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Los pequeños macabros · Yesenia Cabrera

Horror, ficción especulativa y fantástico: tríada oscura difícil de ignorar. Son el primo friki de la familia que, en buena parte gracias a los consorcios editoriales, logró el éxito masivo. Han tomado la revancha de los subgéneros, gozan de muy buena salud y entre sus filas tienen a Mariana Enriquez, Joe Hill, Thomas Ligotti, John Ajvide Lindqvist, autores que llenarían un estadio de lectores hardcore. En la carta marina del gótico y new weird latinoamericanos, Los pequeños macabros navega en medio de la semioscuridad. Su voz trémula narra episodios donde la crueldad explícita, con escenas gore y fluidos viscosos, impregna los muros de nuestra habitación. Relatos como Carne de colores, Dentrificarum o La oficina tardan en digerirse, hay un elemento de confrontación muy disfrutable. Sin la intención de ser catalogada en un mapa de autores y tendencias, Yesenia Cabrera menciona que solo se dedicó a transcribir sus pesadillas. Así las cosas, despertar apenas tiene sentido, pero no hacerlo resulta catastrófico. La única opción es leerla.
NEW WEIRD
Me siento feliz por la publicación del libro. Enormemente agradecida por el premio y los lectores que ha tenido. Me gustaría decir que se ubica en los estándares de la literatura de terror mexicana. Es un libro de relatos de terror, hechos por una autora mexicana. Se habla por ejemplo de un gótico y un new weird latinoamericanos. Alguna vez me hicieron el apunte de que en este caso se trata de new weird. Me gustaría pensar que es así, pero a veces uno escribe sin la intención de ser catalogado, sino de contar una historia que necesita ser contada.
SUEÑOS
Como gran parte de las historias vienen de lo onírico, no hay una intención de demanda a propósito. Disfruté el proceso de transcribirlos, lo que no disfruté fue soñarlos, pero creo que es el precio de las historias o el trueque de la creación. Lo que buscaba era compartir la experiencia de experimentar un mal sueño y que los lectores se encontraran con el hecho del "despertar" tras su lectura.
Creo que en el inconsciente habitan los miedos y las preocupaciones que también se comparten en Los pequeños macabros. Entre mis referencias, se encuentran bandas como Me and That Man, Lacrimosa, obras como las de John Kenn y Edward Gorey. En cuanto a la literatura, Angela Carter, Shirley Jackson, Arthur Machen, Ambrose Bierce y HP Lovecraft son algunos de mis autores más leídos.
PROCESO
La idea de componer 6 secciones surgió de mi editor, Antonio Marts y compañía. Percibieron el patrón de mis historias, como una suerte de capítulos. Formamos las secciones como una suerte de guía para el lector. Presentación da la bienvenida con cierto humor ácido sobre lo inesperado del destino de cada personaje. Las historias Del circo surgieron gracias a un personaje de una obra de teatro en la que actué en la universidad, Arlequino, servidor de dos patrones, de Carlo Goldoni. Mi personaje era Trufaldino. Pocas personas saben que le temía a los payasos y personajes propios del circo y marionetas. Así que tuve el reto de enfrentar ese miedo. La sección de Zoología la escribí como parte de una etapa en la que necesitaba reencontrarme con el instinto de supervivencia y experimentar nuevas áreas medicinales ancestrales. Clásicos-variaciones rinde homenaje a ciertos autores que admiro, con ideas que me hubiese gustado leer de ellos. Puesta en escena es una suerte de experimento; aquí es recurrente la presencia de niños. Tres cuentos incluidos en Mundos paralelos surgen de la realidad torcida; los demás son sueños que traduje en historias. Epílogo, sección que cierra el libro con Viaje astral al espinazo, cierra una etapa dolorosa de mi vida. Aunque la idea era homenajear a Adela Fernández, son las historias quienes toman su propio rumbo.
RELATOS
Puedo recomendarle al lector algunos de mis favoritos, como Vinum Sabatti, de Arthur Machen; Compañeras de labor, de Alan Moore; La bruja de Shirley Jackson; Cuentos de hadas, de Angela Carter; El señor de las muñecas, de Joyce Carol Oates; El Rey de Amarillo, de Robert W. Chambers; El traje del muerto, de Joe Hill; La semilla del diablo, de Ira Levin; Fábulas feroces, de Ambrose Bierce; Duermevelas, de Adela Fernández; Narraciones para leerse con la luz apagada, de Valentín Chantaca. Entre muchos otros.
