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Viejos comiendo sopa · Javier Acosta




Javier Acosta posee una vasta obra poética que pone en suspenso las certezas y asume riesgos estilísticos a través de metamorfosis repentinas. El autor nutre su imaginario de la tradición literaria oriental, la reflexión filosófica y el diálogo con la belleza. Viejos comiendo sopa obtuvo el Premio Nacional de Poesía «Juan Eulogio Guerra Aguiluz» 2020, convocado por la Universidad Autónoma de Sinaloa.

< lentitud y belleza >
Hay constantes llamados a la reconciliación del espíritu del tiempo y la belleza. Byung Chul-Han articula mucho de su pensamiento en torno a esa idea. Un arte de la lentitud es necesario, pero esa necesidad es soslayada por la velocidad de escape que nos propulsa y que modula la experiencia humana. Parece una inversión siniestra del llamado de Horacio, el carpe diem, que nos invita a abrazar el día. Ahora lo entendemos como el mandato de vivir muy de prisa, ya que la vida es corta. Tendríamos que aclararlo, en el dialecto del presente: detente, demórate en la anchura del día.

< silencio >
Dice Pascal Quignard que no hay diferencia entre la música y un libro silencioso. El poema ordena musicalmente el discurso mientras suspende el ruido. Todo el que ha leído, también el que ha escrito, lo ha probado; se abre ante nosotros un reino silencioso, al mismo tiempo silenciado por el ruido. El asunto es complejo, múltiple. Tomaré un detalle aparentemente secundario como ejemplo: quien intenta un poema se enfrenta constantemente a las intermitencias de la voz, señaladas por el corte del verso, los espacios en blanco y, de manera decisiva, por la distribución silábica. No es poca cosa. Por todas partes aparece el hiato, la respiración, el resuello del poema. Si todo marcha bien, al escribir abrimos las costuras del lenguaje, que se anega de silencio, de lo que llamaba Lispector la entrelínea.

< inmediatez >
Mi reflejo ha sido distanciarme. A veces pienso que para mí escribir es la mejor coartada para estar solo. En el ámbito cultural y en el resto, he debido lidiar con mi introversión. Por otra parte es inevitable percibir las transformaciones de la escena y las políticas culturales, no es que hayamos estado alguna vez bien, pero considero que la cultura se encuentra especialmente descuidada, incluso desprestigiada, en los últimos años. Se han aplicado formas nuevas del descuido. Ojalá las cosas cambien, pero tenemos buenas razones para el descreimiento.

< postpandemia >
Creo que no soy la persona más al tanto; pero noto muy disminuida la actividad literaria. Creo que las instituciones encontraron una muy buena manera de ahorrar recursos con la organización de eventos en línea. Pero incluso se han suprimido muchas actividades que podrían realizarse en línea, como los talleres literarios. Hablo de mi entorno. No soy una persona muy nostálgica, pero soy adicto al libro de papel, me parece un soporte estética y humanamente todavía no superable, las ferias del libro parecen disminuidas, incluso incómodas; por ello, en peligro.

< metamorfosis >
He reflexionado últimamente sobre el punto, el motivo ha sido la lectura de un libro de Francois Jullien sobre lo que él llama la descoincidencia, se trata, afirma Jullien, de la misma dinámica que guía a la vida (al bíos) y al arte. El movimiento es doble, a partir de una coincidencia, lo vivo se reconoce porque descoincide. Se trata de la lógica de la metamorfosis frente al orden de lo fijo. Es la misma lógica de la creación artística. Lo decía también Leonard Cohen, algo así como "encuentro que una canción va bien cuando dice cosas que no diría, de un modo en que no las diría." Contra esta convicción está la idea de que siempre estamos escribiendo el mismo poema... pero tenemos la responsabilidad vital de buscar constantemente el modo distinto; con fecundo azoro podemos notar que la nueva forma produce nuevos pensamientos, lo que los antiguos llamaban metanoia (el cambio de rumbo del pensamiento), que para mí es el principal regalo que hace el poema a nuestra especie.

< allen >
Creo que en cierto modo sigo ahí, en ese lugar lejano del inicio. En cierto modo. Siento que cada libro que he escrito proyecta su propia sombra; a la sombra del anterior, en varios modos a contracorriente, surge el nuevo libro. Escribí Allen con el escalofrío de quien inicia un viaje sin retorno; sigo ahí, erizado, al inicio de este largo viaje.

