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Novecientos noventa y nueve · Cástulo Aceves



Platicamos con Cástulo Aceves sobre su novela
Novecientos noventa y nueve, el influjo de Roberto Bolaño
y los retos de un escritor en el México post pandemia.


IMPACTO DE BOLAÑO
Roberto Bolaño como escritor, como artista, era iconoclasta y un tanto extremista, sobre todo en esa juventud bohemia que vivió en la Ciudad de México llevando la poesía como postura vital. En ese sentido, pareciera que entre sus lectores logró el mismo efecto, radicalizando las posturas para que sólo hubiera fanáticos o detractores. Yo me tendría que contar entre los fanáticos de esta especie de culto que logró sobre su literatura, pero dicho esto, siempre he creído que soy uno sensato. Para mí es un magnífico escritor y un furibundo lector, pero cuyo boom perdió proporción. Hace unos años, en un evento para conmemorar sus, en ese entonces, seis años de fallecimiento, me atreví a decir que me parecía mejor cuentista que novelista. Se provocó todo un debate. Mi novela precisamente intenta ser al mismo tiempo un tributo y una broma sobre hasta dónde pueden llegar los fanáticos de Bolaño, o de cualquier escritor, artista o figura pública, cuando se van a los extremos.

NOVELA NEGRA
Siempre leí un poco de literatura policiaca, especialmente me gustaban los libros, series y películas de asesinos seriales, además de que hubo una época en que me clavé con el cyberpunk. Sin embargo, después de asistir varios años seguidos a distintos encuentros y festivales de novela negra en Guadalajara (organizados por Vanessa García Leyva), me convencí de que un día quería escribir por lo menos una novela policiaca. En esos momentos no planeaba que fuera mi primera novela, pero ya estaba el germen que después me llevó a escribirla. La idea siempre estuvo en mi cabeza precisamente después de aquel evento donde se dio el debate, ¿habría fans de un escritor dispuestos a asesinar? ¿Y si éstos se volvían una especie de secta? El hecho de que la historia la lleve un detective que investiga los asesinatos me pareció la forma más natural de encontrar un orden en ese caos de violencia y poesía que prefiguraba en mi imaginación.

CONSTRUCCIÓN DE PERSONAJES
En una primera versión de la novela usé el mismo juego que usa Bolaño en Los detectives salvajes, dándoles nombres distintos a varios personajes basados en personas reales, pero que fueran anagramas o sonoramente similares. Sin embargo, en un momento de su reescritura los editores me aconsejaron dejar los nombres reales pues era muy confuso. Esto le dio un dejo de meta ficción y logró un gran efecto que ha causado tanto risa como angustia. Cabe decir que la mayoría de los personajes escritores no están basados en alguien en particular, sino que formé personalidades sumando distintas características de muchos escritores que conozco o que incluso son una especie de cliché: El académico retirado, el escritor famoso y envidiado, el poeta rebelde y la tallerista ya en retiro, en realidad responden a unir piezas de muchos de los escritores que he conocido. Aún no me reclama ninguno. Aún.

PROCESO DE ESCRITURA
Mi mayor reto fue que tenía varias búsquedas que parecían disimiles e incluso contradictorias. Yo quería una novela un tanto paródica, llena de humor negro, pero muy verosímil y precisa en cuanto al contexto policiaco (en cuanto a la forma en que hacen su labor los investigadores reales). Eso me llevó a leer sobre criminología, procesos policiacos y entrevistarme con personas que trabajan en Fiscalía para entender su trabajo. Me presioné mucho sobre eso. Pero también quería una novela que, si bien estaba llena de referencias a la obra de Bolaño, fuera entendible y disfrutable para quien nunca lo hubiera leído. Finalmente, quería una novela integral, capaz de capturar al lector, un thriller con acción y vertiginoso, sin dejar de lado el aspecto literario. El resultado fue reescribirla varias veces desde cero hasta la versión final.

ESTILO
El abordaje de una novela definitivamente es diferente al de un libro de cuentos. No sólo la extensión, sino mantener el ritmo, tono y atmósfera es un reto, no diré más difícil (no creo que la novela sea más complicada que el cuento ni viceversa), pero sí diferente. Tuve que trabajar mucho en documentarme, en aspectos técnicos como los diálogos y, sobre todo, en profundizar en los personajes. Después de 999, creo que he afinado mis métodos, pero también tengo interés en seguir explorando la parte oscura de los personajes en mis historias.