PUBLICAR
La dinámica a distancia con Paraíso Perdido se realizó a través de Zoom, emails, mensajes y avisos telepáticos, justo al principio de la pandemia. La convivencia ha sido asombrosa, el trato profesional y a la vez cálido de mis editores ha sido increíble. Les estoy agradecida, porque también nacieron lazos de amistad invaluables. El principal desafío es conocer editoriales que estén dispuestas a escuchar y apoyar el proyecto de un libro. En cuanto al formato digital, su principal ventaja es la facilidad de adquisición, me queda claro. De leer la novedad antes de adquirir el ejemplar físico.
PROYECTOS
Actualmente trabajo en la edición de Malleus maleficarum, un libro que trabajé en la beca del FONCA hace un par de años, con relatos de terror sobre brujería con base a testimonios aterrizados en un contexto actual. Largas son las lenguas de los eones, sueños colectivos esmi actual proyecto del FONCA, un libro sobre sueños de distintas partes de México. Por último, Sepultadas es una novela sobre adolescentes desaparecidas con poderes sobrenaturales.
DUDUMDUSH ideas colectivas
Lee la reseña de Los pequeños bastardos en CONEJOBELGA.

Edición de textos: Christian Núñez · Fotos: Cortesía de la autora
Posted on November 25th, 2021
Novecientos noventa y nueve · Cástulo Aceves

Platicamos con Cástulo Aceves sobre su novela
Novecientos noventa y nueve, el influjo de Roberto Bolaño
y los retos de un escritor en el México post pandemia.
IMPACTO DE BOLAÑO
Roberto Bolaño como escritor, como artista, era iconoclasta y un tanto extremista, sobre todo en esa juventud bohemia que vivió en la Ciudad de México llevando la poesía como postura vital. En ese sentido, pareciera que entre sus lectores logró el mismo efecto, radicalizando las posturas para que sólo hubiera fanáticos o detractores. Yo me tendría que contar entre los fanáticos de esta especie de culto que logró sobre su literatura, pero dicho esto, siempre he creído que soy uno sensato. Para mí es un magnífico escritor y un furibundo lector, pero cuyo boom perdió proporción. Hace unos años, en un evento para conmemorar sus, en ese entonces, seis años de fallecimiento, me atreví a decir que me parecía mejor cuentista que novelista. Se provocó todo un debate. Mi novela precisamente intenta ser al mismo tiempo un tributo y una broma sobre hasta dónde pueden llegar los fanáticos de Bolaño, o de cualquier escritor, artista o figura pública, cuando se van a los extremos.
NOVELA NEGRA
Siempre leí un poco de literatura policiaca, especialmente me gustaban los libros, series y películas de asesinos seriales, además de que hubo una época en que me clavé con el cyberpunk. Sin embargo, después de asistir varios años seguidos a distintos encuentros y festivales de novela negra en Guadalajara (organizados por Vanessa García Leyva), me convencí de que un día quería escribir por lo menos una novela policiaca. En esos momentos no planeaba que fuera mi primera novela, pero ya estaba el germen que después me llevó a escribirla. La idea siempre estuvo en mi cabeza precisamente después de aquel evento donde se dio el debate, ¿habría fans de un escritor dispuestos a asesinar? ¿Y si éstos se volvían una especie de secta? El hecho de que la historia la lleve un detective que investiga los asesinatos me pareció la forma más natural de encontrar un orden en ese caos de violencia y poesía que prefiguraba en mi imaginación.
CONSTRUCCIÓN DE PERSONAJES
En una primera versión de la novela usé el mismo juego que usa Bolaño en Los detectives salvajes, dándoles nombres distintos a varios personajes basados en personas reales, pero que fueran anagramas o sonoramente similares. Sin embargo, en un momento de su reescritura los editores me aconsejaron dejar los nombres reales pues era muy confuso. Esto le dio un dejo de meta ficción y logró un gran efecto que ha causado tanto risa como angustia. Cabe decir que la mayoría de los personajes escritores no están basados en alguien en particular, sino que formé personalidades sumando distintas características de muchos escritores que conozco o que incluso son una especie de cliché: El académico retirado, el escritor famoso y envidiado, el poeta rebelde y la tallerista ya en retiro, en realidad responden a unir piezas de muchos de los escritores que he conocido. Aún no me reclama ninguno. Aún.
