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Cien caballos en el mar · Alfonso López Corral



Alfonso López Corral desgrana los principales mecanismos narrativos
que componen Cien caballos en el mar (Paraíso Perdido, 2017).


SONORA EN LA FICCIÓN
Sonora es el lugar donde transcurren los cuentos y por eso los personajes batallan la distancia, levantan el polvo que nunca termina de asentarse en las calles de barrial, padecen el calor y el sol, se pierden en el linde semidesértico, con el cielo rojo del atardecer que parece que lo ensancha, se suben a la sierra para cambiar de horizonte; pienso que el paisaje es la base que me permite perfilar su modo de hablar y de hacer las cosas, de llevar los silencios para ahorrarse palabras innecesarias que, no obstante, deben ser significativos en los diálogos, y acciones que estén bien justificadas, porque de otra forma representan movimientos innecesarios que las temperaturas no dudan en castigar.

IMAGINARIO Y (P)REFERENCIAS
Las referencias conforman una lista de autores y obras que se modifica con el paso del tiempo. Hay escritores a los que les debo mucho y tengo en un altar, eso no quiere decir, y lo digo lamentándome, que influyeron en mi escritura. Hay obras que son inimitables. Me encantaría, por ejemplo, rozar, aunque fuera por accidente y de manera breve, el mundo creado, y esa maravilla que es su prosa, por supuesto, por Juan Carlos Onetti. Son muchos los autores a los que debo y la deuda de un escritor con sus modelos debería alcanzarle para una literatura, pero los pasivos no dan dividendos. Puedo mencionar, sin que me pongan una pistola, autores que siento que se han ido quedando en mis (p)referencias aunque la lista se acorte o se alargue: Bulgákov, Bierce, Karen Blixen, Manuel Puig, Yourcenar, Flannery O'Connor, Faulkner y Hemingway, Kurt Vonnegut, Liliana Blum...

HÉCTOR DE MAULEÓN
Recuerdo que leí la crónica sobre la captura de Joaquín "el Chapo" Guzmán el mismo día que Héctor de Mauleón la publicó en El Universal [25 de enero de 2016] y que al instante, como buen mexicano descreído de las autoridades, me puse a buscarle todos los peros posibles, todos los agujeros que se me ocurrieran, desde acciones fortuitas hasta teorías de conspiración torpemente elaboradas. Lo que más sorprendió en ese momento, la hipótesis que me pareció más increíble, fue que unos oficiales hubiesen cumplido con su deber, honrado su juramento. En ese momento pensé que los hechos, de ser verdaderos, necesitaban más de un final, pero no para inflar la leyenda del prófugo (porque, sabemos, a su alrededor se tejen solas decenas de historias), sino para amplificar la de los federales que lo detuvieron y que no lo tuvieron fácil ni siquiera cuando presentaron al capo en cadena nacional.

POLIOMIELITIS
Fue un reto que me puse para comenzar el libro que seguiría a Musiquito del talón y, por el registro de los cuentos en Musiquito, todos de corte realista–¿qué quiere decir eso en realidad?—, quise irme al lado opuesto y contar una historia fantástica de un personaje que me pareció, además, fantástico. No estoy seguro de qué tan bien librado salí de dicho reto, porque, por ejemplo, no pude escapar del locus y quizás eso limitó las posibilidades de la historia. Debo decir que escribir el primer borrador de la historia fue muy difícil, imaginar lo que el personaje pensaba, decía y hacía al descubrir su condición me puso en extremo emotivo y voluble, como ningún otro cuento que había escrito hasta entonces lo había hecho.

LOS FAVORITOS
Mentiría si dijera que todos los cuentos del libro me gustan; sucede que cuando los pienso en diferentes momentos, me gusta uno y me disgusta otro, la siguiente ocasión me gusta otro, pero me disgusta uno más y así cambio de parecer; en otros momentos pienso que tal o cual cuento pudo mejorarse, que necesitaba más corrección, más distancia, incluso supresión. Sin embargo, si tuviera que escoger obligado, es muy probable que elegiría el que da título al libro: Cien caballos en el mar, porque es una imagen y una idea que me persiguió desde que escribía Musiquito de talón, sólo que entonces no las ejecuté como debía, no pude escribirlo al gusto, y quizás el esfuerzo invertido es lo que me hace valorarlo diferente a los demás, como aquellos padres que aman a todos sus hijos pero no pueden evitar sentir debilidad por aquel que le batalla un poco más a la vida.

ESTILO
Considero que mis recursos son limitados, así que trato de jugar con lo que tengo a la mano, como un lanzador que falla con las curvas, pero que domina la recta y el cambio de velocidad, y ante cada bateador que llega a la caja no puede evitar lanzarle el repertorio con el que se siente confiado. Además de eso, la violencia sigue presente en la mayoría de los cuentos como si fuera el oxigeno que todos los personajes de mis cuentos tienen que respirar para (mal)vivir, aunque en este libro son más evidentes temas como el amor, los celos, la posesión, la pobreza, el deber, la locura. Es cierto, debo decir que, aunque todo sucede en Navojoa, me he permitido explorar un poco más lo fantástico, eso, creo, espero, sería lo que distingue Musiquito del talón y Cien caballos en el mar.