< punto de inflexión >
Tengo la impresión de que lo he experimentado varias veces, ese punto de inflexión. Además de mis muchos accidentes biográficos, me afecta fuertemente la lectura de nuevos autores. El encuentro con la poesía china fue uno de esos puntos de inflexión; otro, que me produjo y me produce todavía una perplejidad insuperable, es el descubrimiento de la poesía de Charles Simic. La lista es interminable, los autores del haiku y la estética japonesa, Borges, la filosofía de Nietzsche, los formidables recursos y caminos que abre Anne Carson, el apetito de profundidad y detenimiento que me han despertado poetas como Edmond Jabès y Chantal Maillard; la lectura de los poemas de El guardador de rebaños. Las lágrimas de feliz perplejidad que me depara aún la poesía de Cummings. Recientemente, el descubrimiento de la fascinante Sharon Olds, mi nueva maestra, enseñándome a escribir desde el principio... pero el lastre sigue ahí, todos los días debe lidiar con él, es duro, pesado, multiforme, se traduce en formas. Formas de la cerrazón y del cerrojo. Veo muy claramente la diaria humillación a la que me someten las formas paralizantes, con algunas excepciones que de vez en cuando me permiten una momentánea y retráctil emancipación, siempre con ayuda de esos y otros maestros.

< revisionismo >
Siento que en efecto, se trata de una tarea revisionista y de desmontaje. Confío en el desarmador de la ironía, que no siempre está disponible pero que, cuando funciona, permite aflojar las oxidadas tuercas.

< humor e ironía >
Ayer pensaba, para explicar un punto en mis clases de Estética: la forma en el arte, así como la forma del poema es la del juego. La mayor parte del tiempo sonreía, incluso con maldad, al escribir el libro. Aclaro: los juegos me los propuso el libro y no al revés. El humor se modula irónicamente, como bien lo has observado; en mi caso el humor surge mientras escribo, como una respuesta de la escritura ante la rígida seriedad con que me la suelo tomar, esa ocupación que día a día se me impone como una empresa irrealizable. El humor despeja y revela, como lo descubrió en clave psicoanalítica Freud, pues según él abre la puerta a pensamientos reprimidos que de otra manera no tendrían permiso de aflorar. No sé si sea el término clínico el que debemos aplicar en este caso; tratándose de la poesía creo que el humor abre la puerta a lo no pensado y a la variación. El humor es espontáneo, no sigue un plan, resuelve y transparenta la profunda seriedad sobre la que baila.

< summa poética >
Creo que no alucinas. Sobre todo lo veo en los poemas que abren el libro, que son exploraciones sobre la poesía y sobre la escritura. Muchos de los textos resultan de una indagación en la que buscaba poner a trabajar mis desasosiegos sobre el poema, por ejemplo en Resuello, una definición que atañe a la materialidad respiratoria del verso.

< lo mínimo significativo >
Lo has visto con mayor claridad que yo; de eso se trataba. Por ejemplo en la escritura, que consiste de manera inicial y definitoria en el acto de inclinarse para hacerla. La observación es de William Carlos Williams, en su Paterson. Lo más próximo y evidente puede ser lo más revelador y erizante. Como en la meditación zen, se trata de sentarse, respirar, y nada más. Ese "nada más" se desdobla en nuestra conciencia, de manera tal que inunda el resto de nuestras esferas. El otro ámbito que intuyes, ritmo y tono, es para mí la octava más alta en que resuena y toman nuevos sentidos los elementos mínimos, como la postura, la respiración. Yeats afirmaba, como otros poetas, que la poesía consiste en disponer las palabras adecuadas en el orden adecuado. Nada más sencillo, nada más difícil y enigmático.

< legado y aire fresco >
Necesitaba esa bocanada, sentía que la escritura hacía trabajos de renovación en mi idea sobre el poema. La escritura es como una casa japonesa, con muros de papel, si no la renuevas frecuentemente, se te cae. El libro ha tenido fortuna, desde luego más de la que me esperaba. Ya proyecta una sombra, de ella nace otro libro que se le parece y busca descoincidir; ese es su legado, en lo que a mi diaria humillación respecta. La referencia a la canción de Camille [Le jeune fille aux cheveux blancs] me ayuda, los viejos que comen sopa vienen de Goya y de mi infancia: intenté capturar el tono socarrón y bíblico de las historias que me contaron, en el año del caldo, mis mayores.


