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¡Canta, herida! · Gabriel Rodríguez Liceaga

Autor de una prosa fresca y concisa, Gabriel Rodríguez Liceaga (Ciudad de México, 1980) rastrea las problemáticas del México actual en sus historias. Su libro de cuentos más reciente, ¡Canta herida!, recibió el Premio Nacional Agustín Yáñez 2015. Sin duda, una lectura necesaria.
RUTINA
Soy bastante perezoso. El apagón analógico me abrió las puertas de la televisión pública. Le he agarrado un gusto malsano al programa de Omar Fierro donde cocina. El tipo es un adorable cascarrabias. Pierdo el tiempo viendo la mayor cantidad de juegos de futbol posible, si quedan ceros me pongo a escribir para mantener una suerte de equilibrio, una especie de justica que ni yo tengo tan clara. Leo al despertarme, leo de ocho a diez de la noche rigurosamente. Estoy tratando de no conectarme tanto a redes sociales. Yo pensaba que el alcohol me ayudaba a deshacer nudos narrativos, ajá, de manera epifánica. Pero mi doctor ya me dijo que esa es una pendejada y que me estoy destrozando los nervios a sorbos. Llevo varias semanas sin beber entre semana y eso me ha hecho recuperar las mañanas. Ando revisando una novela a pasos apresurados. Ya casi la termino. Soy muy riguroso en la escritura de mi columna semanal en maspormas, mis martes por la noche están enfocados a ello apenas terminan de cacarear Los Protagonistas.
¡CANTA, HERIDA!
El libro se compone de doce cuentos que fueron merecedores en su conjunto del Premio Nacional de Cuento Agustìn Yáñez 2015, bellamente editados por Paraíso Perdido, editorial independiente orgullosamente jalisciense. En cada uno, si bien soy necio al respecto de mis temas, intento estructuras cuentísticas distintas entre sí y, creo, diferentes a mis trabajos previos. A final de cuentas escribir cuentos es formular una teoría cuentística que te toma toda la vida. Por eso el Cuento, es el más generoso de los géneros. El más estricto, también. En el título de este tomo se esconde a la vez una clave: en estas historias narro tópicos que me son muy relevantes y dolorosos, son heridas frescas: vertí mis preocupaciones humanas vigentes en este puñado de tramas.
UNA BOLSA DE BASURA INDESTRUCTIBLE
De la nada venimos y a la nada vamos, la vida es una pasión inútil. Oye, pero eso no está necesariamente mal, es incluso liberador. Aspirar a la posteridad es uno de los principales problemas de los autores poco serios. Es de muy mal gusto seguir vivo. Lo he dicho antes, uno no muere pensando "bueno, pero me gané los Juegos Florales de Ocotlán e hicieron una película con mi cuentito", uno –idealmente– muere pensando: "vaya, le dediqué mi vida entera a la palabra escrita. Estuvo suave pero debí comer más helados…" Realmente escribir un libro es dejarle una maldición a la humanidad. Uno desaparece de pronto pero los cuentos permanecerán empolvándose en el mundo de los vivos. Dejas una bolsa de la basura indestructible, dicen que el unicel jamás se descompone, ¿no? Escribimos castillos de unicel para las cucarachas del fin del mundo.
COMPAÑÍA
Escribir me ha ayudado a sopesar mis limitaciones humanas, espirituales, literarias e incluso, quién iba a pensarlo, escriturales. La compañía de mi clan de autores (presentes en cada una de mis sonrisas, turba hacinada en un rincón de mi corazón) sirve para darme cuenta de que la competencia no es justa. Jamás escribiré algo tan monumental como Por quién doblan las campanas o Mientras Agonizo o Noticias del imperio. Vaya, ni siquiera existe competencia alguna.
FIGURA PATERNA
Me gusta creer que mi figura paterna es a quien leo. Mi padre, a quien leo. Este ha sido un gran año. Me he estimulado con autores que ensancharon los límites de los que hablaba hace rato. Tuve la oportunidad de leer cuentos de Flannery O´Connor y de Dorothy Parker. Pude dedicarle un mes de mi vida a ese monólogo de 600 páginas que es Gran Sertón: Veredas de Joao Guimaraes Rosa. Obra maestra indestructible, se me enchina la piel nada más de evocarla. Por fin leí Crimen y Castigo y Falconer. También leí recientemente cuatro libros seguidos del planeta llamado William Faulkner. Los invictos es emocionantísima, dura, gloriosa. Leí los grandiosos cuentos de Parra, de Ortuño. Las bellas crónicas escritas por de Mauleón.