PROCESO DE ESCRITURA
Mi mayor reto fue que tenía varias búsquedas que parecían disimiles e incluso contradictorias. Yo quería una novela un tanto paródica, llena de humor negro, pero muy verosímil y precisa en cuanto al contexto policiaco (en cuanto a la forma en que hacen su labor los investigadores reales). Eso me llevó a leer sobre criminología, procesos policiacos y entrevistarme con personas que trabajan en Fiscalía para entender su trabajo. Me presioné mucho sobre eso. Pero también quería una novela que, si bien estaba llena de referencias a la obra de Bolaño, fuera entendible y disfrutable para quien nunca lo hubiera leído. Finalmente, quería una novela integral, capaz de capturar al lector, un thriller con acción y vertiginoso, sin dejar de lado el aspecto literario. El resultado fue reescribirla varias veces desde cero hasta la versión final.
ESTILO
El abordaje de una novela definitivamente es diferente al de un libro de cuentos. No sólo la extensión, sino mantener el ritmo, tono y atmósfera es un reto, no diré más difícil (no creo que la novela sea más complicada que el cuento ni viceversa), pero sí diferente. Tuve que trabajar mucho en documentarme, en aspectos técnicos como los diálogos y, sobre todo, en profundizar en los personajes. Después de 999, creo que he afinado mis métodos, pero también tengo interés en seguir explorando la parte oscura de los personajes en mis historias.
REFERENTES NARRATIVOS
Ursula K. Le Guin, Quim Monzo, Paul Auster, William Gibsom, Chuck Palahniuk y, de un tiempo para acá, Patricia Highsmith.
PANORAMA LITERARIO
Creo que la pandemia afectó la industria editorial, sobre todo a la cadena productiva que terminaba en las librerías. Si bien la gente, en general, pasó más tiempo en casa, no estoy seguro de que ello hubiera implicado más tiempo de lectura, por lo menos de lectura de "literatura". Definitivamente el formato digital ganó terreno, pero no creo que ello implique el "fin del libro de papel" que tanto se temía hace unos años. El libro como objeto sigue vigente, y creo que seguirá en el futuro (y lo dice un programador fanático de las nuevas tecnologías). Lo que me queda claro es que las formas de distribución de los bienes han venido cambiando, pero definitivamente los algoritmos no han sustituido las recomendaciones de los libreros, ni las redes sociales a las charlas donde una persona cercana te recomienda una lectura con sinceridad. No podría decir que esto será para siempre, los programadores aprenden, incluso empiezan a enseñarles a aprender a los algoritmos.
SER ESCRITOR EN MÉXICO
En México es relativamente fácil escribir, pero tremendamente difícil vivir de escribir (por lo menos si uno desea escribir literatura). Yo he tenido la fortuna de estar ya del lado del autor, pero también del editor. La industria editorial enfrenta muchísimos retos, uno de ellos es tratar de darle un lugar digno al autor en la cadena de valores que implica la publicación de un libro. Hay muchas cosas que mejorar en las editoriales, en las distribuidoras y en las librerías, para que ganen todos. Por otro lado, el desafío para los autores es profesionalizarnos en el oficio: tener orden en el aspecto administrativo, abrir y mantener redes sociales, apoyar a las editoriales y participar en las actividades que permitan vender los libros o dar a conocer nuestras obras.
PARAÍSO PERDIDO
Desde la publicación de mi segundo libro con ellos pude atestiguar su crecimiento. Y hace unos años que me integré como editor se volvió para mí una casa. Si bien siempre hay mucho trabajo, creo en el equipo, en la visión de la editorial y en que hemos logrado encontrar libros memorables, voces de autores que comienzan a ser leídas por nuevas generaciones de lectores y que poco a poco van encontrando su lugar.
PROYECTOS
Tengo un caos de proyectos, pero sí puedo compartir que estoy trabajando en una novela sobre hackers (y posiblemente un libro de cuentos). También está en el aire seguir con el personaje de Novecientos noventa y nueve, el investigador Nepomuceno Castilla, en una secuela de la cual tengo apenas apuntes.

Cástulo Aceves (Guadalajara, Jalisco,1980). Ha publicado los libros de cuento Acteón (Paraíso Perdido, 2013), Las instancias del vértigo (CECA Jalisco, 2013), Los nombres del juego (Paraíso Perdido, 2006), y Puro artificio (Humo, 2004, primer lugar en el Concurso Estatal de Cuento Adalberto Navarro Sánchez (2004). Sus relatos han sido incluidos en una docena de antologías. Cuentos suyos fueron traducidos al inglés e italiano.
Fotografía del autor: Cortesía Alejandro Meter.