De Viejos comiendo sopa

No he venido a enseñarte
a caminar sobre las aguas.
No he venido a enseñarte a multiplicar los panes y los peces.
Ni a transformar el agua en vino.
No he venido a salvarte, dijo,
he venido a pedirte que camines el fuego.

::

LA PUTA DE BABILONIA ES TENTADA POR ATLAS

Puedo aguantar tanto tiempo la respiración.
Puedo aguantar tanto tiempo sin hablar.
Puedo aguantar tanto tiempo sin cocinar.
Puedo aguantar tanto tiempo sin pasar el trapo.
Puedo aguantar tanto tiempo sin beber.
Puedo aguantar tanto tiempo sin cobrar.
Puedo aguantar tanto tiempo sin coger.
Puedo aguantar tanto tiempo sin Dios.
Puedo aguantar tanto tiempo sin morir.
Puedo aguantar tanto tiempo sin parir.
Puedo aguantar tanto tiempo sin dejar caer el mundo
que llevo a mis espaldas.

::

TODO SE VA, SI SE VA DE LA MENTE

Todo termina por abandonar el ámbito de la mente.
La vaca ha resuelto abandonar el ámbito de la mente. La yerba
rodadora en mi opinión, lo ha resuelto. El zanate ha resuelto.
La biznaga, se nota. Los dioses resolvieron. Debo incluir
la mosca y el mezquite, el arroz crudo y el arroz cocido,
la espiral logarítmica, el cuadrado aúreo; el marciano y la
estrella, el I Ching y puedo sospechar, humildemente que
la mente
ha resuelto
abandonar
el ámbito
de la cabeza —; de la voz —; de lo que haya sido
como haya sido, la escritura.

::

Un poema es nada
más a veces el cansancio de alguien que no tenía
otro remedio, ni palabra;
alguien dispuesto a no seguir
la corriente del sí, la corriente del no,
dispuesto a probar qué tal está de sal la vieja sopa
del día, de las palabras.

::

EN ADELANTE H.E
—UN ENSAYO—

Un hombre elefante (en adelante h.e.) lleva más bien las de perder.
Como nos deja ver David Lynch en su película, el h.e. no puede
dormir recostado,
su laringe se aplasta, como cuando doblas o pisas una manguera
de forma accidental o adrede. En la manguera es agua, en la
laringe es aire.
El h.e. quería ser algo así como el Hombre de Vitrubio. Acostarse de
lado y boca abajo, al final boca arriba: abrir sus piernas y sus
brazos, sentir cómo se ajusta al mismo tiempo al círculo, a la
estrella, al pentágono.

::

Un hombre hecho y derecho sueña que es una mariposa.
Una mariposa hecha y derecha tiene la pesadilla de ser hombre.
Un h.e. tiene sueños de hombre y pesadillas de elefante.
Me dice por ejemplo el h.e. que sueña mucho el cuento de los sabios
en el cuarto oscuro: la patrulla de ancianos viene cada noche
a su cuarto,
lo palpa minuciosamente, para saber qué diablos es un h.e.
El que palpa la trompa dice: Es la vieja manguera del h.e. cuerpo de
bomberos.
El que palpa los colmillos dice: Es la w más derechita del mundo.
El que palpa el escroto dice: No tiene calentura.
El que palpa la oreja dice: Aquí tampoco hay eco.
Los hombres viejos, sabios y barbados se quedan callados y no
saben si lo han soñado todo, si hay que seguir en ese cuarto
y mantener su sociedad o cada uno volver a su distante
habitación y despertar;
si nuestro viejo dios dejará alguna vez saber con claridad su sabio
parecer.

::

Un h.e. sabe al dedillo la diferencia entre la hora del sueño y la hora
de la muerte.
Mi padre, por ejemplo,
en su última hora
me dijo: Ven, ven,
tu corazón es puro,
el mío está podrido,
es hora ya de reemplazarlo,
ven, ven querido hijo.
Le contesté: Cómo lo sabes.
Me dijo: Porque tienes la fiebre
que me falta. Me dijo: Ven, ven,
querido hijo, es hora ya de reemplazarlo.