ELEMENTOS DEL CUENTO
Lo más importante es entender que todos tenemos un inicial tema del qué hablar y es sobre nosotros mismos. Hay que escribir sobre lo que es real, sobre lo que nos duele. Escribir sobre lo que nos duele de manera que la herida sea tan profunda que acabe por dolerle a todos. Yo les diría a los entusiastas de la creación literaria que empezaran a escribir precisamente con el pie izquierdo, desde la humildad y la disciplina. Eso sí, que jamás empiecen a teclear si no saben en qué acabará el relato. Es muy evidente cuando el autor no tiene tan claro qué chingados le pasará a sus personajes. La regla de oro, mi regla de oro, es siempre leer el triple de lo que se escribe. Yo les llevaría fotocopias del decálogo del escritor impronunciable Stephen Vizinczey, que se consigue fácilmente en internet. Fotocopias de La Señal de Inés Arredondo. Y fotocopias de Urgencia de Poesía del maestro Vicente Quirarte.
ESTILO Y CINEMÁTICA
Desconfío del estilo. Si dibujas 40 bananas es muy probable que la banana 39 sea la mejor y que ya tengas un estilo definido para dibujarlas. Escribir es una búsqueda, creo que a los 13 años era mejor narrador de lo que soy ahora. Acerca de lo cinemático: somos parte de una generación de autores que escriben a sabiendas de que sus tramas pueden ser traducidas en algo audiovisual. Uno escribe un personaje quizá demasiado consciente de que lo podría llegar a interpretar Gael. Esto tiene sus pros y sus contras. Hay que escribir literatura que sea imposible de traducir en cine. Aunque, al mismo tiempo, uno de mis tres deseos al demonio sería que P. T. Anderson hiciera un film basado en algo de mi autoría.
AQUA NET
Nos heredaron un lenguaje perfectamente acuñado y evolutivo. El lenguaje es nuestra herramienta de trabajo. Nuestra escoba, tarjeta amarilla y cincel. El otro día leí en el cuento de una chava que mencionaba al gel Aqua Net. Hacía años que no leía esas dos palabras juntas. Fue maravilloso. Somos guardianes de este tramo histórico del idioma español, es nuestra responsabilidad mantenerlo vivo. Equis, somos YOLOS. Cada palabra es una piedra. Todas las piedras tienen ángulos bellos, decía Flaubert. Hay que encontrarle a cada palabra la cara desde la cual nos sentimos más cómodos empleándola. Cómodos, felices, etc…
AUTOPROMOCIÓN
Hay libros y hay literatura. Yo quería que Hipsterboy se llamara No crearé hombres con el barro, pero al parecer a los chavos ese nombre les sería poco atractivo. Siento que las personas que siguen en redes sociales a escritores deben de estar hartas de la forma como nos autopromocionamos. Somos como las tías que en plena reunión familiar sacan su catálogo de colchas o llenan la mesa con tuppers. Lamentablemente no hay de otra. En muchos casos el autor tiene que ser su propio publicista, agente, distribuidor y fan. Es terrible. En este país tener el más mínimo talento es sinónimo de frustración.
LECTURA Y SILENCIO
La gente quiere leer. No hay duda de eso. No hay un vagón de transporte público sin un lector, todo el tiempo. No hay una cama de novia que no sea además una biblioteca. El gobierno dice que hay que leer veinte minutos al día. Eso sólo deja clara una cosa: ellos no leen ni cuatro minutos al día. Lo que sí creo es que es urgente legislar el ruido en cafés y restoranes. Es muy difícil leer a Chéjov mientras Rihanna gime con ritmo o con los villancicos de Starbucks reiterándose hasta el hartazgo. Incluso en el metro: yo antes leía entre estaciones sin inconvenientes pero, de un tiempo para acá, me es imposible con tanto popurrí musical a la venta. Quizá ya estoy chocheando pero creo que urgen reglas claras de silencio y respeto para apoyar a ese sujeto rarísimo que trae la nariz metida en un tomo.
ÚLTIMO CONSEJO
Yo le diría a un escritor que apenas está empezando que renuncie a su empleo o truene a su novia todo el tiempo que le tome leer Los miserables de Hugo, tres o cuatro libros de Cheever y Moby Dick o La ballena blanca. Que no tenga prisa por escribir. Que formule una ética propia. Que defienda en todas las mesas del mundo a tres directores de cine preferentemente difuntos.