REFERENTES NARRATIVOS
Ursula K. Le Guin, Quim Monzo, Paul Auster, William Gibsom, Chuck Palahniuk y, de un tiempo para acá, Patricia Highsmith.

PANORAMA LITERARIO
Creo que la pandemia afectó la industria editorial, sobre todo a la cadena productiva que terminaba en las librerías. Si bien la gente, en general, pasó más tiempo en casa, no estoy seguro de que ello hubiera implicado más tiempo de lectura, por lo menos de lectura de "literatura". Definitivamente el formato digital ganó terreno, pero no creo que ello implique el "fin del libro de papel" que tanto se temía hace unos años. El libro como objeto sigue vigente, y creo que seguirá en el futuro (y lo dice un programador fanático de las nuevas tecnologías). Lo que me queda claro es que las formas de distribución de los bienes han venido cambiando, pero definitivamente los algoritmos no han sustituido las recomendaciones de los libreros, ni las redes sociales a las charlas donde una persona cercana te recomienda una lectura con sinceridad. No podría decir que esto será para siempre, los programadores aprenden, incluso empiezan a enseñarles a aprender a los algoritmos.

SER ESCRITOR EN MÉXICO
En México es relativamente fácil escribir, pero tremendamente difícil vivir de escribir (por lo menos si uno desea escribir literatura). Yo he tenido la fortuna de estar ya del lado del autor, pero también del editor. La industria editorial enfrenta muchísimos retos, uno de ellos es tratar de darle un lugar digno al autor en la cadena de valores que implica la publicación de un libro. Hay muchas cosas que mejorar en las editoriales, en las distribuidoras y en las librerías, para que ganen todos. Por otro lado, el desafío para los autores es profesionalizarnos en el oficio: tener orden en el aspecto administrativo, abrir y mantener redes sociales, apoyar a las editoriales y participar en las actividades que permitan vender los libros o dar a conocer nuestras obras.

PARAÍSO PERDIDO
Desde la publicación de mi segundo libro con ellos pude atestiguar su crecimiento. Y hace unos años que me integré como editor se volvió para mí una casa. Si bien siempre hay mucho trabajo, creo en el equipo, en la visión de la editorial y en que hemos logrado encontrar libros memorables, voces de autores que comienzan a ser leídas por nuevas generaciones de lectores y que poco a poco van encontrando su lugar.

PROYECTOS
Tengo un caos de proyectos, pero sí puedo compartir que estoy trabajando en una novela sobre hackers (y posiblemente un libro de cuentos). También está en el aire seguir con el personaje de Novecientos noventa y nueve, el investigador Nepomuceno Castilla, en una secuela de la cual tengo apenas apuntes.


Lee la reseña de Novecientos noventa y nueve en ConejoBelga.
Cástulo Aceves (Guadalajara, Jalisco,1980). Ha publicado los libros de cuento Acteón (Paraíso Perdido, 2013), Las instancias del vértigo (CECA Jalisco, 2013), Los nombres del juego (Paraíso Perdido, 2006), y Puro artificio (Humo, 2004, primer lugar en el Concurso Estatal de Cuento Adalberto Navarro Sánchez (2004). Sus relatos han sido incluidos en una docena de antologías. Cuentos suyos fueron traducidos al inglés e italiano.

Fotografía del autor: Cortesía Alejandro Meter.



Cien caballos en el mar · Alfonso López Corral



Alfonso López Corral desgrana los principales mecanismos narrativos
que componen Cien caballos en el mar (Paraíso Perdido, 2017).


SONORA EN LA FICCIÓN
Sonora es el lugar donde transcurren los cuentos y por eso los personajes batallan la distancia, levantan el polvo que nunca termina de asentarse en las calles de barrial, padecen el calor y el sol, se pierden en el linde semidesértico, con el cielo rojo del atardecer que parece que lo ensancha, se suben a la sierra para cambiar de horizonte; pienso que el paisaje es la base que me permite perfilar su modo de hablar y de hacer las cosas, de llevar los silencios para ahorrarse palabras innecesarias que, no obstante, deben ser significativos en los diálogos, y acciones que estén bien justificadas, porque de otra forma representan movimientos innecesarios que las temperaturas no dudan en castigar.