::

No es buena idea traer un h.e. al interior de mi país.
A su paso
los niños de la aldea quieren trepársele,
los perros y los monjes inclinan la cabeza,
las parturientas le soban el vientre,
los prestamistas calculan el precio de sus colmillos,
se toman una selfie todos los que tienen teléfono,
los ratones no evitan inquietarlo,
los zopilotes vuelan en círculos sobre su cabeza,
los presidentes se dan discretamente de codazos,
los vendedores de maní sacuden la cabeza.
Montado sobre mí,
mi padre dice:
No recordaba que así fuera el mundo.


entrevista + edición + ilustración: chris núñez

foto de portada: javier acosta


Hermano: Anatomía del duelo · Mónica Licea



Mónica Licea (Guadalajara, 1990) nos comparte
sus procesos creativos en torno a la escritura, así
como los proyectos que desarrolla actualmente.

< escenario post covid >
En mi caso fue algo positivo porque tuve el tiempo de comenzar a escribir mi primer libro, leí mucho y busqué editores para trabajar en el manuscrito. Ha sido importante porque soy una persona solitaria y la pandemia me ha recordado cuán importante es vincularnos con los otros para seguir adelante. Pienso mucho en Rimbaud cuando dijo que ‘el poeta se hace vidente por un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos’, el aislamiento sin duda alguna fue eso para mí y mi escritura, una extraña amplificación de mis sentidos. Me siento afortunada y agradecida por estar viva y solo deseo rendir tributo a ese milagro.

< clúster de referencias >
Emily Dickinson, Arthur Rimbaud, Baudelaire; algunos beats como Allen Ginsberg, Jack Kerouac, Kenneth Koch; Sylvia Plath, Ted Hughes, Sharon Olds; Roberto Juarroz, Olga Orozco, Piedad Bonnett, María Negroni, Chantal Maillard, Raúl Zurita, el Tigre, Eduardo Lizalde (que lamentablemente falleció recientemente), Max Rojas, Cristina Rivera Garza, por mencionar algunos.

< proyectos >
Estoy por comenzar otra etapa de correcciones de mi primer libro de poesía, esto de la mano de la poeta y editora Elisa Díaz Castelo, a quien admiro profundamente y con quien estoy agradecida por el voto de confianza para trabajar juntas. Nunca he tenido prisa por publicar, pero sí me gustaría no demorarme otro año. Tengo una necesidad espiritual de tener este libro en físico como un cuerpo al cual llorarle, una evidencia del duelo de mi hermano y un lugar en donde trabajar la aceptación desde el amor.

Por ahora, apunto a estudiar una Maestría en Escritura Creativa y quiero seguir explorando la poesía visual. A veces también se me cruza la idea de volver a la docencia, quizás impartiendo talleres creativos o poesía experimental. Lo estoy aterrizando aún.

< foros >
Nunca tendré las palabras para agradecer a todos quienes han apostado por mi trabajo y me han abierto las puertas en sus espacios físicos y virtuales; a quienes creyeron desde el primer momento en mí: Enrique Carlos, amigo y editor de mi primer trabajo de poesía, Visión de la Ira; al Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, Michoacán bajo la coordinación de Roberto Reséndiz, amigo entrañable y admirado.

Sin duda alguna, participar en estos espacios ha proyectado mi trabajo y me ha permitido hacer amistades extraordinarias, que no solo quiero, respeto y admiro, sino que me recuerdan que somos parte de la misma manada y es justo este sentido de pertenencia lo que considero uno de los aspectos más vitales en un oficio tan solitario y duro como la poesía.

< hermano >
El proceso con mi libro, titulado Hermano, me ha llevado cerca de tres años. La obra gira en torno a la figura de mi hermano mayor, Néstor Alan, quien falleció a los 18 años en un accidente automovilístico en donde estuvo involucrado el hijo de un funcionario de gobierno. Es un libro híbrido que emplea herramientas como la poesía opaca, notas periodísticas e intervenciones de otros textos; pretende ser un testimonio sobre el duelo y la perdida, además de hacer un apunte sobre el sistema fallido de justicia que tenemos en nuestro país y toda Latinoamérica.

Siempre supe que el tema no era sencillo y esto se vio reflejado en la batalla monumental por encontrar un editor, el proyecto pasó por cuatro, siendo el último un poeta chileno con quien tuve importantes avances pero debido a que salieron a la luz temas de violencia de género sobre una ex pareja suya, decidí abandonar la relación con él porque me considero feminista y tengo en alto el valor de la sororidad. Eso simplemente fue desesperanzador, decidí pausarlo todo. Necesitaba un tiempo fuera porque me sentía con un agotamiento emocional importante y mi depresión crónica comenzó a intensificarse, tuve que subir la dosis de mi medicamento y todo se tornó muy oscuro.