Posted on September 18th, 2016
Mórbido terror · Sergio Aguilar

Para apreciar el cine no se necesita nada más que asumirse como un sujeto que disfruta ver cine. No conozco a alguien que diga que no le gusta el cine ni ver películas, a menos que no sea humano. Asimismo, cualquiera puede ser un crítico de cine, recordando que la crítica de cine es una opinión legitimada. En ese sentido, nuestros amigos y padres son tan críticos como cualquiera que aparece publicado en periódicos, pues en ambos casos solo es una opinión personal la que se emite sobre una cinta. La enorme diferencia es que X persona sí aparece publicada en un medio y nuestros amigos no, lo que le da a la persona X un aura de sujeto-de-supuesto-saber. Pero creer que es un sujeto-de-saber sería un error, como creer que las noticias no son un extracto mediado de la realidad objetiva sino LA realidad objetiva. Nos gusta pensar que si alguien aparece en una publicación como crítico de cine, es porque se trata de una persona preparada, especializada en el medio y que expone una opinión aparte de las decisiones personales o contratos comerciales que tenga el medio. Una total utopía aquí.
Por último, un análisis de cine es una actividad mucho más profunda e intelectual, pues consiste en sacar conclusiones de una película tras un proceso metodológico y teórico riguroso. Es someter la cinta a una revisión para exponer el mensaje oculto. Esto no es sinónimo de ver una confesión del alunizaje falso del Apollo 11 por el suéter que un personaje usa (como un grupo de discípulos repiten obsesivamente sobre El resplandor, de Kubrick). Incluso las películas más "tontas" (entre comillas, pues pueden ser todo menos tontas) como Blancanieves y los siete enanitos pueden ocultar un mensaje tan complejo, encriptado y laberíntico como Terciopelo azul (una de las más importantes obras de David Lynch).
MÓRBIDO MÉRIDA: INICIOS
A principios de 2010 conocí a Pablo Guisa Koestinger, el director de Mórbido. El festival llevaba dos ediciones en Tlalpujahua, Michoacán, y preparaba su tercera edición, en paralelo con su primera presentación en Oaxaca. Al preguntarle si había planes de traerlo a Mérida, ya que no había ningún evento de ese tipo, me ofreció reunirnos a platicarlo. Al terminar la charla de trabajo, yo era el productor del evento. Unos meses después se sumó mi socio, Kevin Manrique Cámara, y ahora estábamos a cargo de hacer el que en ese tiempo fue el único festival de cine de la ciudad.
Tenía hambre de ver un proyecto de cine verdaderamente alternativo. En ese entonces La68, el proyecto que estuvo a cargo de Paula Haro y Lorenzo Hagerman y que desafortunadamente terminó en 2015, llevaba apenas dos años. Quería sumarme a ese esfuerzo por traer una oferta distinta de películas a la ciudad. También había mucha incertidumbre: ¿realmente había interés de la gente que vive en Mérida por ver películas de terror?
PÚBLICO-META
DIRECTORES
Muchos directores, productores, gente de efectos especiales, actores, investigadores y demás gente de cine ha venido al festival. Particularmente, recuerdo en estos momentos la visita de David Michán, Adrián García Bogliano y Lex Ortega.
David Michán es un joven director de México, y vino en 2012 para presentar su primer largometraje, Reacciones Adversas. El público quedó maravillado con su película, un thriller con aires de Taxi Driver. Hubo química con él en la ciudad, así que al año siguiente, en verano de 2013, en conjunto con Kino UADY lo trajimos a la ciudad a dar un curso de dirección de cine.
Adrián García Bogliano es un prolífico cineasta argentino que radica en México. Lo curioso con Adrián y el festival es que hemos incluido una película suya desde nuestra primera edición (y ni así hemos tenido todo lo que ha producido los últimos 6 años). Es una leyenda entre nuestro público.
Lex Ortega es un cineasta polémico porque trabaja temas de gore extremo. Su primer largometraje, Atroz, lleva como tagline ser la película mexicana más violenta de la historia. Muy probablemente lo es, y causó una oleada de aplausos cuando se presentó en la ciudad en la edición 2015. Cuando traemos a los directores, tenemos una tasa de 20%: es el porcentaje de gente que se queda al finalizar la película para platicar con el cineasta. En Atroz fue al revés: el 80% de la sala se quedó a platicar con él. Hubo comentarios muy negativos y muy positivos, aplausos a cada momento; en redes sociales fue muy evidente el impacto de la película. Es una de las cintas que durante más tiempo van a recordar los asistentes a Mórbido.
