vivo. ¿Qué más puedo pedir? Lo dice Kant, en un rincón olvidado de la Crítica del juicio: el arte nos vivifica, y nos hace sentir qué se siente estar vivos. Eso no quiere decir que el poeta deba hacer votos de pobreza, pero sí que cuando escribe es quien quiere ser. ¿Quién no quisiera tener esa experiencia?
KANDINSKY
Los estudiantes se suelen contagiar de la pasión de sus maestros, cuando la tienen. Si los acompañas en la experiencia del poema se dan cuenta de que ahí —también como señala Bloom— sucede el ensanchamiento de la conciencia; y que es una experiencia poco desdeñable. Libre de la lógica de la utilidad práctica, la poesía atañe a eso que antes se llamaba "el espíritu"; así lo llama Kandinsky en su libro, y está convencido de que la gente tiene hambre del "pan espiritual", también argumenta que corresponde al arte proveer ese alimento; pero es verdad que la comida chatarra triunfa o que padecemos una especie de anorexia del espíritu, que se tiene por prestigiosa (el dictamen pertenece a Artaud, aunque lo han actualizado varios críticos contemporáneos).
CRISIS EDITORIAL
Comenzaré por algunos aspectos positivos. Muchas ferias de libro y festivales se pueden ver en streaming o en YouTube. Se agradece. Como profesor me he tenido que reciclar y no ha sido fácil. Lo han tenido que hacer muchos, cada uno desde su actividad profesional. Los escritores del mainstream se ven cómodos, pero tengo la sospecha de que las ventas de algunos de ellos no son las mismas. Vemos noticias del cierre de las pequeñas librerías y cómo han subido exponencialmente las ganancias de Amazon, por ejemplo; no tengo el dato concreto de la venta de libros; pero creo que Bezos no se puede quejar. Los que estamos en una segunda fila nos hemos encontrado con que la poca promoción que podíamos hacer a nuestros libros se redujo al mínimo, la presentación en streaming reduce desde luego la oportunidad de hacer circular el libro en físico y los tenemos igual que las pequeñas librerías, durmiendo el sueño de los justos. La ventaja que tenemos los poetas es que nunca hemos vivido, ni viviremos de la venta de los libros. Por otro lado, comparativamente, han surgido más oportunidades para dar talleres, diplomados y otros cursos a distancia, lo que ha compensado un poco el balance.
PENSAMIENTO CRÍTICO
Estoy de acuerdo contigo. La vieja distinción entre alta y baja cultura debería diluirse aún más, sin caer en los peligros del facilismo. Lo que debemos conservar es una actitud crítica y creativa: tanto el filósofo como el artista: Slavoj Žižek y Byung-Chul Han son inteligentes incitadores de la insubordinación. La creación artística fuerte es una constante insubordinación respecto de los moldes anquilosados (antiguos y ultramodernos) de la experiencia y del pensamiento. Recuerdo a Deleuze: "Pensar es pensar contra el pensamiento"; es decir, contra el pensamiento dominante, contra el dogma, contra las complicidades heredadas y la conveniente docilidad ultramoderna. La crítica ha de señalar las ilegitimidades del régimen estético, político y vivencial; pero además tiene un ingrediente político: llega a su cumplimiento con la re-creación de los modos de vida. Kandinsky llamaría esto el "pan espiritual".