Durante esos meses sabáticos, me puse a reflexionar sobre la forma en la que estaba aproximándome al medio editorial. Me percaté que había puesto mi obra en manos de hombres principalmente, quizás para muchos esto no es algo relevante, pero en mi caso fue una revelación porque pude darme cuenta de que tenía una especie de necesidad por la aprobación masculina/paternal como un patrón; fue cuando todo cambió y decidí buscar a una editora. Desde hace años admiro profundamente el trabajo de Elisa Díaz Castelo, así que me aventuré a escribirle con la esperanza de que pudiera aceptar trabajar conmigo y para mi sorpresa accedió. Desde esa primera revisión con ella, mi libro comenzó a iluminarse, los textos de repente tenían confianza, fuerza y estaban sostenidos por amor. Allí me di cuenta de que estaba en el lugar correcto.

< desafíos >
Creo que el problema principal es que la poesía es uno de los géneros menos vendidos en la industria editorial porque no responde a los intereses del mercado, y si a eso le sumas que en México tenemos un bajísimo nivel de lectura (¡de dos a tres libros por año!) pues ya estamos en enorme desventaja.

Asimismo, los escritores emergentes cargan con el estereotipo de que la poesía es aburrida, tiene cierto grado de dificultad o está restringida a una élite. También encontramos el constante problema con los egos, las comparaciones y una red de apoyo entre autores bastante débil. Considerando esto, el desaliento es bastante comprensible. Sin embargo, es importante seguir empujando con fuerza y amor, hacer comunidad con quien esté en sintonía y hacer circular la poesía fuera de los circuitos de la industria editorial: blogs, fanzines, proyectos independientes, lecturas públicas y el diálogo necesario con otras artes.

< digital vs impreso >
Ambos tienen sus ventajas, el formato digital permite llevar la lectura a todas partes, almacenar cientos de libros en un solo dispositivo y acondicionar el tamaño del texto a las necesidades del lector. Sin embargo, yo soy de la vieja escuela y prefiero el libro impreso porque favorece la comprensión de la lectura y genera una mayor identificación emocional. Nada supera la sensación de palpar las hojas, hacer apuntes, oler, llorar, abrazar y besar un libro.

< manifestarse >
Como decía John Berger: las manifestaciones son ensayos para la revolución. Manifestarnos nos da esperanza, nos pone en movimiento y por lo tanto, nos empuja a abrazar y valorar nuestra vida; nos permite visibilizar una problemática y ponerla en boca de todos a través de su difusión en redes sociales; exhibir los patrones de impunidad en nuestro país, así como el fallo de nuestro sistema y finalmente invitar a una reflexión colectiva con mayor conciencia sobre los fenómenos sociales que nos violentan como mexicanas y mexicanos.

< outro >
Pueden descargar de forma libre mi primera plaquette de poesía Visión de la Ira editada por Sombrario Ediciones y la plaquette Perro Ciego de Nostalgia Ferozen Poesía Mexa. Espero pronto tener noticias sobre el proceso editorial de Hermano. Finalmente, agradezco el apoyo, la difusión generosa y el recibimiento tan cálido que día con día me brindan proyectos como Dudumdush, revistas locales e internacionales, blogs, encuentros y festivales de poesía y todos los lectores que se disponen con el corazón abierto a mis letras; son uno de los grandes motivos que me empujan a seguir transitando con disciplina amorosa este oficio.

< ... >


edición de textos: christian núñez · imágenes: gonzalo bojórquez

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Los desperfectos del vacío · Javier Acosta



Dos poemarios recientes de Javier Acosta,
Mi vida como pájaro + Versiones del vacío,
condensan sus ideas en torno a la escritura.