Creo que estos tres directores representan la variedad de géneros de terror que traemos (desde thrillers policíacos hasta gore extremo), la juventud que está salvando al terror (un chiste local que tenemos pero que es muy real: hay que salvar al terror), y las ideas nuevas y frescas que hacen películas geniales, con verdaderas aspiraciones creativas y buen recibimiento del público.
CINE ALTERNATIVO
Creo que a partir de la apertura de La 68 en 2008 (como un proyecto a gran escala de positivo impacto en la difusión de cine alternativo), Mérida comenzó a vivir un nuevo florecimiento del panorama cinematográfico. Me gusta pensar que somos parte de ese movimiento, teniendo nuestra primera edición dos años después (2010), junto con propuestas interesantes como Asterisco Cinematográfico (cineclub) y el programa de difusión cinematográfica Kino UADY (de la Universidad Autónoma de Yucatán). Muchos creerían que este panorama y sus actividades se han estancado los últimos dos años. No estoy de acuerdo. Creo que es valioso para la ciudad lo que han conseguido todos esos proyectos. Hay diversificación de oferta y productos (como series web, otros festivales de cine), y el público también se ha profesionalizado.
No obstante, hay proyectos a los que les ha costado adaptarse y evolucionar. No los culpo, a nosotros nos pasa todo el tiempo, nadie nos enseña a tener algo de esta magnitud y responsabilidad. Pero constantemente buscamos la mejora, trabajar como profesionales, exigirnos más para poder exigir más a los otros agentes y a las autoridades, y desgraciadamente, no puedo decir que todos los demás gestores culturales (de cine u otras disciplinas) tengan esa misma actitud. No sé si se necesita más infraestructura en la ciudad, pues no parece haber un incremento real y sustancioso en la profesionalización de gestores culturales, mucho menos entre los que trabajan en la administración pública. Sin embargo, es alarmante la falta de espacios alternativos de exhibición. En Mérida solo hay salas de cine profesionales en el duopolio nacional (Cinépolis y Cinemex) y las salas del Siglo XXI que son del gobierno estatal.
PROBLEMÁTICAS
No existe una presencia de crítica de cine en Mérida per se. Los periódicos de la ciudad, y algunas revistas, tienen escritos sobre películas de estreno (es decir, crítica de periódicos tal cual), pero estos textos presentan graves deficiencias: 1) no son escritos por profesionales, sino por aficionados a las películas; 2) no son críticas por cuanto son puros elogios a películas en cartelera o de anunciantes con quienes hay contratos comerciales, y 3) no tienen el espacio correspondiente como columna en el periódico (digital o impreso), por lo que si de pronto hay que recortar el texto u omitirlo para dar espacio a la homilía católica o al discurso vacío del gobernador, por supuesto que se recorta. Además, quienes escriben crítica de cine suelen caer en ese círculo vicioso: como el periódico no lo paga, no lo considera un trabajo profesional. Como hay quien acepta hacerlo sin cobrar (por un supuesto prestigio de aparecer publicado que ningún periódico en Yucatán merece), el periódico cree que puede seguir haciéndolo así, y que la persona dedicada a hacer crítica de cine a cambio de un beneficio económico es engreída o no conoce la situación económica del medio. Así que la culpa de que no haya crítica de cine es tanto de las industrias periodísticas como de quienes escriben reseñas o críticas de películas. Esto tiene un impacto negativo, por supuesto, en el público, quien no posee las herramientas de apreciación que un crítico debe de ofrecer. En países con una crítica de cine desarrollada, o mínimamente profesional, los críticos son gente sumamente respetada, escriben columnas y forman parte de la planta de colaboradores del diario. Es decir, a siglos y años luz de distancia de Mérida. Por ello, la opción es irse a lo digital, a los espacios propios de cada crítico, o la agrupación en un mismo espacio de distintos críticos.
AUTORES BÁSICOS
Tres libros básicos que considero para entrarle a la teoría, análisis e historia de cine son (y en ese orden creo que sería idóneo leerlos):
Arte cinematográfico, de David Bordwell y Kristin Thompson, un libro que parece texto escolar. Comienza con un apartado sobre el modo de producir películas, luego va desmembrando las partes del lenguaje cinematográfico una a una; está plagado de ejemplos, glosarios, cuestionarios, análisis de secuencias. Al final, tiene un breve apartado de historia del cine. Es un libro que debería de llevarse desde la educación básica, pues formaría a individuos más conscientes y críticos con el cine que ven.