PROCESO CREATIVO
Como casi siempre escribo cuento, el proceso, la hechura suele cambiar. Hay cuentos que salen de una sentada y aunque uno desconfíe de esa facilidad, con revisiones posteriores muchas veces se mantienen y apenas necesitan un despunte; en cambio, hay cuentos que pueden tomarme años. Escribo lento y poco, y cuando digo que pueden tomarme años, es porque algunas historias, más allá de su extensión, se resisten a encontrar, ya no digo encajar, el molde que les corresponde. Si con las relecturas y el tiempo siguen sin dar la impresión de que ya están del otro lado, que ya casi quedaron, los sigo reescribiendo, aunque entre una revisión y corrección y otra pasen meses o años, porque no estoy tranquilo mientras sé que tengo un proyecto pendiente, un trabajo que completar.

ESCRIBIR Y PUBLICAR
Puede haber muchos desafíos. Cada escritor privilegiará y sufrirá el suyo. El más citado puede ser que escribir y publicar (libros en este caso) rara vez pone la comida en la mesa. Pero también tenemos como desafío el reflector que ahora dan las redes: ni bien se apaga un foco cuando se enciende otro y eso apresura muchas veces el ansia de publicar, sentir que el tiempo gana, come, que el foco no se prenderá nunca más para nuestro trabajo. Esto también ocasiona distracciones, es contraproducente estar tanto tiempo en las redes sociales, porque no sólo acortamos nuestros tiempos de atención, sino que hasta la realidad se nos suele escabullir entre tanto mar de opiniones. Cambiar la lectura de un libro por el refresh de las redes es nocivo para la salud de la obra.

FORMATO DIGITAL
No sé qué tanto haya permeado en realidad el hábito de leer en digital. Es casi por naturaleza que el escritor es un fetichista de los libros, y que siente que nada sustituye el objeto, pero también pienso que muchos, sin confesarlo abiertamente, leen en digital ya: ya sea porque es más fácil y rápido conseguir el libro que queremos leer, hasta porque circula la piratería apenas disfrazada y muchos libros se consiguen sin pagar, lo que al final es un balazo en el pie y un círculo vicioso.

PROYECTOS RECIENTES
Le estoy dando los toques finales a un libro de cuentos que se va al lado opuesto de todo lo que he escrito hasta ahora, o eso quiero creer al menos: aborda el tema de nuestra educación sentimental y todos los cuentos del volumen son románticos, como en las películas de amor gringas, y traté, además, de que todas tuvieran un final feliz. Lo más canijo hasta el momento, te lo aseguro, ha sido asegurar que el lector me acepte el pacto de credulidad que le propongo.

PARAÍSO PERDIDO
La dinámica con la editorial es tranquila. Como todo, requiere paciencia, entender que aunque sea una editorial de contacto directo, hay muchos autores queriendo ser atendidos, preguntando cómo va su libro, adónde lo mueven y eso... pero publicar en una independiente consigue que el libro se mantenga–si bien por otros medios—en circulación mucho más tiempo del que le ceden en librerías y llegue a sitios insospechados. Esto propicia que a poco más de tres años de publicado el libro, tú puedas conseguirlo y leerlo y hacer una nota sobre el mismo.

Alfonso López Corral (Navojoa, Sonora, 1979) es autor de los libros de cuentos La noche estaba afuera (Tres Perros, 2010) y Musiquito del talón (FETA, 2013), que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2013. En 2010 fue incluido en la antología Breve colección de relato porno (Tres Perros), en 2016 en Lados B, Narrativa de alto riesgo (Nitro/Press) y México Noir, Antología de relato criminal (Nitro/Press). Ha colaborado en revistas como Luvina, Tierra Adentro, Pez Banana, Revista de la Universidad de México, Mula Blanca, entre otras.

Lee la reseña de Cien caballos en el mar en ConejoBelga.

Los desperfectos del vacío · Javier Acosta



Dos poemarios recientes de Javier Acosta,
Mi vida como pájaro + Versiones del vacío,
condensan sus ideas en torno a la escritura.