IMAGINARIO Y (P)REFERENCIAS
Las referencias conforman una lista de autores y obras que se modifica con el paso del tiempo. Hay escritores a los que les debo mucho y tengo en un altar, eso no quiere decir, y lo digo lamentándome, que influyeron en mi escritura. Hay obras que son inimitables. Me encantaría, por ejemplo, rozar, aunque fuera por accidente y de manera breve, el mundo creado, y esa maravilla que es su prosa, por supuesto, por Juan Carlos Onetti. Son muchos los autores a los que debo y la deuda de un escritor con sus modelos debería alcanzarle para una literatura, pero los pasivos no dan dividendos. Puedo mencionar, sin que me pongan una pistola, autores que siento que se han ido quedando en mis (p)referencias aunque la lista se acorte o se alargue: Bulgákov, Bierce, Karen Blixen, Manuel Puig, Yourcenar, Flannery O'Connor, Faulkner y Hemingway, Kurt Vonnegut, Liliana Blum...

HÉCTOR DE MAULEÓN
Recuerdo que leí la crónica sobre la captura de Joaquín "el Chapo" Guzmán el mismo día que Héctor de Mauleón la publicó en El Universal [25 de enero de 2016] y que al instante, como buen mexicano descreído de las autoridades, me puse a buscarle todos los peros posibles, todos los agujeros que se me ocurrieran, desde acciones fortuitas hasta teorías de conspiración torpemente elaboradas. Lo que más sorprendió en ese momento, la hipótesis que me pareció más increíble, fue que unos oficiales hubiesen cumplido con su deber, honrado su juramento. En ese momento pensé que los hechos, de ser verdaderos, necesitaban más de un final, pero no para inflar la leyenda del prófugo (porque, sabemos, a su alrededor se tejen solas decenas de historias), sino para amplificar la de los federales que lo detuvieron y que no lo tuvieron fácil ni siquiera cuando presentaron al capo en cadena nacional.

POLIOMIELITIS
Fue un reto que me puse para comenzar el libro que seguiría a Musiquito del talón y, por el registro de los cuentos en Musiquito, todos de corte realista–¿qué quiere decir eso en realidad?—, quise irme al lado opuesto y contar una historia fantástica de un personaje que me pareció, además, fantástico. No estoy seguro de qué tan bien librado salí de dicho reto, porque, por ejemplo, no pude escapar del locus y quizás eso limitó las posibilidades de la historia. Debo decir que escribir el primer borrador de la historia fue muy difícil, imaginar lo que el personaje pensaba, decía y hacía al descubrir su condición me puso en extremo emotivo y voluble, como ningún otro cuento que había escrito hasta entonces lo había hecho.

LOS FAVORITOS
Mentiría si dijera que todos los cuentos del libro me gustan; sucede que cuando los pienso en diferentes momentos, me gusta uno y me disgusta otro, la siguiente ocasión me gusta otro, pero me disgusta uno más y así cambio de parecer; en otros momentos pienso que tal o cual cuento pudo mejorarse, que necesitaba más corrección, más distancia, incluso supresión. Sin embargo, si tuviera que escoger obligado, es muy probable que elegiría el que da título al libro: Cien caballos en el mar, porque es una imagen y una idea que me persiguió desde que escribía Musiquito de talón, sólo que entonces no las ejecuté como debía, no pude escribirlo al gusto, y quizás el esfuerzo invertido es lo que me hace valorarlo diferente a los demás, como aquellos padres que aman a todos sus hijos pero no pueden evitar sentir debilidad por aquel que le batalla un poco más a la vida.

ESTILO
Considero que mis recursos son limitados, así que trato de jugar con lo que tengo a la mano, como un lanzador que falla con las curvas, pero que domina la recta y el cambio de velocidad, y ante cada bateador que llega a la caja no puede evitar lanzarle el repertorio con el que se siente confiado. Además de eso, la violencia sigue presente en la mayoría de los cuentos como si fuera el oxigeno que todos los personajes de mis cuentos tienen que respirar para (mal)vivir, aunque en este libro son más evidentes temas como el amor, los celos, la posesión, la pobreza, el deber, la locura. Es cierto, debo decir que, aunque todo sucede en Navojoa, me he permitido explorar un poco más lo fantástico, eso, creo, espero, sería lo que distingue Musiquito del talón y Cien caballos en el mar.