Principios de análisis cinematográfico, de Francis Vanoyé y Anne Goliot-Lété. Explica rasgos básicos de analizar cine, las tareas que hay que emprender antes de analizar películas, los tipos de análisis que existen, etc. Tiene un par de ejercicios de análisis también, para que el lector vaya conociendo el proceso. Es un libro corto, ameno, sencillo de comprender y muy útil.
Understanding Film Theory, de Christine Etherington y Ruth Doughty. Es un repaso por algunas de las principales teorías cinematográficas, hace mención de textos canónicos, tiene casos de estudio y es muy ameno, directo y fácil de comprender. Aún no existe traducción al español, pero se lo recomiendo a quien le interese comenzar en el tema de estudios de cine de modo profesional.
TOP TEN
De todas las cuestiones, ésta es la más difícil. A excepción de la primera que mencionaré, todas las demás están sin lugar particular dentro del grupo, todas son cintas de terror que disfruto. Son importantísimas para entender el género, apreciar mejor el terror y pasar una noche genial muriendo de miedo:
1) El Resplandor, de Stanley Kubrick, mi película favorita. No hay ocasión en que la vea sin encontrarle algo nuevo, es simplemente perfecta.
2) La cabaña del terror, de Drew Godard.
3) El proyecto de la Bruja de Blair, de Eduardo Sánchez y Daniel Myrick.
4) Los Pájaros, de Alfred Hitchcock.
5) Vértigo, de Alfred Hitchcock.
6) Psicosis, de Alfred Hitchcock.
7) It follows, de David Robert Mitchell.
8) Nosferatu, de Friedrich W. Murnau.
9) El gabinete del Dr. Caligari, de Robert Wiene.
10) Al interior, de Julien Maury y Alexandre Bustillo.
SALVAR AL CINE DE TERROR
Es importante salvar al cine. El cine es la mejor prueba de nuestros miedos, fantasías, deseos, de nosotros mismos. Con el cine nos revelamos ante los demás. De ahí su carácter seductor: nos sentimos atraídos a él pues nos sentimos atraídos al lado oscuro del otro y de nosotros mismos. Por ello también su carácter subversivo: al exponer la falsedad del mundo "real", desenmascara la autoridad. Pongo entre comillas "real", porque el mundo en el que vivimos no es menos falso que el de las películas. El cine es creado por el mundo en el que vivimos, pero también el mundo en el que vivimos es creado por el cine. El cine es una bonita presentación de la realidad, pero a veces la realidad es una copia barata de la grandeza del cine. Las películas tienen un poder de seducción con lo que pocas cosas pueden competir, y es por ello que necesitamos protegerlo, fomentarlo, profesionalizarlo. Las políticas culturales deben de voltear hacia él, los gestores culturales necesitan nuevos modos para expresarse gracias al cine.
El cine de terror habla en la superficie de un mal, pero el buen cine de terror habla también del origen del mal y cómo acabar con él. El cine erótico habla de problemas con nuestra sexualidad, pero el buen cine erótico habla también de porqué tenemos una sexualidad frustrada y cómo ayudar a los demás a convivir dignamente. El cine bélico habla del honor de la guerra, pero el buen cine bélico también habla de lo ridículo de un conflicto armado, de cualquier conflicto armado. En resumen, el buen cine ofrece alternativas para cambiar el mundo, como producto cultural del inconsciente colectivo, de la subjetividad autoral. Y es por eso que hay que defender al cine (a través de las políticas culturales) y comprenderlo mejor (a través de los estudios académicos). Solo así se puede salvar al cine.
TENDENCIAS, DIAGNÓSTICO
Creo que el virus del nuevo cine mexicano (el que protagonizó Amores Perros, Y tu mamá también, etc.) ya pasó, al menos hace 5 años que se terminó. El momento estelar que el documental mexicano tuvo durante la década pasada está comenzando a apagarse; el cine de terror mexicano se vuelve cada vez más interesante, y la televisión mexicana está muriendo y dejando un hueco con gran potencial económico que nadie ha querido cubrir. En la actualidad, es cada vez más transparente la línea entre géneros (terror y erótico, comedia y ciencia ficción, drama y cine político), incluso entre ficción y no ficción. Es en estas fracturas de lo que damos por sentado del lenguaje cinematográfico donde podemos y debemos ver nuevas maneras de acercarse a los (nuevos) públicos.