WONDERFUL TWINS

Aunque los terminé casi al mismo tiempo y aparecieron publicados el mismo año, Versiones del vacío y Mi vida como pájaro (Bonobos, 2019) corresponden a momentos distintos. En Versiones del vacío hay una voz más impersonal, pero creo que se puede condensar en el personaje del aprendiz. A lo largo de mi vida he buscado un maestro, he encontrado algunos casi siempre secretos, desapercibidos para el ojo despistado. También me he sentido como el alumno que no puede pasar de la primera lección; pero que algo aprende a pesar de (o gracias a) su corta inteligencia. Es un libro que encuentra su centro en el diálogo, en este caso entre la incapacidad de aprender y la inviabilidad de la enseñanza, de ahí el epígrafe sacado de los Sutras "no hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia". Mi vida como pájaro es un libro en buena parte biográfico, lo escribí en medio de un padecimiento nervioso; además del tratamiento médico, la escritura era un síntoma de que algo en mí seguía funcionando; los medicamentos me ayudaban a salir, pero la escritura hurgaba más en la oscuridad, metía el dedo en la llaga, me ayudaba a vivir con la luz apagada.

AMIGOS IMAGINARIOS

Borges aconseja acercarse a la metafísica como si fuera ficción, para él siempre será más provechoso así. "La metafísica es una rama de la literatura fantástica", dice. Las comprendemos mejor si partimos de ese principio. Decía que Mi vida como pájaro es un libro autobiográfico. Hablo frecuentemente en clase de Nietzsche o de Berkeley y con mi psiquiatra encontraba situaciones en el límite del sentido, ahí donde se encuentran la locura, el eros y los sueños. Mi estado anímico me hacía ver todo como ficción, como si fueran cosas que le estuvieran pasando a otro, mi idea de realidad estaba averiada. Por otro lado, veía con claridad la dimensión humana de ciertos enunciados filosóficos, por ejemplo el "todo dulce fue amargo alguna vez", de Nietzsche. Para mí era al revés, muchas cosas que consideraba dulces se iban amargando. La música, por ejemplo, que era incapaz de escuchar. No me interesaba impugnar a Nietzsche, desde luego, el asunto carecía de interés académico, había pasado del régimen de la argumentación al de la vivencia: todo se hacía más amargo. Me había retraído desde Nietzsche hacia Schopenhauer, quizá a uno de sus discípulos más oscuros, hacia Beckett, uno de mis maestros. Lo conocí primero a través del teatro. Regreso con frecuencia a su Esperando a Godot y a Final de partida, a sus poemas. Nos dice que ya dejemos de buscar a tientas el switch que encendería la luz. Que no lo hay, que ya es tiempo de que nos vayamos acostumbrando a la oscuridad. Ojo, no quiere decir que no intentemos ver; pero sí que el día es a veces más engañoso que la noche.

ETERNO RETORNO

No ha sido parte de un plan, pero lo pienso y creo que tienes razón. El pensamiento del eterno retorno nos libera del principio de razón, nos permite ver las cosas fuera del tiempo, en su repetición constante y en su ambivalencia; como dice el Eclesiastés, como Bachelard, como Gorostiza en su Muerte sin fin, como Paz y su idea de la Paramita. La poesía se compone de dos constantes: el pensamiento no dualista y la ruptura con la diacronía, con el tiempo lineal (lo que Bachelard llama el "instante metafísico"), así como de la repetición constante de ciertos mitologemas, situaciones que constituyen el repertorio de lo humano. De ahí la lucidez extrema de Anne Carson, que compagina con maestría lo arcaico y lo contemporáneo; de ahí la importancia de las ficciones de Borges. Viendo hacia atrás, creo que aparece en mis libros la idea de repetición de lo mismo, de las viejas historias y pasiones que encarnamos para bien y para mal, sin saberlo, sin planearlo.

OTAKU

Creo que la estética japonesa participa de muchos elementos de la llamada "vía negativa" de la mística occidental, así como del wu-wei (el "no hacer") taoísta; es refrescante para quienes hemos estado acostumbrados a la abundancia de condimentos, al barroco y el neobarroco, el terror al vacío. Al minimalismo y al arte en general lo rige el mismo principio, "hacer lo más con lo menos"; incluso poder hacer nada. Auden decía: "la poesía hace posible que nada suceda." Mi hijo dice que soy un otaku; pero lo niego terminantemente: no soy fan del anime ni el manga.

MIL VIDAS

"Hay que vivir mil vidas", dice Nietzsche. Se trata de un imperativo vital. El teatro lo permite, la poesía deja verlo. La vida misma lo impone. Así podemos entender que la idea de la identidad yoica es reactiva. La religión cristiana nos previene de ser otros; se identifica lo demoniaco con la multitud interior: "mi nombre es Legión", dice el endemoniado. La literatura nos ha dejado ver que somos Edipo, que yo es otro y que el otro también es yo. Como Pessoa, Whitman lo proclama. No somos (solo) la hormiga, sino el hormigueo. Por mi parte, la máscara me permite ensanchar la experiencia humana, también pensar, sentir y escribir de otra manera, de la misma manera que en la escena puede entender el actor en qué sentido él mismo es Hamlet. Somos legión. Dice Borges: "Nos aniquilaría ver la ingente forma de nuestro ser". Quizás lo intacto es ese devenir-otro, devenir-loco, del que habla Deleuze. Lo intacto es el instante, que no deja de pasar, "el medio día eterno", del que habla Nietzsche, recuerdo también el "…quieto punto del mundo que gira/ ahí está la danza", de T.S. Eliot.