Deshilvanar la mística ~ Por Christian Núñez
Ilustraciones: Javier Acosta
La atracción de la profundidad es un relato de Patrick Süskind sobre una estudiante de artes que, a falta de profundidad, se deprime y termina suicidándose. Dos poemarios recientes de Javier Acosta—Mi vida como pájaro + Versiones del vacío—le habrían revelado a esa chica que la deseada profundidad es a menudo fiel compañera de ansiolíticos y depresiones. Descubrir tal carencia es un indicio, el síntoma de algo más. Precisamente durante la caída somos capaces de reconocer, aun cuando ya sea un poco tarde, momentos significativos de nuestra existencia: nacimiento, vida, muerte, amor, eterno retorno. Desde cierta altura, aún es posible abrazar el desasosiego, recibir calor por unos segundos, gestionar nuestra tristeza, y enseguida sentir un desplome. Quizá, en términos filosóficos, el golpe físico de la caída y el golpe metafísico de la nada se abracen como el coyote y el correcaminos de los Looney Tunes. O tal vez no. Posiblemente la caída solo nos permita un juego de palabras, transitar de la nada a la nada, pasando por el nadie, aunque eso implique sacrificio y orfandad. Se puede ser profundo en la caída, pese a todo.
Harold Bloom advierte que el poema nada tiene que enseñar, si acaso pudiera hacerlo, tratándose de un lector agudo, solo podría iluminarlo, afinar su lucidez ante la fuerza gravitatoria. Mantra del abismo: intuir que nunca hubo nada más que nunca y nada, como afirmara el Beckett más nihilista. Arrojar la escalera desde arriba, según declaró un Wittgenstein paradójico. En el límite de la palabra, más o menos como los vagabundos de Esperando a Godot, la lectura de Javier Acosta se pasa volando. Tanto más si hay insomnio, si es preciso despertar. ¿La estudiante de Süskind obtuvo alguna respuesta en su vuelo imposible de pájaro improvisado? Nunca lo sabremos. ¿A qué altura de la realidad uno abre los ojos? Acosta escucha con atención el bosque cuyos árboles cayeron en ausencia del vínculo humano. Sus versos deshilvanan la mística.Si ya en poemarios previos descubría el potencial de ciertos símbolos—luna, perro, corazón—, aquí el sentido y el sinsentido se revelan en la dualidad maestro/alumno y la oratoria de las aves. Pájaros heridos en el asfalto, nuestra caída es ascensión.
Mi vida como pájaro, Javier Acosta. Bonobos Editores + Universidad Autónoma de Zacatecas. México, 2019.
Versiones del vacío, Javier Acosta. Ilustrado por Victoria Ruiz. Bonobos Editores. México, 2019.
De Mi vida como pájaro
Que te sea concedida la gracia de pensar otras cosas.
Deja que todo siga su camino. No le ruegues a un dios
que te otorgue un dolor para poder cantar.
Peaje y travesía nocturna
Todas estas pastillas
que me dejan
dormir que me impiden
soñar que me impiden
morir
como se debe.
Salmo para un dios que funge de adversario
Inventó el despertar, también la hiriente luz del día,
inventó la distancia entre los sueños y la realidad,
entre las alas y el desplome,
la insalvable distancia entre la cama y las pastillas.
Él puso en mi camino
obstáculos
que no pude salvar.
Grande es mi Señor.
De Versiones del vacío
La verdura roída es un símbolo del vacío—pero no es el vacío.
La palabra vacío es una huella del vacío—pero no es el vacío.
La huella del ratón es un recordatorio del ratón—pero no del vacío.
La palabra vacío es una avería del vacío—pero no es el vacío.
La imposibilidad de atrapar el ratón no es el ratón—
La imposibilidad de pensar el vacío no es el vacío—
~
Tan quieto estoy
que soy lo único
que anda a la deriva y
así, cada día
me adentro
en el desconocimiento
de todas las cosas—pude leer
en su libreta.
~
Vine a este papel, nada más
a escribir.
que el pensamiento es accesorio de la voz, y
que la voz un accesorio es de todas las palabras, y
que la palabra es accesoria del resuello, y
que el resuello es un accesorio de las almas
Que el alma es un accesorio del cuerpo
y el cuerpo de la vida y
la vida del movimiento, que
el movimiento es un accesorio del torbellino
que lo es del vértigo, que lo es del vacío
que el vacío es nada
más un accesorio de los pensamientos
Que la escritura es uno más
entre los desperfectos
del vacío
~
Vine a esta papel, nada más a escribir.