Posted on June 22nd, 2016
Metrópoli · Camilo Pérez Aguad

Metrópoli no es un pájaro, no es un avión, no es Superman. Pero Metrópoli sí es un domingo 7, una tontería, un comentario inapropiado: se trata de un conjunto de obras que desea dislocar el orden predeterminado del tiempo y espacio. En pocas palabras, Metrópoli son solo unos dibujos.
Comencé en las artes visuales al obtener una pequeña beca para asistir al estudio del artista Miguel Melcóm, quien me introdujo al AUTOMATISMO. Esos tres meses dieron como resultado una serie completa de trabajos que, poco después, conformaron mi primera exposición individual, Bestiario. Todo ocurrió en Argentina, en los años 90’s, y fue mi primer logro personal en las artes visuales.
EL CÓMIC Y EL POP son de los medios más eficientes de comunicación. Su idea principal es llevar a un nivel creativo lo cotidiano. Se trata de experiencias hechas de y para la calle. La calle es de todos—y no hay muchísimos espacios con esta cualidad.
En cuanto a mis referencias, el cómic BLACKHOLE de Charles Burns es un buen ejemplo. La obra gira alrededor del antes y después de la primera experiencia sexual y los aterradores alcances de una decisión personal. Coito Ergo Sum. La historieta resulta una mención importante de las actuales relaciones sentimentales y sus conflictos emocionales.
Mi obra reciente es un retorno a las cuestiones básicas. Un intento de emancipar y dislocar el orden predeterminado del tiempo y el espacio. METRÓPOLI es una solución imaginaria a estos reveses. La muestra en exhibición consta de una serie de 10 impresiones digitales y se exhibe en el Centro de Cultura Romita (Plaza Real Romita #28, Col. Roma Norte, Del. Cuahutémoc, Ciudad de México) del 15 al 29 de abril del 2016. Se podrá visitar de lunes a domingo de 9 AM a 9 PM.
Mis IDEAS CREATIVAS germinan en el proceso de tomar conciencia de mi persona. En este desarrollo son fundamentales mis relaciones familiares, los amigos, el intercambio laboral, etc.
Históricamente, LA CULTURA HA ESTADO POSPUESTA POR EL PODER, con sus crisis de mayor o menor intensidad. Es una situación que perdura hasta la actualidad. Aun así, el arte y la política tienen un lugar común, son imágenes o ideas que sustituyen la realidad. Los surrealistas supieron entender y aprovechar esta condición. Con el paso del tiempo, involuntariamente el sistema ha integrado y asimilado a su favor la misma circunstancia. ¿Acaso no es "Gaviota" la esposa del presidente mexicano?
El MURALISMO fue una comunión inteligente entre el estado y la cultura, o al menos afortunada. De esa unión se ha perpetuado entre los mexicanos la conjetura de lo importante y provechoso de la creación artística. Sin embargo, lejos de mis intereses personales está el introducirme a la política, unirme a la religión o integrarme al mainstream. Todos somos excepciones.
Durante los años 80’s eran ilícitos los CONCIERTOS DE MÚSICA bajo el criterio de una ley ridícula que prohibió durante años las conglomeraciones y concentración de personas en un solo lugar, aunque fuera en un concierto. En los 90’s, el reunirse y aparecer colectivamente en las tocadas de rock fue trascendental para después manifestarse en la calle por consignas políticas.
Las CONTRADICCIONES dentro del sistema siguen existiendo y hay que aprender a aprovecharlas. La propaganda oficial para promover la lectura, las aparatosas cirugías de senos y glúteos tan de moda, el estilo de vida sana impuesto de manera hegemónica—entre otras elocuentes imágenes—son muestras tangibles del deterioro de la cultura a manos del sistema.
Viendo en retrospectiva, me doy cuenta que todavía pasarán muchos años más para que mi trabajo encuentre y promueva sus propias MEMORIAS. Según mis propios cálculos, espero dejar de estar angustiado a este respecto en aproximadamente unos 10 años.




Todas las imágenes: Cortesía Camilo Pérez Aguad
Gráfica Digital // Serie de 10 imágenes impresa a pedido –CtPrint– en papel // 61 cm x 81 cm // México, 2016
Posted on April 20th, 2016