PROCESO CREATIVO
Como casi siempre escribo cuento, el proceso, la hechura suele cambiar. Hay cuentos que salen de una sentada y aunque uno desconfíe de esa facilidad, con revisiones posteriores muchas veces se mantienen y apenas necesitan un despunte; en cambio, hay cuentos que pueden tomarme años. Escribo lento y poco, y cuando digo que pueden tomarme años, es porque algunas historias, más allá de su extensión, se resisten a encontrar, ya no digo encajar, el molde que les corresponde. Si con las relecturas y el tiempo siguen sin dar la impresión de que ya están del otro lado, que ya casi quedaron, los sigo reescribiendo, aunque entre una revisión y corrección y otra pasen meses o años, porque no estoy tranquilo mientras sé que tengo un proyecto pendiente, un trabajo que completar.

ESCRIBIR Y PUBLICAR
Puede haber muchos desafíos. Cada escritor privilegiará y sufrirá el suyo. El más citado puede ser que escribir y publicar (libros en este caso) rara vez pone la comida en la mesa. Pero también tenemos como desafío el reflector que ahora dan las redes: ni bien se apaga un foco cuando se enciende otro y eso apresura muchas veces el ansia de publicar, sentir que el tiempo gana, come, que el foco no se prenderá nunca más para nuestro trabajo. Esto también ocasiona distracciones, es contraproducente estar tanto tiempo en las redes sociales, porque no sólo acortamos nuestros tiempos de atención, sino que hasta la realidad se nos suele escabullir entre tanto mar de opiniones. Cambiar la lectura de un libro por el refresh de las redes es nocivo para la salud de la obra.

FORMATO DIGITAL
No sé qué tanto haya permeado en realidad el hábito de leer en digital. Es casi por naturaleza que el escritor es un fetichista de los libros, y que siente que nada sustituye el objeto, pero también pienso que muchos, sin confesarlo abiertamente, leen en digital ya: ya sea porque es más fácil y rápido conseguir el libro que queremos leer, hasta porque circula la piratería apenas disfrazada y muchos libros se consiguen sin pagar, lo que al final es un balazo en el pie y un círculo vicioso.

PROYECTOS RECIENTES
Le estoy dando los toques finales a un libro de cuentos que se va al lado opuesto de todo lo que he escrito hasta ahora, o eso quiero creer al menos: aborda el tema de nuestra educación sentimental y todos los cuentos del volumen son románticos, como en las películas de amor gringas, y traté, además, de que todas tuvieran un final feliz. Lo más canijo hasta el momento, te lo aseguro, ha sido asegurar que el lector me acepte el pacto de credulidad que le propongo.

PARAÍSO PERDIDO
La dinámica con la editorial es tranquila. Como todo, requiere paciencia, entender que aunque sea una editorial de contacto directo, hay muchos autores queriendo ser atendidos, preguntando cómo va su libro, adónde lo mueven y eso... pero publicar en una independiente consigue que el libro se mantenga–si bien por otros medios—en circulación mucho más tiempo del que le ceden en librerías y llegue a sitios insospechados. Esto propicia que a poco más de tres años de publicado el libro, tú puedas conseguirlo y leerlo y hacer una nota sobre el mismo.

Alfonso López Corral (Navojoa, Sonora, 1979) es autor de los libros de cuentos La noche estaba afuera (Tres Perros, 2010) y Musiquito del talón (FETA, 2013), que obtuvo el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2013. En 2010 fue incluido en la antología Breve colección de relato porno (Tres Perros), en 2016 en Lados B, Narrativa de alto riesgo (Nitro/Press) y México Noir, Antología de relato criminal (Nitro/Press). Ha colaborado en revistas como Luvina, Tierra Adentro, Pez Banana, Revista de la Universidad de México, Mula Blanca, entre otras.

Lee la reseña de Cien caballos en el mar en ConejoBelga.

Los desperfectos del vacío · Javier Acosta



Dos poemarios recientes de Javier Acosta,
Mi vida como pájaro + Versiones del vacío,
condensan sus ideas en torno a la escritura.