WONDERFUL TWINS

Aunque los terminé casi al mismo tiempo y aparecieron publicados el mismo año, Versiones del vacío y Mi vida como pájaro (Bonobos, 2019) corresponden a momentos distintos. En Versiones del vacío hay una voz más impersonal, pero creo que se puede condensar en el personaje del aprendiz. A lo largo de mi vida he buscado un maestro, he encontrado algunos casi siempre secretos, desapercibidos para el ojo despistado. También me he sentido como el alumno que no puede pasar de la primera lección; pero que algo aprende a pesar de (o gracias a) su corta inteligencia. Es un libro que encuentra su centro en el diálogo, en este caso entre la incapacidad de aprender y la inviabilidad de la enseñanza, de ahí el epígrafe sacado de los Sutras "no hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia". Mi vida como pájaro es un libro en buena parte biográfico, lo escribí en medio de un padecimiento nervioso; además del tratamiento médico, la escritura era un síntoma de que algo en mí seguía funcionando; los medicamentos me ayudaban a salir, pero la escritura hurgaba más en la oscuridad, metía el dedo en la llaga, me ayudaba a vivir con la luz apagada.

AMIGOS IMAGINARIOS

Borges aconseja acercarse a la metafísica como si fuera ficción, para él siempre será más provechoso así. "La metafísica es una rama de la literatura fantástica", dice. Las comprendemos mejor si partimos de ese principio. Decía que Mi vida como pájaro es un libro autobiográfico. Hablo frecuentemente en clase de Nietzsche o de Berkeley y con mi psiquiatra encontraba situaciones en el límite del sentido, ahí donde se encuentran la locura, el eros y los sueños. Mi estado anímico me hacía ver todo como ficción, como si fueran cosas que le estuvieran pasando a otro, mi idea de realidad estaba averiada. Por otro lado, veía con claridad la dimensión humana de ciertos enunciados filosóficos, por ejemplo el "todo dulce fue amargo alguna vez", de Nietzsche. Para mí era al revés, muchas cosas que consideraba dulces se iban amargando. La música, por ejemplo, que era incapaz de escuchar. No me interesaba impugnar a Nietzsche, desde luego, el asunto carecía de interés académico, había pasado del régimen de la argumentación al de la vivencia: todo se hacía más amargo. Me había retraído desde Nietzsche hacia Schopenhauer, quizá a uno de sus discípulos más oscuros, hacia Beckett, uno de mis maestros. Lo conocí primero a través del teatro. Regreso con frecuencia a su Esperando a Godot y a Final de partida, a sus poemas. Nos dice que ya dejemos de buscar a tientas el switch que encendería la luz. Que no lo hay, que ya es tiempo de que nos vayamos acostumbrando a la oscuridad. Ojo, no quiere decir que no intentemos ver; pero sí que el día es a veces más engañoso que la noche.

ETERNO RETORNO

No ha sido parte de un plan, pero lo pienso y creo que tienes razón. El pensamiento del eterno retorno nos libera del principio de razón, nos permite ver las cosas fuera del tiempo, en su repetición constante y en su ambivalencia; como dice el Eclesiastés, como Bachelard, como Gorostiza en su Muerte sin fin, como Paz y su idea de la Paramita. La poesía se compone de dos constantes: el pensamiento no dualista y la ruptura con la diacronía, con el tiempo lineal (lo que Bachelard llama el "instante metafísico"), así como de la repetición constante de ciertos mitologemas, situaciones que constituyen el repertorio de lo humano. De ahí la lucidez extrema de Anne Carson, que compagina con maestría lo arcaico y lo contemporáneo; de ahí la importancia de las ficciones de Borges. Viendo hacia atrás, creo que aparece en mis libros la idea de repetición de lo mismo, de las viejas historias y pasiones que encarnamos para bien y para mal, sin saberlo, sin planearlo.

OTAKU

Creo que la estética japonesa participa de muchos elementos de la llamada "vía negativa" de la mística occidental, así como del wu-wei (el "no hacer") taoísta; es refrescante para quienes hemos estado acostumbrados a la abundancia de condimentos, al barroco y el neobarroco, el terror al vacío. Al minimalismo y al arte en general lo rige el mismo principio, "hacer lo más con lo menos"; incluso poder hacer nada. Auden decía: "la poesía hace posible que nada suceda." Mi hijo dice que soy un otaku; pero lo niego terminantemente: no soy fan del anime ni el manga.