Posted on March 28th, 2021
Cien caballos en el mar · Alfonso López Corral

Alfonso López Corral desgrana los principales mecanismos narrativos
que componen Cien caballos en el mar (Paraíso Perdido, 2017).
SONORA EN LA FICCIÓN
Sonora es el lugar donde transcurren los cuentos y por eso los personajes batallan la distancia, levantan el polvo que nunca termina de asentarse en las calles de barrial, padecen el calor y el sol, se pierden en el linde semidesértico, con el cielo rojo del atardecer que parece que lo ensancha, se suben a la sierra para cambiar de horizonte; pienso que el paisaje es la base que me permite perfilar su modo de hablar y de hacer las cosas, de llevar los silencios para ahorrarse palabras innecesarias que, no obstante, deben ser significativos en los diálogos, y acciones que estén bien justificadas, porque de otra forma representan movimientos innecesarios que las temperaturas no dudan en castigar.
IMAGINARIO Y (P)REFERENCIAS
Las referencias conforman una lista de autores y obras que se modifica con el paso del tiempo. Hay escritores a los que les debo mucho y tengo en un altar, eso no quiere decir, y lo digo lamentándome, que influyeron en mi escritura. Hay obras que son inimitables. Me encantaría, por ejemplo, rozar, aunque fuera por accidente y de manera breve, el mundo creado, y esa maravilla que es su prosa, por supuesto, por Juan Carlos Onetti. Son muchos los autores a los que debo y la deuda de un escritor con sus modelos debería alcanzarle para una literatura, pero los pasivos no dan dividendos. Puedo mencionar, sin que me pongan una pistola, autores que siento que se han ido quedando en mis (p)referencias aunque la lista se acorte o se alargue: Bulgákov, Bierce, Karen Blixen, Manuel Puig, Yourcenar, Flannery O'Connor, Faulkner y Hemingway, Kurt Vonnegut, Liliana Blum...
HÉCTOR DE MAULEÓN
Recuerdo que leí la crónica sobre la captura de Joaquín "el Chapo" Guzmán el mismo día que Héctor de Mauleón la publicó en El Universal [25 de enero de 2016] y que al instante, como buen mexicano descreído de las autoridades, me puse a buscarle todos los peros posibles, todos los agujeros que se me ocurrieran, desde acciones fortuitas hasta teorías de conspiración torpemente elaboradas. Lo que más sorprendió en ese momento, la hipótesis que me pareció más increíble, fue que unos oficiales hubiesen cumplido con su deber, honrado su juramento. En ese momento pensé que los hechos, de ser verdaderos, necesitaban más de un final, pero no para inflar la leyenda del prófugo (porque, sabemos, a su alrededor se tejen solas decenas de historias), sino para amplificar la de los federales que lo detuvieron y que no lo tuvieron fácil ni siquiera cuando presentaron al capo en cadena nacional.
POLIOMIELITIS
Fue un reto que me puse para comenzar el libro que seguiría a Musiquito del talón y, por el registro de los cuentos en Musiquito, todos de corte realista–¿qué quiere decir eso en realidad?—, quise irme al lado opuesto y contar una historia fantástica de un personaje que me pareció, además, fantástico. No estoy seguro de qué tan bien librado salí de dicho reto, porque, por ejemplo, no pude escapar del locus y quizás eso limitó las posibilidades de la historia. Debo decir que escribir el primer borrador de la historia fue muy difícil, imaginar lo que el personaje pensaba, decía y hacía al descubrir su condición me puso en extremo emotivo y voluble, como ningún otro cuento que había escrito hasta entonces lo había hecho.
LOS FAVORITOS
Mentiría si dijera que todos los cuentos del libro me gustan; sucede que cuando los pienso en diferentes momentos, me gusta uno y me disgusta otro, la siguiente ocasión me gusta otro, pero me disgusta uno más y así cambio de parecer; en otros momentos pienso que tal o cual cuento pudo mejorarse, que necesitaba más corrección, más distancia, incluso supresión. Sin embargo, si tuviera que escoger obligado, es muy probable que elegiría el que da título al libro: Cien caballos en el mar, porque es una imagen y una idea que me persiguió desde que escribía Musiquito de talón, sólo que entonces no las ejecuté como debía, no pude escribirlo al gusto, y quizás el esfuerzo invertido es lo que me hace valorarlo diferente a los demás, como aquellos padres que aman a todos sus hijos pero no pueden evitar sentir debilidad por aquel que le batalla un poco más a la vida.