WONDERFUL TWINS

Aunque los terminé casi al mismo tiempo y aparecieron publicados el mismo año, Versiones del vacío y Mi vida como pájaro (Bonobos, 2019) corresponden a momentos distintos. En Versiones del vacío hay una voz más impersonal, pero creo que se puede condensar en el personaje del aprendiz. A lo largo de mi vida he buscado un maestro, he encontrado algunos casi siempre secretos, desapercibidos para el ojo despistado. También me he sentido como el alumno que no puede pasar de la primera lección; pero que algo aprende a pesar de (o gracias a) su corta inteligencia. Es un libro que encuentra su centro en el diálogo, en este caso entre la incapacidad de aprender y la inviabilidad de la enseñanza, de ahí el epígrafe sacado de los Sutras "no hay ignorancia, ni extinción de la ignorancia". Mi vida como pájaro es un libro en buena parte biográfico, lo escribí en medio de un padecimiento nervioso; además del tratamiento médico, la escritura era un síntoma de que algo en mí seguía funcionando; los medicamentos me ayudaban a salir, pero la escritura hurgaba más en la oscuridad, metía el dedo en la llaga, me ayudaba a vivir con la luz apagada.

AMIGOS IMAGINARIOS

Borges aconseja acercarse a la metafísica como si fuera ficción, para él siempre será más provechoso así. "La metafísica es una rama de la literatura fantástica", dice. Las comprendemos mejor si partimos de ese principio. Decía que Mi vida como pájaro es un libro autobiográfico. Hablo frecuentemente en clase de Nietzsche o de Berkeley y con mi psiquiatra encontraba situaciones en el límite del sentido, ahí donde se encuentran la locura, el eros y los sueños. Mi estado anímico me hacía ver todo como ficción, como si fueran cosas que le estuvieran pasando a otro, mi idea de realidad estaba averiada. Por otro lado, veía con claridad la dimensión humana de ciertos enunciados filosóficos, por ejemplo el "todo dulce fue amargo alguna vez", de Nietzsche. Para mí era al revés, muchas cosas que consideraba dulces se iban amargando. La música, por ejemplo, que era incapaz de escuchar. No me interesaba impugnar a Nietzsche, desde luego, el asunto carecía de interés académico, había pasado del régimen de la argumentación al de la vivencia: todo se hacía más amargo. Me había retraído desde Nietzsche hacia Schopenhauer, quizá a uno de sus discípulos más oscuros, hacia Beckett, uno de mis maestros. Lo conocí primero a través del teatro. Regreso con frecuencia a su Esperando a Godot y a Final de partida, a sus poemas. Nos dice que ya dejemos de buscar a tientas el switch que encendería la luz. Que no lo hay, que ya es tiempo de que nos vayamos acostumbrando a la oscuridad. Ojo, no quiere decir que no intentemos ver; pero sí que el día es a veces más engañoso que la noche.

ETERNO RETORNO

No ha sido parte de un plan, pero lo pienso y creo que tienes razón. El pensamiento del eterno retorno nos libera del principio de razón, nos permite ver las cosas fuera del tiempo, en su repetición constante y en su ambivalencia; como dice el Eclesiastés, como Bachelard, como Gorostiza en su Muerte sin fin, como Paz y su idea de la Paramita. La poesía se compone de dos constantes: el pensamiento no dualista y la ruptura con la diacronía, con el tiempo lineal (lo que Bachelard llama el "instante metafísico"), así como de la repetición constante de ciertos mitologemas, situaciones que constituyen el repertorio de lo humano. De ahí la lucidez extrema de Anne Carson, que compagina con maestría lo arcaico y lo contemporáneo; de ahí la importancia de las ficciones de Borges. Viendo hacia atrás, creo que aparece en mis libros la idea de repetición de lo mismo, de las viejas historias y pasiones que encarnamos para bien y para mal, sin saberlo, sin planearlo.

OTAKU

Creo que la estética japonesa participa de muchos elementos de la llamada "vía negativa" de la mística occidental, así como del wu-wei (el "no hacer") taoísta; es refrescante para quienes hemos estado acostumbrados a la abundancia de condimentos, al barroco y el neobarroco, el terror al vacío. Al minimalismo y al arte en general lo rige el mismo principio, "hacer lo más con lo menos"; incluso poder hacer nada. Auden decía: "la poesía hace posible que nada suceda." Mi hijo dice que soy un otaku; pero lo niego terminantemente: no soy fan del anime ni el manga.