LEER Y ESCRIBIR POESÍA

Me hace sentir más vivo. ¿Qué más puedo pedir? Lo dice Kant, en un rincón olvidado de la Crítica del juicio: el arte nos vivifica, y nos hace sentir qué se siente estar vivos. Eso no quiere decir que el poeta deba hacer votos de pobreza, pero sí que cuando escribe es quien quiere ser. ¿Quién no quisiera tener esa experiencia?

KANDINSKY

Los estudiantes se suelen contagiar de la pasión de sus maestros, cuando la tienen. Si los acompañas en la experiencia del poema se dan cuenta de que ahí —también como señala Bloom— sucede el ensanchamiento de la conciencia; y que es una experiencia poco desdeñable. Libre de la lógica de la utilidad práctica, la poesía atañe a eso que antes se llamaba "el espíritu"; así lo llama Kandinsky en su libro, y está convencido de que la gente tiene hambre del "pan espiritual", también argumenta que corresponde al arte proveer ese alimento; pero es verdad que la comida chatarra triunfa o que padecemos una especie de anorexia del espíritu, que se tiene por prestigiosa (el dictamen pertenece a Artaud, aunque lo han actualizado varios críticos contemporáneos).

CRISIS EDITORIAL

Comenzaré por algunos aspectos positivos. Muchas ferias de libro y festivales se pueden ver en streaming o en YouTube. Se agradece. Como profesor me he tenido que reciclar y no ha sido fácil. Lo han tenido que hacer muchos, cada uno desde su actividad profesional. Los escritores del mainstream se ven cómodos, pero tengo la sospecha de que las ventas de algunos de ellos no son las mismas. Vemos noticias del cierre de las pequeñas librerías y cómo han subido exponencialmente las ganancias de Amazon, por ejemplo; no tengo el dato concreto de la venta de libros; pero creo que Bezos no se puede quejar. Los que estamos en una segunda fila nos hemos encontrado con que la poca promoción que podíamos hacer a nuestros libros se redujo al mínimo, la presentación en streaming reduce desde luego la oportunidad de hacer circular el libro en físico y los tenemos igual que las pequeñas librerías, durmiendo el sueño de los justos. La ventaja que tenemos los poetas es que nunca hemos vivido, ni viviremos de la venta de los libros. Por otro lado, comparativamente, han surgido más oportunidades para dar talleres, diplomados y otros cursos a distancia, lo que ha compensado un poco el balance.

PENSAMIENTO CRÍTICO

Estoy de acuerdo contigo. La vieja distinción entre alta y baja cultura debería diluirse aún más, sin caer en los peligros del facilismo. Lo que debemos conservar es una actitud crítica y creativa: tanto el filósofo como el artista: Slavoj Žižek y Byung-Chul Han son inteligentes incitadores de la insubordinación. La creación artística fuerte es una constante insubordinación respecto de los moldes anquilosados (antiguos y ultramodernos) de la experiencia y del pensamiento. Recuerdo a Deleuze: "Pensar es pensar contra el pensamiento"; es decir, contra el pensamiento dominante, contra el dogma, contra las complicidades heredadas y la conveniente docilidad ultramoderna. La crítica ha de señalar las ilegitimidades del régimen estético, político y vivencial; pero además tiene un ingrediente político: llega a su cumplimiento con la re-creación de los modos de vida. Kandinsky llamaría esto el "pan espiritual".

