Megaloceros · Gerardo Lima




Los dos volúmenes de Megaloceros, Libros del ciervo (Paraíso Perdido, 2021) sitúan sus coordenadas en Amarillo, una región ficticia que conecta directamente con Robert W. Chambers. A través de seis relatos de horror cósmico, Gerardo Lima empalma tradiciones literarias como la inglesa y la estadounidense en México, con sus particularidades geográficas, lingüísticas y folclóricas. El concepto de ciervo, detonador de presagios ominosos y experiencias atroces, nos asoma al vacío de forma incisiva.

< mito >
Siempre me ha interesado crear mitos, porque es algo que he hecho desde niño. Y es una de mis mayores fascinaciones. Lo que aprendí con Lovecraft fue la creación de mitologías propias, de realidades dentro de la ficción. Y eso es lo que busqué en Megaloceros, que existiera un mundo muy amplio dentro de los mismos cuentos, que se sintiera cómo se rompen esos límites entre realidad y ficción.

< autores >
Chambers, Barron, Cioran, Ligotti, Lovecraft y King son importantes para mí, y lo fueron mientras escribía este libro. Creo que siempre se me olvida mencionar a una autora que se ha convertido en un referente, al nivel de ser ya una rockstar. Pero cuando escribía este libro, Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez era un libro que recién había llegado a Anagrama y estaba llamando la atención a un nivel cada vez mayor. Pero ella junto a los autores que mencionas se convirtieron en las bases de lo que yo quería comunicar con mi obra. Algo mexicano, pero con las influencias del terror anglosajón, del pesimismo paneuropeo, que me han movido desde que descubrí que la literatura era algo para mí.

Hay autores que me han marcado desde muy joven, algunos ni siquiera forman parte del subgénero de terror. Clásicos como Dostoievski o Tolstoi, pero también Byron, Goethe, Baudelaire o Proust son autores fetiches para mí. La literatura norteamericana siempre ha sido importante para mí. Buscaba la "gran novela norteamericana", y en ello leí cosas como Mobydick o Huckleberry Finn, pero también están autores como Carver, Cheever, Joseph Heller, Hemingway o Pynchon. También soy fanático de la literatura fantástica, de los italianos como Buzzati o Calvino, los románticos alemanes, los decadentes franceses y los grandes narradores hispanoamericanos. Y ya, por último, los estudiosos de la religión y los mitos del mundo como Robert Graves, Mircea Eliade, Marija Gimbutas, Gershom Scholem, Georges Dumézil, López Austin o Mercedes de la Garza.

< identidad >
Megaloceros es un libro muy afortunado. No lo digo porque sea una maravilla o algo parecido, sino que para mí funcionó a la perfección. Tardó en caer la idea y la estructura, pero cuando me di cuenta de que todo circundaba en torno al ciervo y a la ciudad de Amarillo, todo se conjugó en mi cabeza hasta formar esta "salsa macabra". No quería llamar a alguien Jeffrey Ford, sino Julián Cabrera, pero reconociendo mis influencias del horror y la literatura anglosajona. Eso incluye también mi gusto por la historia romana y por el paganismo en Europa, que quise conjugar dentro de un territorio mexicano ficticio, pero reconocible.

< ciervo >
Busqué de algo que no fuera esencialmente una amenaza. Lo que dice Noël Carroll sobre el monstruo, que debe ser amenazador de por sí, quise convertirlo en algo distinto. Además, mi gusto por lo horroroso no depende sólo de lo grotesco o lo feo, sino también de lo sublime. Y el ciervo es un animal que, para mí, conjuga las dos cosas. Para entender el símbolo me fui a mitologías mongolas, japonesas, chinas, celtas, mazatlecas, ndé o mexicas.

En alguna ocasión quise explorar otra visión sobre el ciervo, pero no he podido hacerlo, lo que me indica que el tema se ha cerrado. Lo único que todavía sigue como una referencia es La Antigua y lo que hay ahí dentro. En este sentido, para mí el relato La Antigua (Megaloceros giganteus) es el summum del libro.

< inflexión >
Para este libro, el punto de inflexión fue el FONCA y su programa de Jóvenes Creadores, pues estar ahí me cambió la vida. Estar con compañeros talentosos, con grandes tutores y estar viendo cómo funciona todo dentro de un ámbito al cual es muy difícil llegar, me dio el espaldarazo que necesitaba. Lo mismo pasó con el premio que gané un poco después, que además me ayudó a superar una de las enfermedades más discapacitantes que he sufrido en mi vida. Y lo que ha pasado después de este libro también ha sido más que complicado, pero eso ya pertenece a otro momento.

< coronavirus >
Lo que sí podría decir es que la pandemia afectó bastante a las editoriales, y esto se ha visto con las independientes, y claro, con el alcance que tenían o podrían tener algunos autores.

Durante la pandemia se llevaron a cabo muchísimas presentaciones en línea, pero es algo que se desgastó, y por suerte volvemos a lo físico, las ferias, las librerías, etc. La promoción literaria ha tenido un mayor auge, quizá, con las redes, y lo mismo el encuentro entre escritores y lectores de distintas partes del mundo. Como autor, la verdad es que me ha ido bastante bien. Me he sentido muy apoyado tanto por instituciones culturales oficiales como independientes. No he llegado al reconocimiento que busco ni tampoco soy tan leído como me gustaría, pero considero que he tenido bastante suerte para cruzar algunas de las trampas y de los obstáculos que hay en este medio cultural, a veces tan complicado y poco amable con los artistas.

< weird >
No, yo me considero un escritor/autor y ya. Sí, sé que escribo terror y que es un género que me gusta, pero no es lo único que me interesa ni leer ni escribir. En tanto lo weird, entiendo que hay autoras o autores inclasificables que quedan muy bien aquí, como Karin Tidbeck, Iliana Vargas o Édgar Omar Avilés, además de los ingleses que dieron paso al término, que más bien se refiere al new weird, como Miéville o los Vandermeer. Porque weird era Lovecraft.

Cada uno puede ponerse la etiqueta que guste. Yo lo he hecho. Pero eso es algo que depende de los demás. Si alguien después dice que en Latinoamérica se hace Realismo Especulativo Sureño, estará bien.

< proyectos >
Siempre ando trabajando, aunque no termine en buen puerto necesariamente. Estoy con una novela que ha estado muchos años en mi cabeza. Y estoy con ella, esperando que en esta ocasión pueda terminarla. Además, estoy revisando un libro para su publicación este año, que es casi-casi una sorpresa. Es de cuentos, y tiene relación con santos populares y con la violencia de este país. Próximamente se publicarán otros dos libros de cuentos, y es un género que me sigue interesando. Pero trato de que mi trabajo en estos años futuros se relacione más con la novela, pues me interesa explorar ese largo aliento en una búsqueda personal tanto de la prosa como de la estructura de alguna historia que me parezca interesante.

Aún hay muchos proyectos para rato.

Y, finalmente, muchas gracias por la paciencia, por el interés, y por todo esto. Espero haya podido responder con claridad algunas de las preguntas. Nuevamente, mil gracias.



entrevista + edición: chris núñez
foto de portada e interiores: roberto murillo