MIL VIDAS

"Hay que vivir mil vidas", dice Nietzsche. Se trata de un imperativo vital. El teatro lo permite, la poesía deja verlo. La vida misma lo impone. Así podemos entender que la idea de la identidad yoica es reactiva. La religión cristiana nos previene de ser otros; se identifica lo demoniaco con la multitud interior: "mi nombre es Legión", dice el endemoniado. La literatura nos ha dejado ver que somos Edipo, que yo es otro y que el otro también es yo. Como Pessoa, Whitman lo proclama. No somos (solo) la hormiga, sino el hormigueo. Por mi parte, la máscara me permite ensanchar la experiencia humana, también pensar, sentir y escribir de otra manera, de la misma manera que en la escena puede entender el actor en qué sentido él mismo es Hamlet. Somos legión. Dice Borges: "Nos aniquilaría ver la ingente forma de nuestro ser". Quizás lo intacto es ese devenir-otro, devenir-loco, del que habla Deleuze. Lo intacto es el instante, que no deja de pasar, "el medio día eterno", del que habla Nietzsche, recuerdo también el "…quieto punto del mundo que gira/ ahí está la danza", de T.S. Eliot.

LEER Y ESCRIBIR POESÍA

Me hace sentir más vivo. ¿Qué más puedo pedir? Lo dice Kant, en un rincón olvidado de la Crítica del juicio: el arte nos vivifica, y nos hace sentir qué se siente estar vivos. Eso no quiere decir que el poeta deba hacer votos de pobreza, pero sí que cuando escribe es quien quiere ser. ¿Quién no quisiera tener esa experiencia?

KANDINSKY

Los estudiantes se suelen contagiar de la pasión de sus maestros, cuando la tienen. Si los acompañas en la experiencia del poema se dan cuenta de que ahí —también como señala Bloom— sucede el ensanchamiento de la conciencia; y que es una experiencia poco desdeñable. Libre de la lógica de la utilidad práctica, la poesía atañe a eso que antes se llamaba "el espíritu"; así lo llama Kandinsky en su libro, y está convencido de que la gente tiene hambre del "pan espiritual", también argumenta que corresponde al arte proveer ese alimento; pero es verdad que la comida chatarra triunfa o que padecemos una especie de anorexia del espíritu, que se tiene por prestigiosa (el dictamen pertenece a Artaud, aunque lo han actualizado varios críticos contemporáneos).

CRISIS EDITORIAL

Comenzaré por algunos aspectos positivos. Muchas ferias de libro y festivales se pueden ver en streaming o en YouTube. Se agradece. Como profesor me he tenido que reciclar y no ha sido fácil. Lo han tenido que hacer muchos, cada uno desde su actividad profesional. Los escritores del mainstream se ven cómodos, pero tengo la sospecha de que las ventas de algunos de ellos no son las mismas. Vemos noticias del cierre de las pequeñas librerías y cómo han subido exponencialmente las ganancias de Amazon, por ejemplo; no tengo el dato concreto de la venta de libros; pero creo que Bezos no se puede quejar. Los que estamos en una segunda fila nos hemos encontrado con que la poca promoción que podíamos hacer a nuestros libros se redujo al mínimo, la presentación en streaming reduce desde luego la oportunidad de hacer circular el libro en físico y los tenemos igual que las pequeñas librerías, durmiendo el sueño de los justos. La ventaja que tenemos los poetas es que nunca hemos vivido, ni viviremos de la venta de los libros. Por otro lado, comparativamente, han surgido más oportunidades para dar talleres, diplomados y otros cursos a distancia, lo que ha compensado un poco el balance.

PENSAMIENTO CRÍTICO

Estoy de acuerdo contigo. La vieja distinción entre alta y baja cultura debería diluirse aún más, sin caer en los peligros del facilismo. Lo que debemos conservar es una actitud crítica y creativa: tanto el filósofo como el artista: Slavoj Žižek y Byung-Chul Han son inteligentes incitadores de la insubordinación. La creación artística fuerte es una constante insubordinación respecto de los moldes anquilosados (antiguos y ultramodernos) de la experiencia y del pensamiento. Recuerdo a Deleuze: "Pensar es pensar contra el pensamiento"; es decir, contra el pensamiento dominante, contra el dogma, contra las complicidades heredadas y la conveniente docilidad ultramoderna. La crítica ha de señalar las ilegitimidades del régimen estético, político y vivencial; pero además tiene un ingrediente político: llega a su cumplimiento con la re-creación de los modos de vida. Kandinsky llamaría esto el "pan espiritual".