MIL VIDAS

"Hay que vivir mil vidas", dice Nietzsche. Se trata de un imperativo vital. El teatro lo permite, la poesía deja verlo. La vida misma lo impone. Así podemos entender que la idea de la identidad yoica es reactiva. La religión cristiana nos previene de ser otros; se identifica lo demoniaco con la multitud interior: "mi nombre es Legión", dice el endemoniado. La literatura nos ha dejado ver que somos Edipo, que yo es otro y que el otro también es yo. Como Pessoa, Whitman lo proclama. No somos (solo) la hormiga, sino el hormigueo. Por mi parte, la máscara me permite ensanchar la experiencia humana, también pensar, sentir y escribir de otra manera, de la misma manera que en la escena puede entender el actor en qué sentido él mismo es Hamlet. Somos legión. Dice Borges: "Nos aniquilaría ver la ingente forma de nuestro ser". Quizás lo intacto es ese devenir-otro, devenir-loco, del que habla Deleuze. Lo intacto es el instante, que no deja de pasar, "el medio día eterno", del que habla Nietzsche, recuerdo también el "…quieto punto del mundo que gira/ ahí está la danza", de T.S. Eliot.

LEER Y ESCRIBIR POESÍA

Me hace sentir más vivo. ¿Qué más puedo pedir? Lo dice Kant, en un rincón olvidado de la Crítica del juicio: el arte nos vivifica, y nos hace sentir qué se siente estar vivos. Eso no quiere decir que el poeta deba hacer votos de pobreza, pero sí que cuando escribe es quien quiere ser. ¿Quién no quisiera tener esa experiencia?

KANDINSKY

Los estudiantes se suelen contagiar de la pasión de sus maestros, cuando la tienen. Si los acompañas en la experiencia del poema se dan cuenta de que ahí —también como señala Bloom— sucede el ensanchamiento de la conciencia; y que es una experiencia poco desdeñable. Libre de la lógica de la utilidad práctica, la poesía atañe a eso que antes se llamaba "el espíritu"; así lo llama Kandinsky en su libro, y está convencido de que la gente tiene hambre del "pan espiritual", también argumenta que corresponde al arte proveer ese alimento; pero es verdad que la comida chatarra triunfa o que padecemos una especie de anorexia del espíritu, que se tiene por prestigiosa (el dictamen pertenece a Artaud, aunque lo han actualizado varios críticos contemporáneos).

CRISIS EDITORIAL

Comenzaré por algunos aspectos positivos. Muchas ferias de libro y festivales se pueden ver en streaming o en YouTube. Se agradece. Como profesor me he tenido que reciclar y no ha sido fácil. Lo han tenido que hacer muchos, cada uno desde su actividad profesional. Los escritores del mainstream se ven cómodos, pero tengo la sospecha de que las ventas de algunos de ellos no son las mismas. Vemos noticias del cierre de las pequeñas librerías y cómo han subido exponencialmente las ganancias de Amazon, por ejemplo; no tengo el dato concreto de la venta de libros; pero creo que Bezos no se puede quejar. Los que estamos en una segunda fila nos hemos encontrado con que la poca promoción que podíamos hacer a nuestros libros se redujo al mínimo, la presentación en streaming reduce desde luego la oportunidad de hacer circular el libro en físico y los tenemos igual que las pequeñas librerías, durmiendo el sueño de los justos. La ventaja que tenemos los poetas es que nunca hemos vivido, ni viviremos de la venta de los libros. Por otro lado, comparativamente, han surgido más oportunidades para dar talleres, diplomados y otros cursos a distancia, lo que ha compensado un poco el balance.

PENSAMIENTO CRÍTICO

Estoy de acuerdo contigo. La vieja distinción entre alta y baja cultura debería diluirse aún más, sin caer en los peligros del facilismo. Lo que debemos conservar es una actitud crítica y creativa: tanto el filósofo como el artista: Slavoj Žižek y Byung-Chul Han son inteligentes incitadores de la insubordinación. La creación artística fuerte es una constante insubordinación respecto de los moldes anquilosados (antiguos y ultramodernos) de la experiencia y del pensamiento. Recuerdo a Deleuze: "Pensar es pensar contra el pensamiento"; es decir, contra el pensamiento dominante, contra el dogma, contra las complicidades heredadas y la conveniente docilidad ultramoderna. La crítica ha de señalar las ilegitimidades del régimen estético, político y vivencial; pero además tiene un ingrediente político: llega a su cumplimiento con la re-creación de los modos de vida. Kandinsky llamaría esto el "pan espiritual".