Deshilvanar la mística ~ Por Christian Núñez
Ilustraciones: Javier Acosta

La atracción de la profundidad es un relato de Patrick Süskind sobre una estudiante de artes que, a falta de profundidad, se deprime y termina suicidándose. Dos poemarios recientes de Javier Acosta—Mi vida como pájaro + Versiones del vacío—le habrían revelado a esa chica que la deseada profundidad es a menudo fiel compañera de ansiolíticos y depresiones. Descubrir tal carencia es un indicio, el síntoma de algo más. Precisamente durante la caída somos capaces de reconocer, aun cuando ya sea un poco tarde, momentos significativos de nuestra existencia: nacimiento, vida, muerte, amor, eterno retorno. Desde cierta altura, aún es posible abrazar el desasosiego, recibir calor por unos segundos, gestionar nuestra tristeza, y enseguida sentir un desplome. Quizá, en términos filosóficos, el golpe físico de la caída y el golpe metafísico de la nada se abracen como el coyote y el correcaminos de los Looney Tunes. O tal vez no. Posiblemente la caída solo nos permita un juego de palabras, transitar de la nada a la nada, pasando por el nadie, aunque eso implique sacrificio y orfandad. Se puede ser profundo en la caída, pese a todo.
Harold Bloom advierte que el poema nada tiene que enseñar, si acaso pudiera hacerlo, tratándose de un lector agudo, solo podría iluminarlo, afinar su lucidez ante la fuerza gravitatoria. Mantra del abismo: intuir que nunca hubo nada más que nunca y nada, como afirmara el Beckett más nihilista. Arrojar la escalera desde arriba, según declaró un Wittgenstein paradójico. En el límite de la palabra, más o menos como los vagabundos de Esperando a Godot, la lectura de Javier Acosta se pasa volando. Tanto más si hay insomnio, si es preciso despertar. ¿La estudiante de Süskind obtuvo alguna respuesta en su vuelo imposible de pájaro improvisado? Nunca lo sabremos. ¿A qué altura de la realidad uno abre los ojos? Acosta escucha con atención el bosque cuyos árboles cayeron en ausencia del vínculo humano. Sus versos deshilvanan la mística.Si ya en poemarios previos descubría el potencial de ciertos símbolos—luna, perro, corazón—, aquí el sentido y el sinsentido se revelan en la dualidad maestro/alumno y la oratoria de las aves. Pájaros heridos en el asfalto, nuestra caída es ascensión.


Mi vida como pájaro, Javier Acosta. Bonobos Editores + Universidad Autónoma de Zacatecas. México, 2019.
Versiones del vacío, Javier Acosta. Ilustrado por Victoria Ruiz. Bonobos Editores. México, 2019.

De Mi vida como pájaro

Que te sea concedida la gracia de pensar otras cosas.
Deja que todo siga su camino. No le ruegues a un dios
que te otorgue un dolor para poder cantar.


Peaje y travesía nocturna

Todas estas pastillas
que me dejan
dormir que me impiden
soñar que me impiden
morir
como se debe.


Salmo para un dios que funge de adversario

Inventó el despertar, también la hiriente luz del día,
inventó la distancia entre los sueños y la realidad,
entre las alas y el desplome,
la insalvable distancia entre la cama y las pastillas.
Él puso en mi camino
obstáculos
que no pude salvar.
Grande es mi Señor.

De Versiones del vacío

La verdura roída es un símbolo del vacío—pero no es el vacío.
La palabra vacío es una huella del vacío—pero no es el vacío.
La huella del ratón es un recordatorio del ratón—pero no del vacío.
La palabra vacío es una avería del vacío—pero no es el vacío.
La imposibilidad de atrapar el ratón no es el ratón—
La imposibilidad de pensar el vacío no es el vacío—

~

Tan quieto estoy
que soy lo único
que anda a la deriva y
así, cada día
me adentro
en el desconocimiento
de todas las cosas—pude leer
en su libreta.

~

Vine a este papel, nada más
a escribir.
que el pensamiento es accesorio de la voz, y
que la voz un accesorio es de todas las palabras, y
que la palabra es accesoria del resuello, y
que el resuello es un accesorio de las almas
Que el alma es un accesorio del cuerpo
y el cuerpo de la vida y
la vida del movimiento, que
el movimiento es un accesorio del torbellino
que lo es del vértigo, que lo es del vacío
que el vacío es nada
más un accesorio de los pensamientos
Que la escritura es uno más
entre los desperfectos
del vacío

~

Vine a esta papel, nada más a escribir.


Latitudes · Tere Góngora Basterra





Un podcast que resuene en todo el mundo:

Platicamos con Tere Góngora sobre Latitudes,

una propuesta de encuentros que humanizan.

ORIGEN

Cuando llegué a vivir a España en 2016 pasé por un período de ilegalidad mientras se resolvía mi documentación. Latitudes surgió como un texto literario una tarde, en un café, con aire de melancolía. Para el texto había elegido diferentes coordenadas del mundo para narrar una historia que tuviera como hilo conductor un principio que nos constituye: el amor nos mueve. Siempre me han gustado los mapas y la idea de que una coordenada es como la huella digital de un lugar, y me gusta pensar que en cualquier lugar del mundo puede iniciar una gran historia, por eso lo titulé Latitudes. Dejé de escribir en cuanto mi documentación se resolvió y empecé a trabajar.

Años más tarde, en octubre de 2020 hice Wanderbeing, un curso de liderazgo creativo, ético y humano que en su cuarto módulo permitía a los participantes presentar un reto. Lo hice. Mi reto era: ¿Cómo puedo generar contenido de valor? Los primeros tres módulos habían sido una revolución de ideas, de emociones y de conexiones que despertaron mi memoria y mi sentido de responsabilidad para valorar de dónde vengo, en dónde estoy y en dónde quiero estar dentro de diez años.