ESTILO
Considero que mis recursos son limitados, así que trato de jugar con lo que tengo a la mano, como un lanzador que falla con las curvas, pero que domina la recta y el cambio de velocidad, y ante cada bateador que llega a la caja no puede evitar lanzarle el repertorio con el que se siente confiado. Además de eso, la violencia sigue presente en la mayoría de los cuentos como si fuera el oxigeno que todos los personajes de mis cuentos tienen que respirar para (mal)vivir, aunque en este libro son más evidentes temas como el amor, los celos, la posesión, la pobreza, el deber, la locura. Es cierto, debo decir que, aunque todo sucede en Navojoa, me he permitido explorar un poco más lo fantástico, eso, creo, espero, sería lo que distingue Musiquito del talón y Cien caballos en el mar.
PROCESO CREATIVO
Como casi siempre escribo cuento, el proceso, la hechura suele cambiar. Hay cuentos que salen de una sentada y aunque uno desconfíe de esa facilidad, con revisiones posteriores muchas veces se mantienen y apenas necesitan un despunte; en cambio, hay cuentos que pueden tomarme años. Escribo lento y poco, y cuando digo que pueden tomarme años, es porque algunas historias, más allá de su extensión, se resisten a encontrar, ya no digo encajar, el molde que les corresponde. Si con las relecturas y el tiempo siguen sin dar la impresión de que ya están del otro lado, que ya casi quedaron, los sigo reescribiendo, aunque entre una revisión y corrección y otra pasen meses o años, porque no estoy tranquilo mientras sé que tengo un proyecto pendiente, un trabajo que completar.
ESCRIBIR Y PUBLICAR
Puede haber muchos desafíos. Cada escritor privilegiará y sufrirá el suyo. El más citado puede ser que escribir y publicar (libros en este caso) rara vez pone la comida en la mesa. Pero también tenemos como desafío el reflector que ahora dan las redes: ni bien se apaga un foco cuando se enciende otro y eso apresura muchas veces el ansia de publicar, sentir que el tiempo gana, come, que el foco no se prenderá nunca más para nuestro trabajo. Esto también ocasiona distracciones, es contraproducente estar tanto tiempo en las redes sociales, porque no sólo acortamos nuestros tiempos de atención, sino que hasta la realidad se nos suele escabullir entre tanto mar de opiniones. Cambiar la lectura de un libro por el refresh de las redes es nocivo para la salud de la obra.
FORMATO DIGITAL
No sé qué tanto haya permeado en realidad el hábito de leer en digital. Es casi por naturaleza que el escritor es un fetichista de los libros, y que siente que nada sustituye el objeto, pero también pienso que muchos, sin confesarlo abiertamente, leen en digital ya: ya sea porque es más fácil y rápido conseguir el libro que queremos leer, hasta porque circula la piratería apenas disfrazada y muchos libros se consiguen sin pagar, lo que al final es un balazo en el pie y un círculo vicioso.
PROYECTOS RECIENTES
Le estoy dando los toques finales a un libro de cuentos que se va al lado opuesto de todo lo que he escrito hasta ahora, o eso quiero creer al menos: aborda el tema de nuestra educación sentimental y todos los cuentos del volumen son románticos, como en las películas de amor gringas, y traté, además, de que todas tuvieran un final feliz. Lo más canijo hasta el momento, te lo aseguro, ha sido asegurar que el lector me acepte el pacto de credulidad que le propongo.
PARAÍSO PERDIDO
La dinámica con la editorial es tranquila. Como todo, requiere paciencia, entender que aunque sea una editorial de contacto directo, hay muchos autores queriendo ser atendidos, preguntando cómo va su libro, adónde lo mueven y eso... pero publicar en una independiente consigue que el libro se mantenga–si bien por otros medios—en circulación mucho más tiempo del que le ceden en librerías y llegue a sitios insospechados. Esto propicia que a poco más de tres años de publicado el libro, tú puedas conseguirlo y leerlo y hacer una nota sobre el mismo.

Alfonso López Corral (Navojoa, Sonora, 1979) es autor de los libros de cuentos La noche estaba afuera (Tres Perros, 2010) y Musiquito del talón (FETA, 2013), que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2013. En 2010 fue incluido en la antología Breve colección de relato porno (Tres Perros), en 2016 en Lados B, Narrativa de alto riesgo (Nitro/Press) y México Noir, Antología de relato criminal (Nitro/Press). Ha colaborado en revistas como Luvina, Tierra Adentro, Pez Banana, Revista de la Universidad de México, Mula Blanca, entre otras.
Posted on February 8th, 2021