Deshilvanar la mística ~ Por Christian Núñez
Ilustraciones: Javier Acosta

La atracción de la profundidad es un relato de Patrick Süskind sobre una estudiante de artes que, a falta de profundidad, se deprime y termina suicidándose. Dos poemarios recientes de Javier Acosta—Mi vida como pájaro + Versiones del vacío—le habrían revelado a esa chica que la deseada profundidad es a menudo fiel compañera de ansiolíticos y depresiones. Descubrir tal carencia es un indicio, el síntoma de algo más. Precisamente durante la caída somos capaces de reconocer, aun cuando ya sea un poco tarde, momentos significativos de nuestra existencia: nacimiento, vida, muerte, amor, eterno retorno. Desde cierta altura, aún es posible abrazar el desasosiego, recibir calor por unos segundos, gestionar nuestra tristeza, y enseguida sentir un desplome. Quizá, en términos filosóficos, el golpe físico de la caída y el golpe metafísico de la nada se abracen como el coyote y el correcaminos de los Looney Tunes. O tal vez no. Posiblemente la caída solo nos permita un juego de palabras, transitar de la nada a la nada, pasando por el nadie, aunque eso implique sacrificio y orfandad. Se puede ser profundo en la caída, pese a todo.
Harold Bloom advierte que el poema nada tiene que enseñar, si acaso pudiera hacerlo, tratándose de un lector agudo, solo podría iluminarlo, afinar su lucidez ante la fuerza gravitatoria. Mantra del abismo: intuir que nunca hubo nada más que nunca y nada, como afirmara el Beckett más nihilista. Arrojar la escalera desde arriba, según declaró un Wittgenstein paradójico. En el límite de la palabra, más o menos como los vagabundos de Esperando a Godot, la lectura de Javier Acosta se pasa volando. Tanto más si hay insomnio, si es preciso despertar. ¿La estudiante de Süskind obtuvo alguna respuesta en su vuelo imposible de pájaro improvisado? Nunca lo sabremos. ¿A qué altura de la realidad uno abre los ojos? Acosta escucha con atención el bosque cuyos árboles cayeron en ausencia del vínculo humano. Sus versos deshilvanan la mística.Si ya en poemarios previos descubría el potencial de ciertos símbolos—luna, perro, corazón—, aquí el sentido y el sinsentido se revelan en la dualidad maestro/alumno y la oratoria de las aves. Pájaros heridos en el asfalto, nuestra caída es ascensión.


Mi vida como pájaro, Javier Acosta. Bonobos Editores + Universidad Autónoma de Zacatecas. México, 2019.
Versiones del vacío, Javier Acosta. Ilustrado por Victoria Ruiz. Bonobos Editores. México, 2019.

De Mi vida como pájaro

Que te sea concedida la gracia de pensar otras cosas.
Deja que todo siga su camino. No le ruegues a un dios
que te otorgue un dolor para poder cantar.


Peaje y travesía nocturna

Todas estas pastillas
que me dejan
dormir que me impiden
soñar que me impiden
morir
como se debe.


Salmo para un dios que funge de adversario

Inventó el despertar, también la hiriente luz del día,
inventó la distancia entre los sueños y la realidad,
entre las alas y el desplome,
la insalvable distancia entre la cama y las pastillas.
Él puso en mi camino
obstáculos
que no pude salvar.
Grande es mi Señor.

De Versiones del vacío

La verdura roída es un símbolo del vacío—pero no es el vacío.
La palabra vacío es una huella del vacío—pero no es el vacío.
La huella del ratón es un recordatorio del ratón—pero no del vacío.
La palabra vacío es una avería del vacío—pero no es el vacío.
La imposibilidad de atrapar el ratón no es el ratón—
La imposibilidad de pensar el vacío no es el vacío—

~

Tan quieto estoy
que soy lo único
que anda a la deriva y
así, cada día
me adentro
en el desconocimiento
de todas las cosas—pude leer
en su libreta.

~

Vine a este papel, nada más
a escribir.
que el pensamiento es accesorio de la voz, y
que la voz un accesorio es de todas las palabras, y
que la palabra es accesoria del resuello, y
que el resuello es un accesorio de las almas
Que el alma es un accesorio del cuerpo
y el cuerpo de la vida y
la vida del movimiento, que
el movimiento es un accesorio del torbellino
que lo es del vértigo, que lo es del vacío
que el vacío es nada
más un accesorio de los pensamientos
Que la escritura es uno más
entre los desperfectos
del vacío

~

Vine a esta papel, nada más a escribir.