Me inspiré de mis compañeros y de algunos profesionales que conocí en aquel curso. Empecé a indagar en el pasado, y recordé que en 2010 lideré un programa de radio online (podcast no era tan famoso entonces), del que no tenía ninguna evidencia. Me puse en marcha porque me encantaba y conseguí recuperarlos todos: las cinco temporadas que hicimos.

Primero, escuché los episodios que había grabado. ¡Me encantaba estar frente al micrófono en aquella cabina! Además de que por la redacción de los guiones, tenía que leer habitualmente. Cuando terminé, empecé a escuchar podcast actuales. Hay mucho buen material ahí afuera, y el podcast está en auge por todo el mundo. Hemos vuelto a la narrativa y a la comunicación oral, algo en lo que creo desde que soy una niña, y me encanta que la voz pueda potenciar la imaginación.

¡Empecé! Mi punto de partida se llama KM 0 y es el que considero el piloto del proyecto. A partir de él, me he marcado un objetivo específico de 42 kilómetros (episodios) por alcanzar… ¿Por qué 42? Porque me gusta correr, y especialmente me gustan los maratones. Así que desde el inicio, Latitudes es un proyecto de generación de contenido de valor que decidí materializar utilizando el podcast como medio.


COLABORACIONES

En mi forma de vivir está inculcado el principio de equipo. Desde el KM 0 supe que quería tener un grupo de colaboradores, personas talentosas de mi confianza, con quienes me identificara, pero que también pudieran añadir diversidad. El desarrollo del proyecto me encontró en pleno COVID19 y en el inicio de un trabajo, porque esa fue una de las cosas que hice para desarrollar la propuesta: encontrar un trabajo que se adaptara al estilo de vida que quiero llevar, y que me permitiera tiempo para concretar Latitudes. Tuve suerte.

Primero, compartí Latitudes con mis hermanas Addy y Liz (ubicadas en Mérida, Yucatán, México). Empezamos a tener sesiones cada semana. Dediqué tiempo a definir el propósito del proyecto. ¿Para qué hacerlo? Era clave para mí defenderlo, entenderlo, explicarlo con naturalidad y sencillez. Ellas aportaron con ideas y con críticas constructivas. Uno de los valores principales de Latitudes es la humildad, porque escribir es un ejercicio de humildad, y la escritura es la base sobre la cual está desarrollado el proyecto. En esto último Addy, mi hermana mayor, es quien me ayuda con la edición literaria de cada guión. Colaboramos en hacer mejor lo que escribo, intercambiamos puntos de vista y referencias bibliográficas para mejorar o tener nuevas ideas.

¡Tenía el contenido! Y con él la idea de querer hacer que fuera un proyecto integral, que existiera una ventana digital que completara el viaje, un punto de encuentro. Vi que otros podcasters lo tenían también, y me pareció una idea genial. Así que, busqué a Mabel Sánchez (ubicada en España) y a Laura Valero (ubicada en UK), las creadoras de la identidad gráfica y del diseño web. Con Mabel había colaborado antes, en mi trabajo previo, y Laura es de esas personas que parecía ya conocerme la primera vez que hablamos. Ellas aportan con su talento a que mi identidad se vea reflejada en el branding y en la web. Suelo tener revisiones con ellas ocasionalmente, y ellas saben que pueden construir con sus opiniones lo que escribo y narro en el podcast.

Empezaron las dudas y alguna que otra dificultad en el camino, que principalmente tuvieron que ver con mi ánimo. Empecé a tomar decisiones, a poner las cosas en la balanza, a confiar de nuevo. La música siempre me acompaña y quería poder tener música comercial como banda sonora, pero al final, por motivos varios decidí ambientar la narración con sonido libre de derechos, y llevar la música a modo de listas de reproducción inspiradas en cada kilómetro (episodio). Y así, me encontré con Kenneth Trian (ubicado en CDMX). Fue curioso cómo nos reencontramos después de muchos años, a través de esa ventana que se llama Instagram. Hablé con él, le pregunté si podía post-producirme, le envíe el documento que había preparado con mis hermanas, y le dije de las cosas importantes que quería que considerara para sumarse al proyecto. Se sumó y empezó a diseñar el sonido de cada uno de los kilómetros. En el guión, suelo mandarle indicaciones, pero siempre le doy carta libre para que el explore y le dé su toque. Kenneth es una pieza importantísima para hacer que quienes escuchen sientan aún más lo que yo narro. Es emocionante.

Vino el momento de registrar el dominio. Todos los "latitudes punto y algo" estaban tomados. Había hablado con varias personas y estaba decidida a ponerle latitudesylatidos.com pero había algo que no me convencía, quizá que era demasiado largo. Por esa ventana que se llama Facebook me reencontré con Chris Núñez, que para tiempos de COVID-19 había ofrecido en sus redes consultoría estratégica de negocio. Aunque estudié marketing y sabía cómo hacer un análisis FODA, la experiencia de Chris me ayudó a terminar de darle estructura a lo que ya había creado. Además, gracias a Chris encontré el dominio de la web que hemos construido: somoslatitudes.com. Chris aporta para que la planificación y la estrategia tengan un papel central en el desarrollo del proyecto, para que las cosas se hagan con inteligencia y creatividad. Él, como los demás, construye con sus comentarios para hacer que el proyecto sea mejor.