Deshilvanar la mística ~ Por Christian Núñez
Ilustraciones: Javier Acosta

La atracción de la profundidad es un relato de Patrick Süskind sobre una estudiante de artes que, a falta de profundidad, se deprime y termina suicidándose. Dos poemarios recientes de Javier Acosta—Mi vida como pájaro + Versiones del vacío—le habrían revelado a esa chica que la deseada profundidad es a menudo fiel compañera de ansiolíticos y depresiones. Descubrir tal carencia es un indicio, el síntoma de algo más. Precisamente durante la caída somos capaces de reconocer, aun cuando ya sea un poco tarde, momentos significativos de nuestra existencia: nacimiento, vida, muerte, amor, eterno retorno. Desde cierta altura, aún es posible abrazar el desasosiego, recibir calor por unos segundos, gestionar nuestra tristeza, y enseguida sentir un desplome. Quizá, en términos filosóficos, el golpe físico de la caída y el golpe metafísico de la nada se abracen como el coyote y el correcaminos de los Looney Tunes. O tal vez no. Posiblemente la caída solo nos permita un juego de palabras, transitar de la nada a la nada, pasando por el nadie, aunque eso implique sacrificio y orfandad. Se puede ser profundo en la caída, pese a todo.
Harold Bloom advierte que el poema nada tiene que enseñar, si acaso pudiera hacerlo, tratándose de un lector agudo, solo podría iluminarlo, afinar su lucidez ante la fuerza gravitatoria. Mantra del abismo: intuir que nunca hubo nada más que nunca y nada, como afirmara el Beckett más nihilista. Arrojar la escalera desde arriba, según declaró un Wittgenstein paradójico. En el límite de la palabra, más o menos como los vagabundos de Esperando a Godot, la lectura de Javier Acosta se pasa volando. Tanto más si hay insomnio, si es preciso despertar. ¿La estudiante de Süskind obtuvo alguna respuesta en su vuelo imposible de pájaro improvisado? Nunca lo sabremos. ¿A qué altura de la realidad uno abre los ojos? Acosta escucha con atención el bosque cuyos árboles cayeron en ausencia del vínculo humano. Sus versos deshilvanan la mística.Si ya en poemarios previos descubría el potencial de ciertos símbolos—luna, perro, corazón—, aquí el sentido y el sinsentido se revelan en la dualidad maestro/alumno y la oratoria de las aves. Pájaros heridos en el asfalto, nuestra caída es ascensión.


Mi vida como pájaro, Javier Acosta. Bonobos Editores + Universidad Autónoma de Zacatecas. México, 2019.
Versiones del vacío, Javier Acosta. Ilustrado por Victoria Ruiz. Bonobos Editores. México, 2019.

De Mi vida como pájaro

Que te sea concedida la gracia de pensar otras cosas.
Deja que todo siga su camino. No le ruegues a un dios
que te otorgue un dolor para poder cantar.


Peaje y travesía nocturna

Todas estas pastillas
que me dejan
dormir que me impiden
soñar que me impiden
morir
como se debe.


Salmo para un dios que funge de adversario

Inventó el despertar, también la hiriente luz del día,
inventó la distancia entre los sueños y la realidad,
entre las alas y el desplome,
la insalvable distancia entre la cama y las pastillas.
Él puso en mi camino
obstáculos
que no pude salvar.
Grande es mi Señor.

De Versiones del vacío

La verdura roída es un símbolo del vacío—pero no es el vacío.
La palabra vacío es una huella del vacío—pero no es el vacío.
La huella del ratón es un recordatorio del ratón—pero no del vacío.
La palabra vacío es una avería del vacío—pero no es el vacío.
La imposibilidad de atrapar el ratón no es el ratón—
La imposibilidad de pensar el vacío no es el vacío—

~

Tan quieto estoy
que soy lo único
que anda a la deriva y
así, cada día
me adentro
en el desconocimiento
de todas las cosas—pude leer
en su libreta.

~

Vine a este papel, nada más
a escribir.
que el pensamiento es accesorio de la voz, y
que la voz un accesorio es de todas las palabras, y
que la palabra es accesoria del resuello, y
que el resuello es un accesorio de las almas
Que el alma es un accesorio del cuerpo
y el cuerpo de la vida y
la vida del movimiento, que
el movimiento es un accesorio del torbellino
que lo es del vértigo, que lo es del vacío
que el vacío es nada
más un accesorio de los pensamientos
Que la escritura es uno más
entre los desperfectos
del vacío

~

Vine a esta papel, nada más a escribir.