Además de ellos empecé a tener conversaciones con algunos amigos que sabían del proyecto y que regularmente me escribían para darme apoyo. Varios de mis compañeros de Wanderbeing desde Madrid, Isa desde Uruguay, además de mi hermana Liz desde Mérida.

Sin darme cuenta, me había hecho de una red multicultural y diversa en la que el diálogo está abierto, y siempre he dejado la puerta abierta para ser coherentemente un proyecto de comunidad. Pensando en ello, se me ocurrió pedirle a personas cercanas que me prestaran sus voces para darle más realismo a las historias que comparto. ¡Ha sido muy divertido y muy bonito darme cuenta que Latitudes es un espacio en el que conviven acentos y conectan seres queridos de distintos tiempos y lugares!

El equipo es todo. Y espero que sigan siendo parte de la parte creativa especialmente cuando vengan nuevas temporadas.


DIFERENCIALES

Latitudes es creativo, optimista, respetuoso, humilde y resiliente. Generamos valor porque queremos que sume a las personas, que genere buena vibra.


El branding muestra un círculo que simula al mundo, pero que también es una ventana; y líneas horizontales, que pueden luego convertirse en ondas de sonido que se expanden y que llegan a tantas longitudes, como los viajeros quieran. Es un branding sencillo, limpio, con ciertos toques femeninos, que da mucho juego.

El tagline explica de forma clara lo que es el proyecto, mucho más allá de ser un podcast, Latitudes es encuentros que humanizan, una oportunidad para descubrir aspectos que nos hacen ser más conscientes de lo humanos que somos. Las humanidades son centrales y por eso lo quise reflejar en esa frase.

La estrategia va en busca de alcanzar esos 42 kilómetros (episodios) que estarán distribuidos en siete temporadas. En 2020, tendremos las primeras dos, en 2021 tendremos cuatro temporadas, y la última temporada será entre finales y principios de 2022. Entre cada temporada habrá un tiempo de producción y de post-producción, por lo que iremos dejando los contenidos para que quien quiera repetir, siempre pueda volver al KM 0. La elaboración del contenido requiere de un tiempo y quiero que lo que prime sea la calidad. Cada una de los episodios tiene una duración de entre 20 y 40 minutos como máximo. Veremos cómo se va dando, pero lo que tenemos claro es que Latitudes va de saber disfrutar del camino. Aunque a día de hoy, la mayoría de los temas ya están escritos en un plan de ruta, todo puede suceder y quiero dejar abierta la oportunidad de cambiar o adaptar los contenidos según evolucione todo. En tiempos de crisis, como los que vivimos, el compromiso por generar sonido positivo, es una parte central de la estrategia.

El tono es cercano. Es como una conversación entre amigos en donde doy mucho juego a las preguntas, a la imaginación, y a sembrar una semilla para que el diálogo interior continúe.


DESAFÍOS

El primer reto es tener la capacidad para poder financiar todas las temporadas y mantenerlo como un proyecto independiente, pero en el plan de ruta hay algunas cartas que quiero guardar bajo la mesa. Lo más importante para mí es generar ese contenido de valor del que hablo. Si lo consigo, entonces seguramente en el camino podré encontrar medios para sostenerlo. Soy optimista porque es un proyecto honesto. En cuanto a los desafíos, está la necesidad de ser muy organizada porque tengo un compromiso de trabajo que no puedo descuidar porque confían en mí, así que tendré que organizarme muy bien para cuidar ambos proyectos.


¿CÓMO HACER UN PODCAST DESDE CERO?

1 ~ ¡Hoja en blanco! Como creo que nacen todos los proyectos. Como digo en el KM 0, con la idea concebida, con un deseo. Primero tienes que saber qué quieres contar y para qué. Llevo muchos años queriendo compartir mi interpretación del mundo, dándole un papel importantísimo al arte.

2 ~ ¡Cómprate un micrófono! No necesitas un estudio de grabación para grabar. Asegúrate de tener el equipo, y levanta la mano si necesitas ayuda. Soy una agradecida de la tecnología y de lo útil que es porque todo está a un clic o varios de respuesta. Mucha gente está compartiendo y no cuesta más que tiempo.

3 ~ ¡Juega! Juega con la voz hasta encontrar la tuya. "Caminante no hay camino, se hace camino al andar", ¿no dice así? Encontrarse con uno mismo requiere de tiempo y de alguna que otra decepción, pero es necesario.

4 ~ ¡Respira! Ten paciencia. Graba, y borra, y vuelve a grabar.

5 ~ ¡Investiga! Sobre qué plataformas alojan los podcast, y muy importante, cuánto te va a costar. Crea tu presupuesto, y hazte de un equipo de tu confianza.

6 ~ ¡Hazlo! Hay muchas cosas que aún no sé, y sé que me queda mucho que aprender, lo iré descubriendo. Empieza por un MVP0, en mi caso, el MVP0 es la primera temporada. La experiencia es la mejor vía de aprendizaje.

7 ~ ¡Cuéntalo! Cuenta que tienes un proyecto, que es de comunidad, que nos enriquecemos del feedback respetuoso, y que lo que compartes es solo una visión de la película: la tuya. Y no hay nada más honesto que eso.


PROCESOS

Habilité un espacio de mi casa para trabajar en el podcast. Compre post-its porque en Wanderbeing aprendí que el proceso creativo es muy visual. Poco después hice otro curso en donde reforcé esa idea así que me lo creé. Escribo: suelo estructurar el guión con una intro, y tres historias que se relacionan para llegar a un cierre. Leo. Compro libros que tienen que ver con ideas o chispazos que he tenido guardadas desde hace mucho. Busco vídeos en YouTube que luego me sirven para alimentar el blog, veo documentales, vuelvo a películas, escucho muchos otros podcasts, que me gustan y que no. Luego, vuelvo a escribir en los post-its las frases que más me interesa rescatar y las pego en la pared. Me grabo. No ha habido un solo kilómetro que no haya grabado o repetido por lo menos dos o tres veces. Y cuando me siento saturada, o que algo no fluye, salgo a la naturaleza con mi novio. Bajamos al mar, o vamos a la montaña, o le hablo a alguien para reírme. Los días que me da bajón, descanso, y me doy permiso. Cuando el kilómetro (episodio) está hecho, lo envío a alguien para que colaboremos en la lista de reproducción de Spotify, y luego la escucho y me vuelvo a inspirar. Y cuando siento que algo se está perdiendo… ¡vuelvo al KM 0! Siempre vuelvo al KM0.


TARGET

Hombres y mujeres de cualquier latitud del mundo que hablen castellano, de unos 20-60 años, que tengan un gusto particular por la lectura y por el arte. Me hace especial ilusión pensar que un joven de 25 años pueda identificarse con algo de lo que narro. A veces pienso que Latitudes está dirigido para todos aquellos adultos que no dejaron morir a su niño interior, porque está ahí vivo.


PLANNING

Creo que tener un plan de trabajo es una forma de anticiparse y de no perder el norte. Por ejemplo, por un lado, en todos los kilómetros busco la perspectiva de género, procuro que hayan tres coordenadas distintas; por otro, tengo claro en qué punto de las seis temporadas empezaré a hacer entrevistas, y me da orden y organización.


ALCANCE

¿A mediano plazo? Sé que va a sonar poco ambicioso, pero espero que resuene en por lo menos una persona del mundo, esa es mi visión de Latitudes. El propósito es generar la reflexión a través de historias y proponer al arte como medio para una sociedad más humana. Es muy halagador pensar que a mediano plazo la web tendrá un gran número de seguidores pero ese no es el KPI que yo busco, sé que es importante para poder evolucionar y alcanzar los 42 kilómetros, pero no quiero distraerme de ese propósito de generar reflexión. Así que a mediano plazo, espero crear vínculos con personas que se identifiquen con las conversaciones que propondré.

¿A largo plazo? Si resuena, entonces algunas personas me compartirán su historia y esa comunidad se hará fuerte. Me encantaría que de Latitudes salieran nuevos proyectos que sigan el objetivo de poner en valor los valores a través de las humanidades. Me emociona compartir historias de referentes actuales, y seguir sumando a la calidad de vida de quienes quieran escucharme. Así que, a largo plazo, espero que Latitudes sea el inicio de un camino en el que deseo seguir escribiendo.


PROFESIONALIZACIÓN

Creo que este tipo de proyectos hace que la vida de otras personas tenga belleza, porque hacen que promovamos el pensamiento crítico, que con nuestro trabajo despertemos algún tipo de curiosidad. Porque profesionalizar este tipo de proyectos le da seriedad y formalidad a la vocación artística. Mira lo que pasa con el covid19, el arte y los valores son los que nos salvan. Necesitamos tanto de la comida, como de espíritu positivo, porque nos viene una crisis mundial brutal, y cada uno tiene que poner su granito de arena. Latitudes es mi granito de arena, que sin el tiempo y la colaboración de muchos no habría podido ver la luz.

Latitudes tendrá su propio sitio web, cuenta en Instagram y Facebook, y se difundirá por Ivoox, Spotify y Apple Podcast. Por lo menos por ahora.





Edición de textos: Christian Núñez Imágenes: Unsplash + Tere Góngora Basterra